Pasen y vean el espectáculo del “Caballero Cipolla”

Baúl de bulos

La lectura de las obras de Thomas Mann nos hace más comprensibles estos tumultuosos años que padecemos

286-Caballero Cipolla-TOGNOLA

Pasen y vean el espectáculo del “Caballero Cipolla”

Martin Tognola

El Nobel alemán Thomas Mann (1875-1955) es recordado principalmente por dos novelas monumentales: Los Buddenbrook (1901), la saga de cuatro generaciones de una familia de comerciantes -la suya- que acaba mal; y La montaña mágica (1924), que se desarrolla nada menos que en el santuario suizo de Davos; pero sin olvidar Muerte en Venecia (1912), que seguramente debe su vigencia a la hermosa versión cinematográfica de Luchino Visconti.

La lectura de sus obras nos hace más comprensibles estos tumultuosos años que padecemos. Perseguido por los nazis -quemaban sus libros en las plazas públicas- y condenado a un largo exilio, resultan asombrosas las similitudes entre esa convulsa época de entreguerras que él tan magistralmente retrató y la nuestra.

Lee también

Qué poco sabemos de la América de Trump

John William Wilkinson
La armada Estatua de la Libertad

Perseguido por los nazis y condenado a un largo exilio, resultan asombrosas las similitudes con nuestros días

En 1930 publicó Mario y el mago, un relato de apenas sesenta páginas, que es una metáfora demoledora de la Italia de Mussolini y que ahora lo es de la segunda presidencia de Trump o el auge de la ultraderecha, de nuevo en Alemania e Italia, pero ya con sucursales en cada vez más países.

Un matrimonio alemán veranea con sus dos hijitos de corta edad en Torre di Venere, un pueblo turístico con balneario en la costa del mar Tirreno, donde han de presenciar el espectáculo de un mago conocido como el Caballero Cipolla, “en cuya persona parece haber cristalizado de una manera funesta, aunque muy humana, toda la aviesa inclinación y perversidad de un carácter”.

Pero en los días previos a la esperada actuación del mago, tuvieron ocasión de observar la Italia que abrazaba gustosamente el fascismo oficial. “El nacionalismo desempeñaba un papel de primer orden en la conducta de aquella gente. Lo cierto es que la playa estaba llena de niños patriotas, circunstancia anormal y aterradora”. “Oíanse a cada paso modismos y tópicos sobre la grandeza y dignidad de Italia que embarazaban los juegos de los niños; y nos costaba gran trabajo hacer comprender a los nuestros que esa gente lo hacía por una especie de enfermedad”.

El pueblo se va llenado de carteles que anuncian a bombo y platillo la inminente actuación del Caballero Cipolla, a la que acude, junto con los lugareños, la familia del narrador. Pese al calor, el mago somete al ansioso respetable a una hora larga de espera antes de pisar el escenario. Cuando finalmente aparece, en vez de disculparse, se sienta y se fuma un pitillo entre sorbos de coñac. Desafía con la mirada al público sin siquiera abrir la boca. Lleva en una mano un látigo con puño de plata.

Pone en ridículo a cualquiera que le desafía. Su actitud es en todo momento hosca, agresiva, despiadada, pero aun así hechiza, hipnotiza a la mayoría de los que han pagado la entrada, incluyendo, en cierta medida, al narrador y a su familia, que se sienten “víctimas de la fascinación de aquel hombre”.

“La profunda admiración del público trajo consigo una especie de apagamiento de la voluntad, algo así como una confusión trasnochada de los ánimos y una inconsciente disolución de las resistencias críticas que desde el comienzo de la velada se habían alzado contra la actuación del odioso personaje”.

Lee también

El inconcebible universo que ve Elon Musk en su Aleph particular

John William Wilkinson
El inconcebible universo que ve Elon Musk

Finalmente concentra Cipolla su ira y odio contra un mozo del pueblo de pocas luces llamado Mario, y le insulta, le ridiculiza y le doblega de manera inmisericordia. Mas cuando se despierta Mario entre las risas y las bulas de sus conciudadanos, saca una pistola y mata al infame mago.

Los escritos de Thomas Mann contienen muchas lecciones y advertencias a las que, con la que está cayendo, haríamos bien en prestarles algo de nuestra distraída y manipulada atención.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...