Anna Andreu ★★★★✩
Lugar y fecha: L’Auditori (sala 2) (2/IV/2025)
Con todas las entradas vendidas en la sala Oriol Martorell, la cantautora Anna Andreu presentó su tercer álbum, Vigília, en el contexto del ciclo Sit Back. La precedió en escena Mar Pujol, que junto a la violoncelista Bruna González desgranó algunas de esas estupendas Cançons de rebost grabadas el año pasado, amén de sumarse al tramo de Andreu en un par de números. Sesión de lo más completa, que nos confirma que hay vida, calidad y futuro para propuestas que palpitan al margen de los dictados del algoritmo o de las leyes del mainstream. Son buenas noticias que deberíamos celebrar con alborozo y, a poder ser, algún licor.
Anna Andreu (voz, guitarra eléctrica) compareció junto a Marina Arrufat (batería, teclado, violín…), su compañera artística y sentimental, para edificar un cancionero que pivota alrededor de los estados de ánimo propios del estar en vela y la espera, y marcado también por su reciente maternidad. Descorchó con la confesional Com puc una noche que, además de todas las canciones de Vigília, acudió a sus discos anteriores, entre ellas el single Quietud, registrado en 2023 con Rita Payés y Pol Batlle, o la inspirada Penyora del año anterior. Completaban el programa versiones de José Antonio Labordeta (Albada) y García Lorca/Paco Ibáñez (extraordinaria, una vez más, su relectura de la Canción del jinete).
El repertorio transitó por temas tan remarcables como 'No té nom' o esa 'Mentrestant' donde la autora nos revela que “la nit s’empassa el vespre / però a mi se m’ha empassat abans”
Con las artistas situadas en la cima de lo que Anna Andreu definió como un “turonet” dorado, y con el refuerzo de un cuidadoso diseño de luces, el repertorio transitó por números del nuevo disco tan remarcables como No té nom o esa Mentrestant donde la autora nos revela que “la nit s’empassa el vespre / però a mi se m’ha empassat abans”. Pasado el ecuador de la gala, nos las hubimos con la magnífica Roja i espessa —con la colaboración vocal de Mar Pujol en este caso—, tema en el que Marina Arrufat se sacó del alma bellísimos trazos de violín. Destacaron asimismo en minutos posteriores los elegantes destellos de Sencera –a cuyo canto se sumó el público en la fase final de la pieza–, para encarar seguidamente territorios más musculados como La navalla y la más historiada La força i el temps .