Además de politólogo y economista, Josep M. Colomer es un viajero incansable y un experto en relaciones internacionales. A lo largo de su carrera profesional ha ido regalando su conocimiento del mundo en numerosos artículos publicados en medios de prestigio como La Vanguardia.
Felipe VI
“Escucha mucho, siempre está atento y es competente en el ejercicio de sus tareas”
Ahora, Colomer presenta En busca de Nuncajamás (Anagrama) un compendio de crónicas que abarcan desde los tiempos de la posguerra en España hasta los juicios contra Donald Trump en 2023 pasando por la URSS, Cuba, la redacción del nuevo Estatut o el procés . Un libro imprescindible para conocer las claves de la actual coyuntura política en España y en el resto del mundo.
Berlín oriental
“Era un lugar sin alegría. Los jóvenes estaban totalmente desesperados”
Sus padres viajaron a Estados Unidos en los años 50 y vieron un mundo que para los españoles era ciencia ficción. ¿Fue ese viaje lo que le animó a dedicarse a las relaciones internacionales?
Ese era el peor momento de la historia moderna de España. Estaba aislada. No había ni televisión. En cambio, Estados Unidos estaba en la cúspide. Mis padres quedaron impactados por los rascacielos, los coches, los electrodomésticos. Mis hermanos y yo estuvimos comiendo América para desayunar, almorzar y cenar durante 10 años. Sí, fue mi primer influjo.

Josep M. Colomer
Esa España gris fue saliendo del hoyo y llegó la Transición. ¿Cómo fue ese proceso?
Fui muy activo contra el franquismo en los años 70. Y la verdad es que los antifranquistas éramos cuatro gatos. Pero conseguimos cosas. Mirábamos con envidia a Portugal cuando se produjo la Revolución de los Claveles. En 1975, mantuvimos una reunión secreta con el capitán general del ejército de Franco, teniente general Manuel Díez-Alegría. Le sugerimos seguir los pasos del país vecino. Él nos dijo que no darían un golpe, pero que tampoco perseguirían a la oposición. Eso fue muy importante, porque había miedo a una nueva guerra, pero el ejército nunca intervino y eso facilitó una transición relativamente pacífica.
Usted ha conocido al Rey Felipe VI. ¿Cómo valora su trabajo?
La monarquía es una lotería, pero hay que compararla con la república, donde el presidente siempre es de un partido y eso es peligroso. Felipe VI escucha mucho, siempre está atento y es competente en el ejercicio de sus tareas. Ahora, nos ha tocado la lotería.
Usted viajó a la URSS en las postrimerías del comunismo. ¿Cómo se vivía allí?
Lo que más me impresionó fue la desgana de la gente. Como todo estaba asegurado con una renta mínima para sobrevivir, no había ningún tipo de incentivo para hacer algo mejor o diferente. Eso era el año 89 antes de que cayera el muro.
También estuvo en Berlín oriental en esa época...
Sí, en 1985. Era un lugar sin alegría. Estuve paseando por allí hablando con la gente joven. Estaban totalmente desesperados. No tenían ni drogas para evadirse de su realidad.
Usted conoce muy bien la realidad cubana. ¿Puede Cuba recuperar la democracia algún día?
En los últimos dos años se ha marchado de Cuba más gente que en los 60 anteriores. Es imposible vivir allí. No hay de nada. Hay un modelo matemático que sirve para hacer predicciones del futuro político de los países. Lo usé para Cuba y vaticinaba que no iba a cambiar nada ni con la muerte de Fidel Castro. El plan de los gobernantes cubanos pasa por evitar la hambruna total para que no haya protestas y seguir igual.
¿Fueron más listos en China?
Sí. Usaron elementos capitalistas en manos comunistas. Las empresas son públicas y están controladas por el Estado. Queda margen para la iniciativa privada. Y además hay inversión extranjera. Vieron que la economía comunista no funcionaba y fueron más listos que los soviéticos.
Volvamos a casa. Usted participó en la elaboración de una ley electoral catalana. ¿Por qué fracasó ese proyecto?
Todo el mundo estaba de acuerdo en lo principal del proyecto, pero CiU y PSC no querían que en las listas se pudiera seleccionar a algún candidato. No eran listas abiertas, pero sí daban cierto margen al votante. Todo lo demás estaba resuelto, pero no hubo acuerdo en este punto.
¿Cómo vivió el procés ?
Yo ya vivía en Washington en 2017, pero vine a Barcelona una vez antes del referéndum. Tuve curiosidad por ver la actitud de amigos y conocidos y me sorprendió que gente que había votado al PP de Josep Piqué estaba por la independencia. No fue un sueño, fue una pesadilla. Lo mejor es no tocarlo en este momento, ahora no se puede hablar del tema porque resulta incómodo. Hay que dejar que pase más tiempo todavía.
¿Cómo valora el auge de la ultraderecha en buena parte del mundo?
No hay una tendencia en Europa a favor de la extrema derecha. Lo que hay es una tendencia a derrocar a los gobiernos. Casi nadie es reelegido y eso antes no pasaba, En muchos países el partido de ultraderecha es el único que aún no ha gobernado y por eso se convierte en alternativa. Pero donde llegan al poder, como en Polonia, tampoco duran mucho.
¿Qué me dice de Trump?
A Trump hay que tomarlo en serio, pero no literalmente. No es un político. Es un demagogo de negocios que hizo su fortuna con la especulación inmobiliaria y con un programa de televisión. Y sigue siendo eso. Su táctica consiste en amenazar, asustar y luego, cuando el otro ya está asustado, negociar. Pero sí puede separarse de Europa y eso provocará una recomposición del equilibrio de fuerzas en el mundo. Aunque si miramos atrás, la historia del mundo moderno es eso, grandes imperios que sellan coaliciones temporales, que pasan de ser aliadas a ser enemigas.