'Nabucco', de G. Verdi
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Intérpretes: O. S. Del Vallès. Cor A. Ò. De Sabadell. Dir. Mus.: S. Roca. Dir. Esc.: C. Ortiz. Prod. FOC
Lugar y fecha: Palau de la Música Catalana de Barcelona. 01-03-25
Una compañía de ópera consolidada, cantantes nacionales de solvencia contrastada y una esti-mulante batuta, así fue el Nabucco, versión semi-escenificada, que presentó la Fundació Òpera de Catalunya en su primera función en Barcelona este 2025. Si el público ovacionó y premió la representación con una calidad que evidenció la satisfacción de la velada, los matices fueron varios.
Dinamismo, contrastes y teatralidad, la batuta del joven director Sergi Roca Bru (Sabadell, 1987), brilló desde la fogosa obertura. La Simfònica del Vallès respondió con homogeneidad, nitidez de sonido y con una sección de viento-metal especialmente inspirada. Roca Bru, en su mejor actuación con la FOC desde su debut en 2021, demostró que hay cantera también en el podio. Solo le faltó pulir un sonido tendente a los forte, para una ópera donde el poderío verdiano hay que escanciarlo con mesura para no perder las bridas.
La representación de la ópera de Verdi demostró el buen hacer de su director, de la orquesta y de los cantantes
El Nabucco del barítono de ascendencia gallega Luis Cansino, encarnó el rol titular con profesionalidad, medios sonoros y un fraseo siempre en estilo. Un protagonista generoso al que solo le faltó una mayor variedad de recursos expresivos para este rol icónico verdiano.
La ígnea Abigaille fue la soprano jerezana Maribel Ortega, quien firmó una actuación in crescendo. De tesitura idónea, en su primera intervención el instrumento sonó más mate de lo habitual, fue mejorando con la potencia de un registro agudo firme y rocoso. Solventó las inclemencias interválicas con suficiencia, y firmó una actuación general con la nobleza de las verdianas de raza.
Destacó la pulposidad mezzosopranil del instrumento de la catalana Carol García como Fenena, voz presente, fraseo dulcificado y expresión.
El Zaccaria del canario Jeroboam Tejera, mostró una tesitura compacta, de mayor presencia en el registro medio y graves, con unos agudos más limitados, pero con la magnificencia requeridas.
Entre los secundarios, profesionalidad y veteranía en el Ismaele de Vicenç Esteve, ajustada corrección en el Abdallo de Roberto-Redondo Sainz, y seguridad en el Gran Sacerdote de Juan Car-los Esteve, y futuro en la Anna de Laura Gibert.
El coro, irreprochable en toda la ópera, firmó un Va pensiero de admirable resolución.
Siendo una versión semi-escenificada, se perdió parte del trabajo de Carlos Ortiz, pero evidenció las carencias de un vestuario demasiado amateur que restó calidad al conjunto. Un desliz corregible que empañó el primer título de Jordi Torrens como nuevo director artístico de la FOC.


