Recién llegado de Tokio, en cuyo Metropolitan Art Museum se acaba de inaugurar una retrospectiva de Miró, Marko Daniel recuerda la emoción que sintió al ver la enorme expectación que suscita en el mundo el nombre del artista (contó cerca de 300 periodistas a la rueda de prensa) pero sobre todo el impacto que sigue teniendo su obra en las nuevas generaciones. No hay que ir tan lejos. Aquí mismo, en Arco, Miró vuelve a ser uno de los más admirados y deseados, en boca de todos desde que se supo que Tete aut trois cheveaus devant la lune , en Leandro Navarro (1.600.000 euros) es una de las más caras de la feria. Mucho más gozoso resulta comprobar cómo sigue latiendo en el corazón de las vanguardias, capaz de crear juegos misteriosos como el que establece en Mayoral con el fantasma en bronce de Marria Pratts.

‘Tete aut trois cheveaus devant la lune’, de Joan Miró, en Leandro Navarro
Miró, como Picasso, Tàpies y Dalí (con permiso de Figueres) quiso que su legado estuviera en Barcelona, a la que hizo una importante donación que daría lugar a la Fundació Miró, centro único en el mundo, que este año cumple cincuenta años y tiene estand en Arco. Este mediodía lo han compartido con Mateu Hernández, el director de Turismo de Barcelona, que aprovechó la presencia de artistas, coleccionistas, galeristas y profesionales de los museos llegados de todas partes a Madrid para dar a conocer Barcelona Art Season, una iniciativa que pretende afianzar la percepción de Barcelona como ciudad de arte, ayudarla a sacudirse un cierto complejo de inferioridad y, de paso, atraer a un visitante interesado en la cultura que generará más cultura.
“Que vengan de fuera a ver arte genera orgullo de ciudad”, dice Mateu Hernández en Arco
Cierto, Barcelona no cuenta con un súpermuseo como el Prado, el Louvre, la National Gallery o el Metropolitan, pero ninguna otra ciudad del mundo atesora una red de museos monográficos en la que figuran los nombres de algunos de los más grandes artistas del siglo XX. Imbatible. “Hay un cierto complejo barcelonés de que sus exposiciones difícilmente puede competir con las de las de las grandes capitales internacionales, pero en las propuestas de los museos las hay que pueden ser muy atractivas para el turista cultural”, argumenta Hernández, que explica que fueron los propios museos (actualmente hay 13 en la alianza) los que fueron a buscarle para replicar en el terreno del arte una iniciativa, Barcelona Obertura , que da sus frutos en el ámbito de la música clásica.
No se trata de hacer una programación para turistas, sino de proyectar internacionalmente lo que ya se está haciendo. “Que vengan de fuera para ver arte genera orgullo de ciudad, y en un mundo como el de la cultura estamos muy escasos de orgullo, pero además el turismo puede aportar al sector mayores recursos que a su vez le permitirán hacer apuestas más fuertes”, vaticina. Y recuerda algo que saben los galeristas que estos días tratan de cuadrar sus cuentas en la feria, “si no ‘compites’ con el mundo te empobreces”.

Marko Daniel, la directora de Arco Maribel López y Mateu Hernández