El Orfeó Català enamora en Estocolmo con su cantar “carismático”

Concierto en Suecia

El coro interpreta la sinfonía 'Resurrección' de Mahler junto a Daniel Harding y la Orquesta de la Radio Sueca

Los 110 cantaries del Orfeó Català que viajaron a Estocolmo posaron en el Berwaldhallen

Los 110 cantaries del Orfeó Català que viajaron a Estocolmo posaron en el Berwaldhallen

Arne Hyckenberg

La 2.ª de Mahler, conocida como Sinfonía Resurrección , suele levantar de por sí entusiasmos, pero los que demostró ayer el público del Berwaldhallen de Estocolmo ante el Orfeó Català, que acudía acogido por Daniel Harding y la Orquesta de la Radio Sueca para ofrecer esta obra sobre la esperanza, sorprendió hasta los propios lugareños, tan discretos en sus muestras de júbilo. Fueron siete minutos de aplausos –¡como en una ópera en el Liceu!– con sus correspondientes ovaciones y muestras de cariño cada vez que los 110 cantaires del Orfeó que viajaron hasta la capital nórdica hacían su saludo.

“Es que ha sonado muy poderoso este coro de Barcelona, han puesto el alma en este final de sinfonía”, decía un joven sueco

“Es que ha sonado muy poderoso este coro de Barcelona, han puesto el alma en este final de Sinfonía”, comentaba Erik, un estudiante de música que conversaba exaltado con otros dos jóvenes colegas. “Y además tienen un rango expresivo muy amplio”, añadía a su lado Rebecca. Pero no era solo entusiasmo juvenil. También un arquitecto con look de diseño no acababa de sobreponerse de la emoción. “Si mañana no estuviera sold out, volvería. ¡Qué maravilla! Soy un fan de esta Sinfonía, porque te cuenta una vida, desde la muerte hasta la resurrección”.

Daniel Harding entre los músicos de la Orquesta de la Radio Sueca

Daniel Harding entre los músicos de la Orquesta de la Radio Sueca

Arne Hyckenberg

En Estocolmo lucía el sol estos días, mientras Trump avivaba la guerra comercial azotando a los suecos con su látigo arancelario. “El mundo se mueve a una velocidad vertiginosa, preocupante, temible. Pero durante esta hora y media podemos pensar en positivo”, anunciaba Harding horas antes del concierto. Este es uno de los dos programas con los que la batuta/piloto de Air France se despide de su querida orquesta tras 19 temporadas. "Es un orquesta sensible, cálida, humana, tocan como una orquesta de cámara, pero sobre todo llevamos tanto tiempo construyendo este entendimiento, que podemos trabajar con auténtica sutileza y detalle”, asegura.

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La suya fue una versión de la Resurrección a las antípodas de la que en Barcelona se vivió hace dos semanas con el bombástico Teodor Currentzis. Harding buscó la elegancia y la simplicidad que una vez encontró su maestro Claudio Abbado, “quien no se complació en los gestos grandilocuentes”. Una honestidad sin ningún ego que emociona en auditorios como este de Estocolmo...

El Orfeó ocupó el piso superior durante el concierto en el Berwaldhallen

El Orfeó ocupó el piso superior durante el concierto en el Berwaldhallen

Arne Hyckenberg

Ahora emprende una nueva aventura al frente de la Santa Cecilia de Roma, y su público, como sus músicos, ya le echan de menos. “Es un gran músico, y con su manera de entenderla música, se ha establecido una conexión con él, hemos aprendido juntos”, decía la trompa Anna Farriol, la única catalana en Radio Suecia que ya suma ocho años de carrera en esta formación.

El Orfeó no lo tenía fácil en una tierra con una tradición coral tan resistente. Pero en esta curiosa sala de 1.300 localidades, diseñada como un búnker en los años sesenta para grabaciones discográficas –su acústica ha sido mimada durante décadas–, se esperaba al coro catalán con ganas de aprender de su carácter.

La soprano Johanna Wallroth y la alto Avery Amereau

La soprano Johanna Wallroth y la alto Avery Amereau

Arne Hyckenberg

“Hay una energía en el Orfeó, un color, una vibración que todos aquí encontramos muy inspiradora y que nos lleva a un nivel muy especial. En el ensayo parecían un grupo de gente muy seria, pero luego se abren con el entusiasmo de un niño, y eso se refleja en su canto, muy carismático. Cantan maravillosamente. Y aún siento curiosidad por cómo vamos a hacer caber la 2.ª de Mahler en el Palau, mi favorita de las salas sinfónicas pequeñas”, decía, aludiendo al conciertos del 26 de mayo, al que seguirá otro el 27 en el Auditori de Girona.

La batuta de Oxford que reside en París, lejos del Brexit, contaba con su paisano Simon Halsey como preparador del coro. “Tendré algo que ver con la increíble progresión que ha llevado a cabo el Orfeó, pero el mayor mérito está en el trabajo de Pablo Larraz”, decía este a su vez. Y Larraz, al tiempo, hablaba de lo bien que se han complementando él y Halsey trabajando juntos.

La jornada en una capital de una Europa con aires prebélicos contaba, eso sí, con maestro inglés, orquesta sueca, soprano también sueca (Johanna Wallroth), alto americana (Avery Amereau) y un coro de Barcelona que une los puntos cual eslabón definitivo en este Mahler de la Resurrección.

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