En 1998 se aprobó la ley de la Generalitat Valenciana por la que se creaba la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), siendo presidente Eduardo Zaplana, del Partido Popular. La Acadèmia se constituyó en el 2001, con la misión, entre otros cometidos, de elaborar el Diccionari normatiu valencià ( DNV).
De entrada, hay que prestar atención al nombre de la institución, porque no se llama “ Acadèmia de la Llengua Valenciana”. Con ello, la institución rehúye tener que decantarse por hablar de lengua valenciana contra lengua catalana. Con este nombre, queda claro que es una academia del País Valenciano y que regula la lengua propia, pero no entra en el conflicto del doble nombre.
La creación de la AVL no se sustentó en razones científicas, sino en razones políticas
Ahora bien, ¿había que crear dicha institución? Desde el punto de vista científico, no, porque el Institut d’ Estudis Catalans (IEC), con representantes de todo el dominio lingüístico de la lengua, ya hace este trabajo. Y lo lleva a cabo teniendo muy en cuenta la diversidad territorial. De hecho, hay cuatro miembros de la AVL que también lo son del IEC. En resumidas cuentas, se duplican trabajos y, por lo tanto, se malgasta dinero público. En las Baleares, el órgano consultivo en materia lingüística es la Universitat de les Illes Balears, que se limita a hacer de enlace entre el Govern balear y el IEC.
Pero es evidente que la creación de la AVL no se sustentó en razones científicas, sino en razones políticas: había que dejar claro que la lengua que se habla en el País Valenciano no se somete a los designios de una institución con sede en Barcelona. Además, en los sueños más libidinosos de algunos de aquellos políticos, estaba el deseo explícito de que la AVL declarara el valenciano una lengua distinta del catalán.
Pero en el 2014, los sueños lúbricos se convirtieron en una pesadilla cuando la AVL publicó su diccionario. La definición que interesaba por encima de todas era precisamente la de valenciano. Y se quedaron con un palmo de narices cuando leyeron (traduzco): “Lengua románica hablada en la Comunidad Valenciana, así como en Catalunya, las Islas Baleares, el departamento francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad sarda de l’Alguer, lugares donde recibe el nombre de catalán ”.
Si la AVL se hubiera arrodillado a los deseos de los políticos y hubiera declarado el valenciano una lengua no catalana, seguramente hoy el fascismo no habría recortado el presupuesto de esta institución. Por suerte, en este ámbito, la ciencia siempre se ha impuesto a la política, y por ello ahora la derecha y la ultraderecha despliegan las armas del odio para aniquilar la lengua de Joanot Martorell y Ausiàs Marc. ¡Cuánta incultura!