En la era dominada por TikTok, cuando las canciones se desvanecen en poco más de 60 segundos, el cantante y compositor Óscar D’Aniello, de Delafé, le dijo a su productor: “Embarquémonos en una canción que sobrepase los diez minutos”. Como una señal de que aquella locura podía ser viable, a los quince días recibió una llamada de Helena Miquel. Su antigua compañera de Delafé y las flores azules le propuso colaborar nuevamente en una canción, 12 años después de su última publicación juntos. “Fue de esas llamadas que recuerdas perfectamente”, explica D’Aniello a La Vanguardia . Era 2020, pleno auge de la pandemia, y acababa de ser padre. “No había futuro, todo era muy incierto, supongo que ella también tuvo una crisis existencial”. Lo que D’Aniello no le especificó a Miquel fue cuánto podía llegar a durar esa canción. “La idea fue creciendo”, explica, hasta que el resultado final fue Amor, una obra de 31 minutos que desafía cualquier clasificación convencional.

Óscar D’Aniello y Helena Miquel de Delafé y las flores azules
Amor puede ser concebida como una única pieza o un álbum de nueve tracks. “Sabía que iba a ser una canción mutilada por los números”, explica el compositor, en referencia al conteo de visitas, reproducciones y seguidores que dictan el mercado del éxito en la actualidad. “Decidí dividirla entonces en nueve partes coherentes, sin títulos”, aunque sostiene que la mejor manera de apreciarla es como una obra única.
Delafé y Las Flores Azules presentan ‘Amor’ en Barcelona el próximo 23 de mayo en la Sala Apolo
Delafé y las flores azules comparten su Amor , tras cinco años de trabajo, en una gira que inició el 14 de febrero en Mallorca y recorrerá ciudades como Santiago, Vigo, Girona, Madrid y Zaragoza, con una última parada en Barcelona el 23 de mayo en la Sala Apolo.
“Esta es mi voz grabada en el tiempo / El hilo de voz de un hombre corriente / Mi yo del pasado, mi yo inmortal / Es aire cruzando una cuerda vocal / Capturada en el tiempo la voz se hace eterna”, canta D’Aniello. Así inicia su viaje sonoro, acompañado por los latidos de la ecografía de su hijo, Luca. “Es una especie de testamento en vida, para explicarle a mi hijo, en caso de que me pase cualquier cosa, qué es lo importante para mi, y cuando me eche de menos se pueda poner algo que sabe que está hecho para él”. La voz de Miquel se manifiesta etérea y dulce al minuto y medio para entonar: “Aquí, ahora, amor”. Ese mantra, que se repite a lo largo de toda la obra, era lo que D’Aniello solía susurrarle a su hijo por las noches para ayudarlo a conciliar el sueño.
A nivel técnico el proyecto fue un desafío. Según el músico, “el equivalente a cinco producciones envueltas en una sola pieza”. Amor explora el pop en su versión más amplia y ha sido resultado del trabajo de Delafé y las flores azules junto al productor Ramir Kulyela, Dani Vega (guitarrista de Mishima), las cuerdas de Chris Carmichael y el propio Luca, quien a sus cuatro años diseñó la portada del álbum. “Me siento muy a gusto con lo que hemos hecho”.
El último trabajo de Delafé y las flores azules fue De Ti Sin Mí / De Mí Sin Ti (2013). “Casi una premonición”, comenta el músico, aludiendo a su posterior separación de Miquel, quien en ese entonces era también su esposa. El proyecto consistió en un doble álbum que exploraba cómo las mismas letras podían transmitir mensajes opuestos, dependiendo de cómo se musicalizasen. “Fue un ejercicio sobre el poder de la música”. A pesar de la originalidad de la propuesta, el resultado no alcanzó el éxito comercial.
Doce años después
Delafé y las flores azules colaboraron por última vez en 2013, con el álbum ‘De Ti Sin Mí / De Mí Sin Ti’
“Y llegados a este punto, ¿Qué más puedo contar? / ¿Qué más quiero expresar? /¿Qué te voy a decir? / Primero, dar las gracias por llegar hasta aquí”, entona tras 20 minutos de canción, un pasaje reservado para los oyentes más fieles. “No soy un buen compositor de hits, pero cuando tengo una idea, la llevo hasta el final”. D’Aniello reconoce que este probablemente sea su último álbum. “La música es un arte que ha perdido el formato”, admite con nostalgia, al evocar tiempos previos a la digitalización.
“Yo tengo mucho miedo a vivir”, admite el músico. “Ser artista da miedo, porque la inestabilidad es constante”. El mensaje que busca trasmitir con Amor es aprender a vivir el presente con plenitud y sin temor. “La he escuchado más que nadie en el mundo”. Durante dos años, cada día, mientras sostenía a su hijo en brazos o pedaleaba rumbo al Tibidabo. “Ahora creo que no la voy a escuchar por un tiempo”. Cuando una canción sale, explica, “ya vuela sola”.