Una mañana de agosto del 2017 aparece el cadáver de un hombre en un aparcamiento de València. Maje, su viuda, es una chica de veintitantos años que queda desolada. A su marido lo han apuñalado siete veces sin piedad.
Eva, la inspectora de homicidios de la ciudad, se pone al frente de la investigación y, poco a poco, va descubriendo que Maje quizá no está tan apenada como aparenta ni es tan buena y dulce como parece.
La actriz Ivana Baquero se ha metido en la piel de Maje, una asesina real que cumple condena por haber orquestado la muerte de su esposo con el que solo llevaba un año casada. Él le había perdonado una infidelidad con Andrés antes de la boda. Maje, que ejercía de enfermera en un hospital valenciano, mantenía también relaciones con Dani y con Salva a espaldas de su marido.
Carmen Machi, en el papel de Eva, y Tristán Ulloa acompañan a Baquero en el elenco de La viuda negra, dirigida por Carlos Sedes, que llegará a Netflix el próximo 30 de mayo. “No conocía el caso y fue fascinante descubrirlo por primera vez cuando investigaba para crear el personaje”, explica Baquero en una entrevista con La Vanguardia .
Ivana Baquero en una imagen de 'La viuda negra'
Aunque nunca ha llegado a encontrarse en persona con la auténtica homicida, la actriz ha dado con “su esencia”. “Busqué su voz, su candencia, no quería ser un calco físico de Maje, pero sí trabajé su gesticulación y su forma de hablar”, señala.
“Busqué su voz, su candencia, no quería ser un calco físico de Maje, pero sí trabajé su gesticulación”
Se informó “con toda la documentación pública que existe sobre el asunto, los audios de las llamadas pinchadas, las grabaciones del juicio y, sobre todo, el guion”. También contó con la ayuda del guionista y productor de La viuda negra, Ramón Campos, “que siempre lleva a cabo un gran trabajo de investigación en todas sus películas basadas en hechos reales”. No obstante, y a pesar de ser un true crime, La viuda negra cuenta con algunos elementos de ficción, “porque no teníamos todas las respuestas y había ciertos espacios vacíos sobre el caso que tuvimos que rellenar”.
Con todos esos elementos, Baquero ha conseguido meterse en la piel de Maje y conocer también su psicología: “Maje tenía muchos amantes, pero su perfil no era ninfómano. Ella quería crear un harén de hombres que la admiraran. Tenía la necesidad de vivir diversas vidas y de ser idolatrada. Así que iba más allá de los meros encuentros sexuales y creaba relaciones, conexiones con todos sus amantes”.
La intérprete explica que el equipo de la película “exploró la intimidad de Maje para poder entender que su crimen tuvo muchas variables y que el móvil no era simplemente económico, porque confluyeron muchos factores”.
“En este homicidio se sumaron muchas circunstancias que tienen que ver con la crianza de Maje en una familia muy religiosa y con la opresión que sentía en el pueblo, con su necesidad de escapar de ese entorno sin saber cómo hacerlo, aunque también intervinieron factores de su propia personalidad un tanto narcisista. Maje quería ser siempre la víctima, nunca el verdugo”, añade.
Con este papel, Baquero da un paso más en su exitosa carrera que arrancó de niña. A los 12 años se llevó el Goya por su papel en El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006). “Para mí, todo fue muy normal. Siempre quise ser actriz. Gané el Goya y al día siguiente fue al colegio, porque mis padres siempre priorizaron los estudios”, explica.
Ahora, reside en Los Ángeles, aunque en realidad “vivo en una maleta”. Acaba de rodar el spin-off de la serie Spartacus en Nueva Zelanda y, con solo treinta años, ya se prepara para nuevos retos interpretativos en cualquier rincón del mundo.






