Ese momento lo definió Salman Rushdie en una entrevista: “El cuchillo es proximidad, de una intimidad horrible. Supe que el ataque duró 27 segundos de una intimidad extraordinaria entre la vida y la muerte”.
Un jurado halló este viernes culpable a Hadi Matar, de 27 años, vecino de Nueva Jersey, por el intento de matar el 12 de agosto del 2022 al autor de los Versos Satánicos con más de una docena de puñaladas. El escritor participaba en Chautauqua (Nueva York), en un debate sobre el asilo en EE.UU. para escritores y artistas. Como secuelas, Rushdie, de 77, perdió la visión del ojo derecho. La audiencia para la sentencia será el 23 de abril. Matar afronta hasta 32 años de cárcel.
Aquella novela de 1989, por la que Irán dictó una fatua o pena de muerte contra su creador, es el origen del atentado que sufrió Rushdie.
El principal testigo fue el escritor, que dijo sentir el golpe de los “ojos feroces” de su agresor
“Pensé que esos días ya se habían ido. Fue terrible descubrir que al menos había aún una persona lo suficientemente trastornada. Pero es que él ni siquiera había nacido cuando ocurrió aquello, ni sabía nada de mí, ni había leído lo que había escrito”, insistió en esa conversación del pasado abril con La Vanguardia por el lanzamiento de su libro Cuchillo, en el que relató ese ataque, un anacronismo, “un viajero en el tiempo que se escapó del pasado”, como él lo definió.
Al octavo día del juicio ante el tribunal del condado de Chautauqua, Matar, de nacionalidad libanesa estadounidense, entró en la sala con su saludo habitual, “libertad para Palestina”. Se había declarado no culpable de las heridas que, ante un nutrido público, causó a la víctima, en cuello, estómago, pecho, mano y ojo derecho.
El principal testigo de cargo fue el propio Rushdie, que compareció en la segunda jornada de la vista oral. A menos de seis metros del acusado, dijo al jurado que había sido “golpeado” por los “ojos feroces” de su atacante.
En principió pensó que ese hombre que surgió del patio de butacas le daba puñetazos. “Pero vi que caía gran cantidad de sangre sobre mi ropa. Me golpeaba repetidamente, me golpeaba y me cortaba”, relató.
El abogado defensor, Andrew Brautigam, sostuvo en su alegato final que la fiscalía no había probado, más allá de toda duda razonable, de que el acusado tuviera la intención de matar. “Quiero que vean la naturaleza no provocada de este ataque, su naturaleza específica. Había mucha gente pero solo una persona fue atacada”, replicó el acusador Jason Schmidt.
El jurado se encerró a deliberar y en menos de dos horas tenía el veredicto.


