Comprender los patrones emocionales que muchas personas repiten en relaciones tóxicas es clave para desentrañar la dinámica que las mantiene atrapadas. Estos comportamientos automáticos suelen pasar desapercibidos hasta que generan desgaste emocional profundo. Reconocerlos permite tomar distancia, reflexionar y cambiar la narrativa personal, transformando lo que antes era un ciclo de dolor en una oportunidad de crecimiento y autocuidado.
La psicóloga española Silvia Llop se ha convertido en una de las voces más reconocidas en el ámbito de las relaciones sentimentales, el amor propio y la salud emocional. En una de sus intervenciones más recientes en el podcast de 'Tengo un Plan' ha explicado que los patrones que muchas personas repiten sin darse cuenta tienen su origen en experiencias de la infancia. De este modo descarta que no es una simple atracción hacia el sufrimiento emocional, como cree mucha gente.
Relación tóxica
“Muchas familias no lo hacen y es muy triste pero yo hace tiempo que lo veo en consulta”
Los comportamientos dañinos no aparecen de manera espontánea. La experta defiende que las personas que han crecido en entornos donde el cariño y el rechazo se mezclaban acaban reproduciendo esa inestabilidad en su vida adulta: “Normalmente eso viene del pasado, o sea, esto viene de que has tenido este tipo de relaciones, o las has visto en casa o has tenido relaciones ambivalentes en tu hogar”, empieza diciendo.
Hogar. ¿ Por qué tantas personas repiten relaciones dañinas sin darse cuenta? La psicóloga Silvia Llop desvela cómo la infancia marca nuestra tolerancia al maltrato emocionalSilvia nos recuerda que lo que consideramos hogar debería representar un lugar donde los padres nos cuidan y protegen: “Muchas familias no lo hacen y es muy triste pero yo hace tiempo que lo veo en consulta”, afirma.
Las humillaciones, vejaciones o las reacciones agresivas son un verdadero indicador de una bandera roja.
Autoestima. ¿Te has preguntado alguna vez por qué toleras ciertos comportamientos? Uno de los pilares que fundamentan cualquier relación es la autoestima. Cuando las dinámicas son malas se genera una adicción emocional difícil de romper: “Cuando tenemos la autoestima muy baja, es fácil que a la mínima que alguien te da algo, tú te enganchas. Y si luego la persona te lo quita, si tu autoestima depende de esa persona, genera mucho enganche esta ambivalencia”, cuenta.
Reacción. Los que crecieron en entornos saludables reaccionan de manera muy tajante y explosiva ante cualquier comportamiento irrespetuoso: “Para personas que quizás hemos crecido en un entorno más sano, a mí me insulta alguien y aquí te quedas, porque tú a mí no me vas a ver nunca más. Hay otras personas que ya han aprendido a que se las puede insultar”, afirma. Por ello es importante que aprendamos a poner límites en la edad adulta.
Es importante identificar a las personas tóxicas de nuestra vida
Herramientas. Llop explica que la clave es saber reconocer un escenario emocional ya conocido: “No es tanto la adicción a que te traten mal, sino el sentirte en un lugar en el que ya has estado demasiado tiempo. Cuando tu autoestima está bien, no vas a aceptar a alguien que no te esté tratando bien, porque te chirría. Si tu autoestima está deteriorada te expondrás a estar en manos de quien pase por delante”, termina diciendo.
Estudios. Diversos estudios han analizado por qué las personas permanecen en relaciones tóxicas pese al malestar que generan. Uno de ellos, “The Reasons People Think About Staying and Leaving Their Romantic Relationships”, identificó que muchas veces las mismas razones que impulsan a quedarse —como el amor o la esperanza de mejora— pueden coexistir con los motivos para irse, como la insatisfacción o la falta de alternativas, lo que crea una ambivalencia emocional difícil de resolver. Otro trabajo, “Loving Them Was Red”, mostró que factores emocionales, culturales y de dependencia afectiva llevan a muchas mujeres jóvenes a continuar en vínculos dañinos, aun reconociendo el perjuicio. En conjunto, ambos estudios revelan que las relaciones tóxicas no se sostienen solo por el apego al otro, sino también por la dificultad de romper patrones internos y contextos que perpetúan el vínculo.
Reflexión. Reconocer el propio valor no es solo un ejercicio de amor propio, sino una herramienta de protección: fortalece los límites, guía la elección de compañeros y transforma la vulnerabilidad en capacidad de decisión consciente.

