En las habituales listas que apuntan los cien libros que uno tiene que leer antes de pasar a mejor vida, es raro que no aparezca El gran Gatsby, la obra maestra de F. Scott Fitzgerald, que acaba de cumplir cien años. Bautizada por críticos y lectores como la gran novela estadounidense, la historia se ambienta en la ciudad ficticia de West Egg, en la próspera Long Island, en el verano de 1922. Allí vive el joven y misterioso millonario Jay Gatsby, que está obsesionado por la joven Daisy Buchanan, casada con Tom, otro magnate. La obsesión del protagonista es tal, que derrocha su dinero con tal de dar las mejores fiestas que jamás nadie haya conocido. Todo con tal de llamar la atención de su amada.
Lo que podría parecer una simple trama de amor y folletín, va mucho más allá, pues explora temas que siguen resonando en la sociedad, como la clase social, el sueño americano, la desigualdad y la búsqueda de la felicidad. Esto ha permitido que la novela siga vigente y que los expertos busquen a menudo en la sociedad actual quién sería el mejor representante de Jay Gatsby. Sin ir más lejos, esta fue una de las preguntas que se lanzó hace unos días en el congreso de la Asociación Española de Estudios Americanos (SAAS, por sus siglas en inglés), que se celebró en Alicante bajo el lema ‘Sueños, pesadillas y fantasías americanas’.
Para mí, el del presidente de Estados Unidos tendría un papel, sí, pero no el de Jay Gatsby, sino el de Tom Buchanan”
El profesor Juan Ignacio Guijarro estuvo allí y explica a La Vanguardia que uno de los nombres que más se repitió fue el de Donald Trump. “No podría estar más en desacuerdo. Para mí, el del presidente de Estados Unidos tendría un papel, sí, pero no el de Jay Gatsby, sino el de Tom Buchanan, antagonista y marido de Daisy, el gran amor de Gatsby”. Además de profesor en la Universidad de Sevilla, Guijarro es doctor en filología española y autor de Los papeles del Gran Gatsby (Athenaica), un volumen que recoge el proceso de composición, publicación y recepción de la novela. “No fue el esperado. Fitzgerald murió pensando que fue un fracaso”. Sin embargo, experimentó un renacimiento poco después, durante la Segunda Guerra Mundial, pues empezó a formar parte del plan de estudios de la escuela secundaria estadounidense.
Fotograma de la película 'El gran Gatsby' (2013)
En una llamada telefónica, el experto resume las características que debería cumplir el protagonista: “Tiene que tener una combinación de idealista y de grandeza y, además, ser un héroe romántico que esté dispuesto a dar su vida por la mujer a la que ama”. Eso si, advierte: “Aunque en la novela no se comente, su riqueza proviene de actividades criminales. Y eso es lo que, en realidad, hace difícil que cualquiera se atreva a decir un nombre. Es un personaje rico y fascinante precisamente porque es contradictorio. Para mí, dejando a un lado los negocios ilegítimos, sería John Lennon, si estuviera vivo, haciendo lo que sea por la mujer a la que amas”.
El próximo mes de junio, del 22 al 28, tendrá lugar en Nueva York la 17ª conferencia internacional de la Fitzgerald Society, en la que Guijarro está convencido que la pregunta volverá a formularse. Si volviera a salir Trump como respuesta final, el editor Diego Moreno, a cargo de la nueva edición de Nórdica Libros por el centenario de la novela, podría llegar a entenderlo, pues también fue su primera respuesta ante este interrogante, justificando que el magnate representa “el poder absoluto del dinero”. Pero, tras meditarlo mejor, llegó a la conclusión de que no era un buen candidato, pues “no tiene la clase del protagonista del libro, ni tampoco salió de la nada”. Y ese es otro de los requisitos: que su fortuna no sea fruto de la herencia.
Trump no tiene la clase del protagonista del libro, ni tampoco salió de la nada”
El poeta argentino Roberto Alifano conoció a quien se supone que inspiró el gran Gatsby o, como mínimo, uno de los hombres con los que a menudo se le compara: Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, el incomparable Macoco. Fue piloto automovilístico y, también, se le bautizó como el primer playboy de América, tal y como describe en el libro que publicó en 2022 con la editorial Renacimiento en el que rescata su figura. Negoció con mafiosos y presidentes y por su fastuosa mansión de Beverly Hills pasaron numerosas estrellas de Hollywood.
“Todo el mundo conocía sus fiestas”, explica Alifano a La Vanguardia, que tuvo el placer de acudir a alguna de ellas cuando era un joven periodista. También pasaba a menudo por allí Fitzgerald, pues “eran buenos amigos”. Tanto, que Macoco le pagó el tratamiento de salud mental de su esposa Zelda. Alifano, que fue partícipe ese ambiente, pone otro nombre sobre la mesa, el del novelista y filántropo argentino Alejandro Roemmers. “Su trabajo fue alabado por Vargas Llosa. Cuando pienso en él como protagonista, lo digo por la opulencia en la que vive. Como todo millonario, en realidad, pero es el primer nombre que me viene a la cabeza mínimamente conocido que podría encajar”.
Macoco, el verdadero Gran Gatsbyc
Su compatriota, Rodrigo Fresán, en cambio, prefiere no facilitar ninguna identidad. “Se me ocurren muchas, pero prefiero mantenerlo limpio y ajeno a la realidad tanto peor escrita. Gatsby es Gatsby y siempre fue y siempre será Gatsby”. El escritor argentino ha explicado en numerosas ocasiones que la obra maestra de Fitzgerald, que leyó con once años, fue una de las lecturas que le convirtieron en el autor que es hoy. Esta fue una de las motivaciones para escribir El pequeño Gatsby (Debate), un manual de instrucciones para redescubrir este clásico que acaba de llegar a las librerías. “Desde el primer momento me llamó la atención que el narrador fuera alguien poco confiable”, dice de Nick Carraway, un nativo graduado de Yale y veterano de la Primera Guerra Mundial que cuenta al lector todo lo que ven sus ojos.
Tampoco se atreve a concretar un nombre el compositor Artur Pàmies, quien en 2022 proyectó como trabajo de final de grado del Taller de Músics el primer musical de El gran Gatsby en catalán, que se estrenó en el teatro L’Atlàntida de Vic tras una campaña de micromecenazgo. “Pensar en alguien así no es fácil porque es muy personal. Jay Gatsby es una persona humilde que prospera de la noche a la mañana y que conserva el enamoramiento de cuando era un don nadie”.
Escena de una de las fiestas de 'El gran Gatsby', ilustrada por Ignasi Blanch
El escritor y guionista Ted Adams, quien publicó junto al dibujante Jorge Coelho una de las adaptaciones a cómic más recientes de El gran Gatsby, reflexiona también sobre el asunto: “Desconozco la vida personal de los superricos, así que no sé si existe un ejemplo contemporáneo. Supongo que la comparación obvia sería Elon Musk, pero por lo que he leído, a él no lo impulsa el amor, sino el deseo de tener humanos en Marte”.
Ramon Buenaventura, responsable de la traducción de El gran Gatsby para Alianza Editorial, va en la misma línea: “Hoy tendríamos que escribir El gran Elon Musk, o algo parecido”, aunque, opina: “No puede haber un Gatsby de ningún otro tiempo, solo del suyo. Gatsby es un personaje imposible incrustado en una realidad social muy bien descrita. Uno de los principales méritos de la novela está en hacernos creíble ese personaje tan misterioso, tan obstinadamente enamorado, tan torpe incluso en el éxito, hasta el punto de lograr que nos encariñemos con él. Es lo mismo que ocurre con Don Quijote: un personaje imposible colocado en un entorno social totalmente realista.

