Hubo un momento de confusión en la sala de prensa. Ahí había cuatro hombres blancos que no parecían entender la pregunta que les formulaban sobre Palestina. Se cruzaban miradas de sorpresa sin entender nada, hasta que la moderadora reaccionó.
“Estos no son los ganadores por el mejor documental con No other land”, rectificó entre cuchicheos, después de anunciar que iban a comparecer Basel Adra, Rachel Szor, Hamdan Ballal y Yuval Abraham. Al recoger su estatuilla por su trabajo denuncia por la ocupación de Cisjordania, Adra (palestino) y Abraham (israelí) denunciaron la limpieza étnica y la política exterior estadounidense que impedía alcanzar una solución política.
Aquellos cuatro hombres blancos y de habla inglesa nativa eran los ganadores por los efectos especiales de Dune 2. Los autores del documental nunca aparecieron, sin que se diera explicación alguna a su ausencia.
En medio de una ovación brindada por los reporteros, Sean Baker, Alex Coco y Samantha Quan, los tres productores de la triunfadora Anora, cerraron la tanda de comparecencias, así como de un viaje personal que les ha llevado de la victoria en Cannes al triunfo en los Oscar.
El protagonismo correspondió a Baker, que además de ganar por mejor película, acaparó los premios de director, guion original y montaje. “Gracias por mencionar el realismo social”, terció ante la cuestión de que cuenta historias de comunidades marginalizadas. Anora es una “escort", una trabajadora sexual.
“Es un género que ha inspirado mi tarea y arroja luz sobre temas que deberían ser discutidos”, sostuvo. “He estado desarrollando el tema del trabajo sexual en mis últimas cuatro películas y la investigación que hice en esos filmes me llevó a Anora, que es donde quería llegar a través de esas películas”, matizó.
Entonces le preguntaron por su mensaje a aquellos que juzgan y critican a los trabajadores sexuales. “Es nuestra profesión más antigua, pero se aplica un estigma increíble e injusto”, replicó. “Lo que he intentado con mis películas es, en cierto modo, acabar con ese estigma tan injusto”, añadió.
“Pienso que se debería despenalizar y espero que con mi labor humanice a los personajes, que suelen verse como caricaturas en la mayoría de películas y programa de televisión”, concluyó.
Previamente Zoe Saldaña, Oscar a la mejor actriz de reparto por Emilia Pérez, tuvo que afrontar cuestiones sobre las críticas recibidas por el film que le ha supuesto la primera nominación y la primera estatuilla.
Una periodista mexicana aseguró que ese relato “ha sido muy doloroso para nosotros los mexicanos” por la manera a la ligera con que se trata el asunto criminal de los narcos. “Lamento que tú y muchos mexicanos se sintieran ofendidos, esa no era nuestra intención”, indicó.
Luego vino el pero. “No comparto tu opinión. El corazón de esta película no era México. No estamos haciendo un film sobre un país. Hicimos una película sobre cuatro mujeres, y estas mujeres podrían haber estado en Rusia, en República Dominicana, podrían haber sido mujeres negras de Detroit, mujeres de Israel o de Gaza. Y estas mujeres siguen siendo mujeres universales, que sufren cada día y tratan de sobrevivir a la opresión sistémica, y tratan de encontrar sus voces más auténticas. Y me mantengo en eso”.
Otro que se expresó con contundencia fue Adrien Brody, el mejor actor por The brutalist. “Todos sabemos que es un momento importante para reconocer que no hay lugar para la intolerancia”, recalcó.
“Curiosamente, como he mencionado al aceptar el Oscar, estoy recibiendo un reconocimiento por representar un momento de la historia en el que presenciamos un antisemitismo desenfrenado y en el que el odio y la opresión no tienen cabida en este mundo y debemos aprender del pasado”, remató.