El misterioso cuadro de... ¿Velázquez?

La dama que descansa en un despacho de Barcelona

Carlos del Amor novela el enigma de la pintura en manos de un coleccionista

Carlos del Amor autor de

El periodista Carlos del Amor trata de desvelar quién es la mujer retratada en un lienzo que reposa en un despacho de Barcelona 

Ana Jiménez

Es difícil imaginar que tras la puerta de un despacho de extranjería de Barcelona uno pueda encontrarse una pequeña colección de obras de arte. Su propietario, que prefiere ser nombrado con el seudónimo de Prosper, asegura que uno de los lienzos, el que reposa sobre un rudimentario caballete, es un Velázquez. No solo eso, sino que la mujer retratada es su esposa, Juana Pacheco.

La teoría la lleva sosteniendo desde que lo compró en una subasta en Sotheby’s Londres en 2004, la más importante dedicada al arte español. Ya entonces, el lienzo fue catalogado como obra del ‘círculo de Velázquez’, pese a que esto no concrete nada de su autoría. Seis meses antes, la casa Bonham’s también lo subastó, pero en la descripción figuraba ‘círculo de Sánchez Coello’. Fue el peinado levantado de la misteriosa dama el que llevó a Sotheby’s a atribuir después el retrato al entorno del artista sevillano. El dueño anterior, el barón Londesborough, un noble del siglo XIX, lo tenía inventariado con la etiqueta “ As Velázquez”.

“Certificar la autoría de un cuadro es un proceso complicado y lleno de intereses”, reconoce el periodista

Ese detalle y la mirada “enamoradiza”, a su juicio, de la joven es lo que animó a Prosper y a su amigo Santi, doctor en historia del arte, a contactar al periodista cultural de TVE Carlos del Amor, que en sus libros Emocionarte (2020) y Retratarte (2022) ya evidenció su amor por el arte y, más concretamente, por los retratos.

“No es extraño que me escriban personas anónimas contando alguna historia familiar con una obra. Pero, hará unos dos años y medio, recibí un correo electrónico que me llamó especialmente la atención ya que, debajo del remitente, ponía ‘un retrato inédito de Velázquez’”, explica Del Amor en su visita a Barcelona para enseñar el lienzo a La Vanguardia . Del Amor reconoce el encantamiento que siempre le han provocado noticias de alcance mundial como la del descubrimiento del Caravaggio y su Ecce Homo , expuesto en el Museo del Prado, pero, por su profesión, es consciente de que “es importante ir con la cabeza fría y ser neutral, para no sugestionarte y que te intenten colar un bulo”. 

La dama que descansa en un despacho de Barcelona

La dama que descansa en un despacho de Barcelona

Ana Jiménez

Con todo, pensó que no perdía nada con visitar el despacho de Prosper para ver la obra con sus propios ojos. Cuando lo hizo, se apoderó de él un afán por descubrir quién era esa mujer y si realmente podía estar detrás de aquel óleo la mano del maestro. El resultado de su investigación, entremezclado con la vida ficcionada de Velázquez y de Juana, lo vuelca el periodista en el libro Una dama desconocida (Espasa), que llega a las librerías este miércoles.

“Velázquez fue aprendiz en el taller del renombrado pintor Francisco Pacheco. Si seguimos la hipótesis de Prosper, cabe decir que entra dentro de lo probable que Velázquez pintara a su hija Juana, su novia desde que eran críos. ¿Qué mejor modelo?”. De confirmarse, este sería el cuadro más antiguo del pintor. Pero, como adelanta Del Amor, “certificar la autoría de un cuadro es un proceso complicado y lleno de intereses”. Ellos no lo han logrado, pese a haber consultado a una gran cantidad de expertos. Algunos les han animado a seguir. Otros, certifican que el lienzo es del siglo XVII pero no se aventuran a decir que lo firma el autor de Las Meninas . “Velázquez pintó poco y no firmaba sus obras. Las de madurez todavía son más sencillas de identificar, pero con las de su etapa sevillana, en su juventud, muy pocos se atreven”.

Velázquez pintó poco y no firmaba sus obras. Las de madurez todavía son más sencillas de identificar, pero con las de su etapa sevillana, en su juventud, muy pocos se atreven”

Carlos del AmorPeriodista

De todos modos, insiste: “Mi objetivo no era acreditar este lienzo como un Velázquez. Nada me hubiera gustado más que terminar este último capítulo colgando este lienzo en el Museo del Prado. Lo que quería es que esta mujer anónima no se quedara sola en este despacho. Hace unos cuatrocientos y pico años se sentó en un taller y posó para alguien. Y nunca más hemos sabido ni de ella, ni de para quién posó, ni nada. Hoy en día estaría todo documentado. Sabríamos su nombre, su apellido y hasta su Instagram. Pero ahora solo nos queda buscar respuestas para estos espacios en blanco. ¿Quién fue? ¿Qué le pasó? ¿De qué hablaron mientras la pintaban? Quien sabe si, tras leer este libro, alguien se anima a estudiar el cuadro y ofrecernos estas y más respuestas”.

Más allá de desvelar incógnitas, el periodista confía en que, como sociedad, “aprendamos a cambiar la mirada sobre cómo vemos las cosas. Si vamos a una feria de arte y pasamos por delante de cuatro cuadros puede que no nos guste ninguno. Pero si volvemos a pasar y nos fijamos que lo firma Picasso o Velázquez, de repente, nos encanta. Ojalá llegue el día en el que podamos apreciar el arte por eso mismo, por ser arte, y dejar a un lado los condicionantes”.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...