El fondo de pantalla del ordenador que Jaume Cabré tiene en su estudio es una iglesia románica. Es una de las primeras imágenes de Jaume Cabré: la música de les paraules, cuando sale el título del documental de Antoni Verdaguer. Disponible en Filmin y pronto en TV3, la película de Ikuro Films y 3Cat recorre la vida del autor de las novelas Jo confesso y Les veus del Pamano.
A raíz del estreno de esta semana, se ha conocido que el escritor residente en Matadepera tiene alzheimer. Hace tiempo que no aparece públicamente, por eso ahora es un buen momento para celebrar su memoria vital y literaria, que perdurará como un monumento a la cultura catalana.
A raíz del documental que le dedica Antoni Verdaguer se ha sabido que el escritor tiene alzheimer
Una de las características de su talante es el compromiso, que Cabré extiende a las cosas que él considera importantes, como la defensa de su lengua amenazada. En el documental, descubrimos muchas cosas de su vida, como la pasión por la música, que se refleja en la mayoría de sus obras, a veces de modo explícito y, a veces, implícito.
Lo vemos tocar el violín en una escena luminosa, con su traductora al coreano. En un encuentro con los traductores de su obra, a los que admira y cuida, no quiso perder la oportunidad de interpretar un dúo de violín con
Garam Kwon cuando supo que ella también sabía tocar ese
instrumento.
Jaume Cabré,en una imagen del 2011, cuando publicó 'Jo confesso'
Porque el violín es una constante, como en el caso de Jo confesso. Cuando en el 2011 se publicó esta novela que honra la cultura catalana y europea, el autor resumía las mil páginas con la frase: “Es la historia de un violín”. Y efectivamente es eso: un violín desde que se planta accidentalmente la semilla de un árbol en la edad media, con cuya madera un luthier lo hará, y que recorrerá Europa explicándonos su historia a través de un despliegue extraordinario de situaciones y personajes, que van adelante y atrás con una maestría de metrónomo.
El escritor reescribe un mismo párrafo unas cuantas veces hasta que consigue que sea perfecto “como un cuarteto de cámara de Brahms”, manifiesta. Y una de las cosas que cuenta es que, cuando los saltos temporales le molestan, los elimina y listos. “No tengo que dar explicaciones a nadie”. Es así como transporta al lector de un siglo a otro en una misma frase. De hecho, cuando siendo adolescente empezó a hacer pruebas de escritura, cogía las novelas de Verne o Salgari que le habían gustado y las continuaba: “Si necesitaba a un personaje al que habían matado, lo resucitaba”.
El documental también repasa la vertiente de guionista al lado de Joaquim Maria Puyal, de letrista de ópera ( Llull ) y de profesor de secundaria, profesión con la que se identificaba. Hacia el final de la película, Cabré vuelve a aparecer en su despacho, y ahora la iglesia románica que se vislumbra en el fondo de pantalla es la misma, pero vista desde otro ángulo. Es el monasterio benedictino de Sant Pere del Burgal, donde el hermano Julià, su último superviviente, es enterrado fuera de tierra sagrada con “las semillas de pinos y de abetos y de piñas de arce”, de donde saldrá la madera del violín de Jo confesso. Alfa y omega.