No está en Argentina, ni por las calles de Alvarella. No pasea un gran danés, ni tampoco anda por un parque. Corina Bistritsky (Buenos Aires, 1991), artista plástica argentina, ha publicado su primera novela, el Gran Danés (Almadia), un relato donde un perro y una chica sin nombre pasean por las calles de Buenos Aires mientras sobreviven, malviven y por el camino, viven. Si esta autora no creyera que pintar es como un arma blanca y escribir como matar con un arma de fuego, no hubiera escrito la historia del asesinato que cometió su abuelo y, en su lugar, probablemente la hubiera ilustrado.
¿Qué tan perra es la novela?
El libro no va de perros. El nombre viene porque lo primero que se me apareció al pensar en escribir una novela fue la imagen de un gran danés, en 2017, en un taller de escritura de Agustina Luz López, escritora y dramaturga de Argentina. En Buenos Aires, el gran danés es un perro incómodo. No hay demasiados. A mi me gustaba la figura de pony en la ciudad.
Tanto la narradora como el perro son protagonistas, pero ninguno de ellos tiene nombre.
Me gustaba jugar con esa idea de la identidad. La narradora está en un momento que no se encuentra. Quiere escribir, pero no escribe. No sabe de qué trabajar y depende económicamente de la madre y de su ex. El perro es quien la ata a la realidad. El vínculo entre ambos fue lo primero que escribí.
Un libro de vínculos, pero también de encuentros…
El libro se podría definir así. Encuentros de ella con el perro, con su madre, con su mejor amigo. Los vínculos y los encuentros son los que la mantienen en tierra durante el proceso depresivo que está viviendo.
Vínculos no solo con el presente sino también con el pasado. La ruptura amorosa de la chica le despierta la necesidad de contar la historia de su abuelo.
En las familias siempre se cuentan las mismas anécdotas y cuando hay alguien que empieza a hacer preguntas nuevas es cuando surge la incomodidad. Mi madre fue quien nos contó a mi hermana y a mí el secreto de mi abuelo. Mató a un hombre. Yo tenía siete años cuando me enteré. Me interesa mucho la impunidad de los niños para hacer preguntas.

Corina Bistritsky
¿Y la pregunta del libro, cuál es?
Más que una pregunta es la búsqueda de respuestas sin saber que se está preguntando. Es una cuestión generacional. Cuando yo tenía 22 años pensaba que a los 30 tendría la vida resuelta. En el libro se cuestiona la identidad y se intenta armar un rompecabezas nuevo.
La literatura que tampoco se nombra, ¿no existe?
La narradora se encuentra en un proceso de bloqueo creativo. Quiere escribir la historia de su abuelo, pero no puede. Quiere leer, pero tampoco puede. En un momento hice una pintura que venía a referirse a que leer es tener mil casas. Ella está buscando su casa a través de los libros, pero es una casa que no tiene nombre.
Una novela que no deja de ser muy autobiográfica.
Cuando mi abuelo mató a un hombre tenía la misma edad que yo cuando escribí la novela. 30 años. La narradora quiere dejar el secreto de su abuelo atrás. Poner en palabras lo que estuvo tantos años callado en la familia. Ella tiene la necesidad de nombrar, por eso también la chica y el perro no tienen nombres. Me gustaba la contradicción.
La narradora sale a pasear y llueve, va a comer y llueve, está durmiendo en el sofá y llueve. ¿Es que usted tiene afición por este fenómeno meteorológico?
No, pero creí que era un recurso útil para relacionarlo con el asesinato que cometió el abuelo de la novela. Él mató en una noche de tormenta. La lluvia es el nexo de unión entre ambos, además de que el agua también es un revitalizante. Despierta emociones y cuerpo.
Tenía siete años cuando me enteré que mi abuelo había matado un hombre"
¿Se puede escribir un libro triste sin querer que sea triste?
No me había dado cuenta que el libro es tan triste, pero mucha gente me ha comentado que lo es. La actitud de la protagonista, a veces, es detestable, tan víctima de sí misma que dan ganas de sopapearle, de pegarle, pero no quería que la tristeza fuera la emoción que predominase. Además, en mi faceta plástica tengo mucho humor.
Sin embargo, siendo artista plástica en el libro no hay ninguna imagen.
Me ofrecieron hacer la portada de la novela, pero fui incapaz de dibujar nada. Fue una vez publicado el libro que pude pintar mi primer gran danés. Fue en un bloqueo creativo de la escritura que empecé a pintar. Ahora, las artes visuales me ayudan a destrabar la escritura. Cuando pinto pongo mucho el cuerpo porque es una actividad muy física. Y en cambio, cuando escribo lo hago desde una posición más rígida. ¿Será que pintar es como un arma blanca y escribir como matar con un arma de fuego?

Corina Bistritsky
¿Por qué no una perra?
Tenía que ser un perro porque para mí es el espejo del abuelo. El pueblo que aparece en la historia es ficticia. Mi abuelo mató a un hombre y yo le he escrito un libro.
¿Su abuelo ha leído la novela?
No, mis abuelos murieron cuando yo era muy pequeña, pero sé que a mi abuelo le hubiera gustado. Él decía que era medio bruja y que le leía la mente. Seguro que ahora debe de estar en paz.