Un cuadro de Gustav Klimt que había sido visto por última vez en público en 1928, en el Pabellón de la Secesión de Viena, ha reaparecido en Tefaf, la Feria Internacional de Arte y Antigüedades que estos días reúne a coleccionistas, directores del museos, historiadores y galeristas en la ciudad de Maastricht. Se trata de un retrato de un principe de Ghana, Guillermo Nii Nortey Dowuona, de cuyo paradero no se sabía nada desde la ocupación nazi de Austria en 1938, cuando sus propietarios, de origen judío, abandonaron Viena y se refugiaron en Mónaco.
Durante un siglo el cuadro ha permanecido oculto a los ojos del público y ahora es la sensación de la feria. La obra se muestra en la galería W&K -Wienerroither and Kohlbache, que la vende por quince millones de euros. El retrato fue propiedad del matrimonio formado por Ernestine y Felix Kelin, que lo tuvieron en su poder hasta que en 1938, alertados por la expansión del nazismo y la amenaza que representaban las tropas del Tercer Reich para los judíos, decidieron marcharse y refugiarse en la costa mediterránea. Los Klein habían convertido el antiguo estudio de Klimt en el distrito vienés de Hietzing en una villa. Cuando regresaron a su domicilio, la pintura había desaparecido junto a muchas otras de sus pertenencias.

Retrato del príncipe ghanés William Nii Nortey Dowuona
Los galeristas de W&K - Wienerroither & Kohlbacher, que cuentan con sendas sedes en Viena y Nueva York, explican que hace dos años recibieron la visita de unos coleccionistas. Llevaban la pintura mal enmarcada y muy sucia, con un sello de herencia de Gustav Klimt apenas visible. Una llamada telefónica al profesor Alfred Weidinger, experto en la pintura de Klimt y autor del catálogo razonado publicado en 2007, aclaró la situación. Se trataba de la pintura perdida de un príncipe africano, que llevaba dos décadas buscando.
El modelo, un príncipe ghanés, fue exhibido en Viena en un 'zoo humano'
El retrato de El príncipe Guillermo Nii Nortey Dowuona representa a un hombre negro de descendencia real de la tribu Osu de Ghana. Klimt y su amigo Franz Matsch lo conocieron en Viena en 1897 durante una exhibición exótica, un zoo humano, en la que participan personas de diferentes procedencias geográficas. Ambos decidieron inmortalizarlo. Matsch optó por una obra frontal, que se conserva hoy en día en MNAHA de Luxemburgo, mientras que Klimt eligió una representación lateral. En la parte trasera incorporó elementos vegetales. “El cuadro no solo documenta una fase de cambio estilístico en la obra de Gustav Klimt, sino que también refleja las complejas interdependencias históricas entre Europa y las culturas no europeas”, señala el profesor Weidinger, que lo vincula en cuanto a estilo al famoso retrato de Sonja Knips (1898).
Los galeristas han llegado a un acuerdo de restitución con los herederos de los propietarios
La cartela advierte a los visitantes que los Klein fueron perseguidos y, también, que “este trabajo se ofrece en virtud de un acuerdo de conciliación” llevado a cabo con los descendientes de la familia a la que pertenecía cuando desapareció al haber quedado demostrado que fue una de las obras robadas durante la II Guerra Mundial. El hallazgo ha dado pie a un documental, rodado en Ghana, entre otros lugares, que arroja luz sobre la compleja historia de la pintura, su restauración y el contexto histórico de las völkerschauen vienesas o zoos humanos.