Plzenska, el escultor que vino de Chequia

A Jaume Plensa todo el mundo lo conoce como Jaume Plensa, pero el origen familiar de su apellido es Plzenska, como el de aquel joven checo que hace muchos años abandonó la ciudad bohemia de Pilsner en busca del sur. Lo encontró en Algerri, un pequeño pueblo de la Noguera donde cada vez que alguien le preguntaba por su nombre, como no les entendía, les respondía que venía de Pilsner, plzenska en checo, el sobrenombre con el sería conocido a partir de entonces y luego heredarían sus descendientes. Por el camino perdió la z y la k. El escultor lo recordaba este lunes en el Saló de Cent, donde ha recibido la Medalla de Oro al Mérito Cultural de una ciudad, Barcelona, a la que llegó hace 69 años, “en aquella época lejana en la que los recién nacidos llegaban de París sobrevolando los Pirineos”, buscando el sur, cálido y pleno de luz, como su querido antepasado.

Laura Medina y Jaume Plensa durante la ceremonia de entrega de la Medalla de Oro al mérito cultural

Laura Medina y Jaume Plensa durante la ceremonia de entrega de la Medalla de Oro al mérito cultural

Eli Don / ACN

Plensa ha hecho su entrada de manera solemne, acompañado de la Guardia Urbana engalanada y de Laura Medina, su compañera en el arte y en la vida, avanzando entre los abarrotados bancos en los que se encontraban amigos y gentes del mundo de arte, como Rosa Maria Malet, la ex directora de la Fundació Miró, que le brindó la posibilidad de hacer su primera exposición; las directoras del Macba Elvira Dyangani Ose y del Museu Tàpies Imma Prieto; el crítico Daniel Giralt-Miracle, la consellera de Cultura Sònia Hernández Almodóvar o el presidente del Parlament Josep Rull... “Procura ser siempre extranjero allá donde estés”, le aconsejaba siempre un amigo de Tell Avid, y Plensa dice que aplica a pies juntillas eso de “ser extranjero como un estado de ánimo, una actitud, una manera de vivir, de respirar, de escuchar el pálpito de la ciudad que quieres y que a la vez desconoces. La vida del extranjero que aprende poco a poco a querer una tradición que puede borrar de su nombre las letras menos utilizadas”. Y desde ese lugar ha invitado a los presentes a “imaginar Barcelona”, esa ciudad “mágica y elevada a la que siempre querríamos volver”.

Jaume Plensa recibe la Medalla de Oro al mérito Cultural recordando sus orígenes de extranjero

Las voces infantiles del coro Amics de la Unió pusieron música al acto que había comenzado con el alcalde Collboni recordando que cuando era teniente de alcalde de Cultura, a las pocas semanas de acceder al cargo, se enteró de que una grúa iba a llevarse a Carmela, la escultura que hay en el exterior del Palau de la Música que estaba a punto de emprender viaje a Chicago... Lo llamó, hablaron de “la historia de amor” entre la escultura y Barcelona, y Plensa dijo no se hable más, si esa historia de amor existe Carmela se ha quedar. De momento, al menos ocho años más.

Monika Zgustová confesaba que tiene la impresión de que la obra escultórica de Plensa “me persigue, vaya donde vaya”, y que es gracias a ella que comprendió que “cada persona no solo es único, sino que es sagrado”. Al interior del recinto no entraban los gritos de protesta de la concentración convocada de urgencia contra “el genocidio en Palestina”, pero Plensa ha tenido un recuerdo para “el hambre, la violencia o el dolor, guerras y más guerras en tantos lugares del mundo, desplazamientos colectivos, destrucción de la naturaleza, desinformación....” y ha abogado por el compromiso de los artistas para “llenar la oscuridad de luz y el día a día de belleza”. Tal vez, ha dicho,  ese papel lo pueda ejercer Barcelona “por ser la ciudad acogedora y pionera, valiente y silenciosa que queremos”.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...