Para instalar la placa en recuerdo de la estancia de Federico García Lorca en el hotel Majestic, el periodista Víctor Fernández indagó en la Fundación Federico García Lorca si había imágenes del homenaje que se rindió al poeta en el establecimiento el 23 de diciembre de 1935, su último acto en la ciudad. Gracias a la generosidad de la fundación las encontraron, con algunas sorpresas, pues varias de ellas eran inéditas, como la que encabeza este artículo, pero también logró ver por primera vez un manuscrito del que se había oído hablar: el borrador de su Epitafio a Isaac Albéniz, con membrete del propio hotel, y que reproducimos bajo estas líneas.

Manuscrito con el borrador del soneto de Federico García Lorca Epitafio a Isaac Albéniz con membrete del hotel Majestic
Fernández también logró dar con el fotógrafo Josep Badosa, cuyo nieto Josep Lluís Badosa Gajo donó en el 2011 un total de 779 fotografías al Arxiu Fotogràfic de Barcelona. Badosa fue uno de los pioneros del fotoperiodismo catalán, se inició en El Día Gráfico, pero también trabajó en La Tribuna, La Noche, Ahora, As, Estampa, Sol o La Voz, además de ser uno de los mentores de Agustí Centelles, quien fue su ayudante entre 1927 y 1931.
En las fotografías ahora redescubiertas se puede ver al autor del Romancero Gitano dando un discurso rodeado de numeroso intelectuales catalanes como el citado Soldevila, Joaquim Ventalló –sí, el traductor de Tintín–, Joan Alavedra, Joan Puig i Ferreter, Josep Maria de Sagarra, María Luz Morales –que después sería directora de La Vanguardia–, Guillem Díaz Plaja o Cipriano Rivas Cherif, a quien se ve hablando en la siguiente imagen.

Cipriano Rivas Cherif, dando un discurso durante el homenaje a Federico García Lorca en el hotel Majestic de Barcelona el 23 de diciembre de 1935

Foto del homenaje que se rindió a Federico García Lorca en el hotel Majestic de Barcelona el 23 de diciembre de 1935
Víctor Fernández asegura que todavía queda mucho material inédito por explorar y espera que en los próximos años se pueda trabajar en ellos, del mismo modo que Miguel Poveda lucha –en una iniciativa totalmente privada y sin apenas apoyo público– para situar y marcar en el mapa los lugares importantes para Lorca a partir de su Centro Cultural Federico en Granada, situado en el inmueble donde el poeta y dramaturgo vivió de los 11 a los 18 años, y que en septiembre recordará también el paso de Lorca por la Rambla, y espera lograrlo en otros emplazamientos como la casa de Margarida Xirgu en Badalona, donde pasó muchas noches –ahí fue por ejemplo donde le entrevistó Josep Palau i Fabre ese mismo 1935–. Y es que para Poveda, “Lorca es como una religión”.