Carla Simón causa sensación en Cannes con 'Romería', un homenaje a sus padres fallecidos de sida

Festival de Cannes

La película, que cierra un ciclo sobre la memoria familiar, explora el estigma del sida y la heroína en los años ochenta

La productora María Zamora, el actor Mitch Robles, Carla Simón y la actriz  Llucia Garcia a su llegada a la proyección

La productora María Zamora, el actor Mitch Robles, Carla Simón y la actriz Llucia Garcia a su llegada a la proyección

AFP

Este miércoles ha sido un día muy especial para Carla Simón. Después del éxito de su primer largometraje, Estiu 1993 (2017), mejor ópera prima de un festival de Berlín que cinco años más tarde le otorgaría el Oso de Oro con Alcarràs, la realizadora catalana ha desfilado por la alfombra roja de Cannes cogida de la mano de los actores Llucia Garcia y Mitch Robles, feliz de debutar en la sección oficial con Romería. El último capítulo dedicado a su memoria familiar está inspirado en los orígenes de su padre biológico, vigués, y su madre, ambos víctimas del sida cuando ella era una niña. 

La proyección oficial de la película, donde estuvo presente el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha finalizado con once minutos de aplausos y el público en pie. Simón no ha podido contener la emoción. “Es un lugar muy bonito para estrenar la película. Para mi es un cambio después de que las anteriores se presentaran en Berlín. Estar en la sección oficial es un honor muy grande y estamos muy contentos de estar aquí, en un lugar tan legendario”, decía horas antes en conversación con La Vanguardia la realizadora de 38 años, radiante en el octavo mes de gestación de su segundo hijo. Por la Palma de Oro concurren muchos directores que admira, como Kelly Reichardt, los hermanos Dardenne y especialmente Richard Linklater, “padrino de mi promoción en la escuela de Londres”, donde estudió con una beca.

Carla Simón a su llegada a la proyección de 'Romería' en el Gran Teatro Lumière

Carla Simón a su llegada a la proyección de 'Romería' en el Gran Teatro Lumière

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A la cineasta no le gusta emplear la palabra trilogía para definir su trabajo en Estiu 1993, Alcarràs y Romería. “Significaría que son los mismos personajes y no es así. Para mi es un ciclo de películas que de alguna manera comparten la semilla de que están inspiradas en mis familias, que son muchas y numerosas y siento que es un cierre grande de ciclo que además es fuerte que coincida con el segundo embarazo. Son casi dos partos paralelos”, indica entre risas. 

El proyecto de Romería se gestó ya hace un tiempo. “Tenía la idea de hacer algo con las cartas que había escrito mi madre. Muchas eran desde Vigo porque vivió allí un tiempo con mi padre. Me parecía como que eran un testimonio de una generación, de una manera de vivir, muy potente”. Si bien las misivas fueron el punto de partida, el resto del filme es ficción.

La película nace de mi frustración por no haber podido entender la memoria de mis padres. Que me la explicasen bien porque estaba muy teñida del tabú que implica el sida y la heroína

Rodada el verano pasado en Vigo y alrededores, la película narra cómo Marina, una joven de 18 años, viaja de Barcelona a la ciudad gallega para conocer a la familia de su padre biológico, muerto de sida. A través de los encuentros con sus tíos, tías y abuelos, la adolescente intenta reconstruir un relato coherente de su progenitor y de la historia de amor que vivió con su madre. Pero no lo consigue porque todos sienten demasiada vergüenza hacia los conflictos de drogas de la pareja, algo que Marina, interpretada por la debutante Llúcia Garcia, les recuerda con su presencia. “Es una película sobre la memoria y nace un poco de mi frustración por no haber podido entender la memoria de mis padres. Que me la explicasen bien porque estaba muy teñida del tabú que implica el sida, la heroína...todo esto se vivió de una manera muy colectiva en realidad, pero en silencio, porque afectó a toda una generación en España durante la transición y en un momento de libertad y desconocimiento sobre el efecto de ciertas drogas”, apunta Simón. 

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Que añade: “el dolor de las familias por la dificultad de lidiar con todo ello ha hecho que no se hable de esa generación, que es una generación sin la cual seguramente no estaríamos donde estamos ahora. Lo pusieron todo patas arriba, rompieron los valores establecidos del franquismo y lo cuestionaron todo”. Como hija de esta generación, “no juzgo a mis padres ni tampoco romantizo lo que hicieron”.

Llucia Garcia, Carla Simon, Mitch Robles y María Zamora se cogen de la mano durante su paso por la alfombra roja del festival de Cannes

Llucia Garcia, Carla Simon, Mitch Robles y María Zamora se cogen de la mano durante su paso por la alfombra roja del festival de Cannes

REUTERS

El filme deambula por dos épocas distintas, la de los años 2000 y la década de los 80. “Me ha hecho pensar mucho en cómo vivieron mis padres los ochenta, donde se vivía el momento y no se pensaba en el mañana; en cómo viví yo cuando tenía 18 años y en la generación de Llucia. Pienso que menos mal que hemos avanzado en algunas cosas”. Del hecho de rodar en los mismos escenarios donde estuvieron sus padres confiesa que “hay algo muy místico” y que las localizaciones han sido muy inspiradoras para la película. “Me apetecía mucho filmar el mar después de tanto campo”.

Hay algo muy místico en rodar en los mismos escenarios donde vivieron mis padres y me apetecía mucho filmar el mar después de tanto campo

Para Garcia, estudiante de Filosofía, el rodaje “ha sido muy divertido, como un juego”. El reparto incluye, entre otros, a Tristán Ulloa, Janet Novás, Miriam Gallego y Mitch, con quien la joven actriz catalana comparte algunas escenas que incluyen desnudos. Ambos hacen de primos en la ficción, además de interpretar a los padres de la protagonista. “Mitch se parecía más al padre y le costaba más hacer del primo y para mi era más fácil hacer de Marina que de la madre, porque me quedaba más lejos. Nos hemos complementado muy bien. También hemos contado con una coach, Berta, y ensayamos mucho para hacerlo bien”, señala Garcia. 

El filme también es el más arriesgado de la realizadora, que ha rodado de forma distinta y se ha permitido varias licencias, como cuando Marina reimagina a sus padres y conecta con ellos. “Para crecer como cineasta hay que probar cosas y perder el miedo a equivocarte. Y en esta película he asumido varios retos que me han hecho avanzar: el trabajo con el diálogo, la parte más imaginada, la mezcla tan bestia entre gente que había actuado y no. El paisaje era muy diferente y la manera de rodar la familia también”, dice la cineasta sobre un tercer filme que ha sido “muy liberador” porque “tenía la sensación de entrar en territorios que no había entrado antes”. 

Llucia Garcia y Mitch Robles debutan en el cine con 'Romería'

Llucia Garcia y Mitch Robles debutan en el cine con 'Romería'

Elastica

Como directora inquieta, a Simón le asaltan las crisis tras el rodaje. “Es algo inevitable porque llegas a la sala de montaje y te enfrentas a cosas que han salido bien y otras que no tanto. Crear no es un proceso fácil, hay momentos dolorosos y creo que hay que pasar por estas situaciones oscuras para poder llegar luego a lugares más interesantes”.

Crear no es un proceso fácil, hay momentos dolorosos y creo que hay que pasar por estas situaciones oscuras para poder llegar luego a lugares más interesantes

Este año la presencia española se refuerza con Sirat de Oliver Laxe, proyectada el pasado jueves. “Hacía mucho tiempo que algo así no pasaba. De hecho, no pasa cada año que haya una película española en la sección oficial y creo que tenemos que estar muy orgullosos. Estamos en un momento en el que nuestro cine está probando cosas diferentes y está viajando”, remarca Simón, cuyo cuarto largometraje será un musical flamenco neorrealista. “Siento que he mirado mucho hacia el pasado y ahora tengo ganas de mirar hacia el futuro, explorar historias que no tengan tanto que ver con territorios que conozco”.

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