Gabriela Wiener: “Con la extrema derecha ganando, hoy toca una democracia extrema”

Entrevista

La escritora y periodista peruana publica la novela 'Atusparia', un repaso a las revoluciones del siglo XX y las luchas actuales que pone de relieve el papel no contado de las mujeres

Entrevista a Gabriela Wiener por su nueva novela 'Atusparia' en la editorial Penguin Random House de Madrid.

La escritora Gabriela Wiener, fotografiada en Madrid 

Jesus Hellin / STUDIOMEDIA19

Hace seis años, en la primera Bienal de Pensamiento de Barcelona, la antropóloga argentina Rita Segato reclamaba que “ningún barbudo, ningún patriarcón, ha conseguido hacer la revolución. Lo han intentado reiteradamente y no lo han conseguido. Vamos a intentarlo nosotras”. Segato hablaba en aquella charla con la escritora peruana y periodista Gabriela Wiener (Lima, 1975), que justamente ahora aborda en una poderosa novela titulada Atusparia (Random House) quién ha hecho la revolución y quién puede hacerla hoy, mostrando el papel que han tenido en esos intentos de cambio las mujeres y sin soslayar las eternas luchas intestinas de la izquierda. A partir de las revueltas de su propio país, Perú, desde el pasado, cuando el comunismo parecía posible, hasta un futuro inmediato con la actual presidenta, Dina Boluarte, como dictadora.

Y todo a través de una trama que la autora de Sexografías define, sonríe, como “lésbico-revolucionaria-comunista-feminista”: la historia de Atusparia. Una política de izquierda a la que intentan destrozar por acercarse a la presidencia de su país y que de niña se hace llamar como el líder indigenista Pedro Pablo Atusparia, que en el siglo XIX se alzó contra el Estado peruano. Y como el colegio en el que ella estudia, el Atusparia, una utopía en el Perú de los ochenta financiada por la solidaridad de pescadores soviéticos... como en el colegio que estudió la propia Wiener.

“Nací en los años setenta, mi madre era sindicalista, mi padre estaba metido en todos los asuntos de la izquierda, en el dilema de si iban a la guerrilla o no. Mis padres no fueron, pero todos lo vivimos, con un grupo levantado en armas rebelándose contra un Estado terrorista. Por ahí aparece Atusparia. Hay una parte autoficcional, mi experiencia en este colegio fundado por personas que estudiaron en la URSS y que al volver a la realidad peruana se encuentran con el mariateguismo, ese marxismo que dice que la revolución tiene que ser creación de los pueblos, no calco de la rusa o la china. Y eso fue lo que mamé desde niña en ese colegio y sus lecturas, la gran literatura indigenista, como la de José María Arguedas o Manuel Scorza, gente que sabía de dónde venían esas luchas”. 

“Como decía Scorza, en los Andes hay cinco estaciones, no cuatro: la quinta es la masacre, siempre”

“A mí me ha tocado mirar eso, qué tienen que ver las luchas del presente, las de las defensoras indígenas de hoy, encontrarme con historias como la de Rita Puma y la de Huancho, esa zona que ahora arde de revueltas como un siglo antes, levantamientos campesinos siempre resueltos con masacres. También ese es el origen de Atusparia”. En ese sentido, recuerda, estuvo en Puno en 2023 "un mes después de la masacre que perpetró la actual presidenta del país, Dina Boluarte, en la que mató más de 60 personas. La masacre siempre está ahí, como dice Scorza, en los Andes hay cinco estaciones, no cuatro: la quinta es la masacre, siempre. Y en Puno me aparecieron escenas exactas de Atusparia”.

El libro, cuenta, es una memoria de muchas luchas. "Que aparecieran grupos armados en el Perú era comprensible por la manera en que vivía la gente en una pobreza extrema. Sendero Luminoso se equivocó muchísimo, destrozó a las propias comunidades por su espíritu sectario. Pero quiero que el libro también sea una memoria de otras luchas. Las guerrillas contra los estados dictatoriales de los años setenta y ochenta, las revueltas campesinas de todo el siglo XX, todo este espíritu antiimperialista, latinoamericanista, internacionalista, que siguen presentes en muchas de las luchas hoy”.

“Es importante hablar de las mujeres que también cogieron el fusil, el discurso, la teoría política, o de las que ahora mismo están en la resistencia indígena, como Máxima Acuña”

Y, prosigue, “en esa memoria es importante hablar de las mujeres que también cogieron el fusil, el discurso, la teoría política, o de las mujeres que ahora mismo están en la resistencia indígena, como Máxima Acuña, alertándonos sobre los terricidios, defendiendo una laguna, un bosque, y están siendo perseguidas, asesinadas. Porque constantemente en las novelas los liderazgos son de hombres, y quiero evidenciar que poco se ha contado de las revolucionarias todavía”. 

Y advierte de que “hemos de mirar hacia ese pasado revolucionario de vencidos y ver qué estuvo fallando ahí, a quienes no se escuchó, qué voces fueron acalladas, apagadas, incluso asesinadas por nosotras mismas, por las compañeras. Hay mucho que aprender de este momento tan diverso hoy que inyecta más sangre a los movimientos emancipadores”.

Porque revuelta, dice, hace falta. “Es muy políticamente incorrecto decirlo, pero la vía pacífica no está logrando casi nada. Vivimos en una democracia ultraliberal que permite el genocidio. Y el tema de la migración es gravísimo. ¿Para qué se crea todo el derecho internacional si se viola en las fronteras cada día?”.

Y la situación concreta del Perú es grave. “Todavía las relaciones de poder son coloniales. Gobierna una oligarquía, que viene de muy atrás, muy ignorante. Hoy la democracia colapsa en el Perú. La antipolítica del fujimorismo continúa, hay un Congreso mafioso y están tomadas las instituciones. No hay manera de articular una organización política porque hay represión, acoso y criminalización desde hace años”. 

Y habla del ex presidente Pedro Castillo, elegido por la izquierda y hoy en la cárcel tras una suerte de autogolpe. "Hizo en realidad lo que todos los presidentes últimos, coger la Constitución y medio retorcerla para cambiar un estado de cosas. Pero  Castillo lo hizo con un apoyo popular muy grande y el Congreso, este Congreso que estamos padeciendo, era quien estaba tratando de demoler su mandato porque no aceptaban que habían perdido las elecciones. Yo creo que lo que él sufrió fue un golpe”.

“Dina Boluarte, nacida en los Andes, ha sido cooptada completamente por el poder, una presidencia ilegítima, tiránica, que ha cometido crímenes de lesa humanidad”

Le sucedió su vicepresidenta, Dina Boluarte, “una mujer -recuerda- nacida en los Andes que ha sido cooptada completamente por el poder, una presidencia ilegítima, tiránica, que ha cometido crímenes de lesa humanidad que ojalá sean juzgados y que está ahí de manera autocrática. Nadie la quería, está ahí porque cometió una traición. Y además mintió, prometió que iba a convocar elecciones, que era algo temporal, y se ha perpetuado en el poder”.

Y cree que hoy “hace falta que dejemos el maniqueísmo izquierda-derecha y de verdad trabajemos por los de abajo de manera justa”. Y si hoy la única revolución es la trumpista y la de la extrema derecha –“me da un poco de asco usar la palabra revolución para hablar de Milei, Trump o Bolsonaro, ya habíamos encontrado la palabra perfecta que era fascismo”, apostilla– , cree que el fallo de la izquierda estas décadas ha sido no hacer políticas valientes, “ha habido errores desde la debilidad, desde la cobardía de no ser realmente el gobierno de izquierda que te piden que seas. Por supuesto hoy hace falta una renovación brutal, hace falta convertirte en algo tan sexy como es el capitalismo para la gente, introducir algo más seductor, más divertido, porque todo se vende ahora”. Y concluye que, “con la extrema derecha ganando, es el momento para hacer una democracia extrema”.

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