El Cruïlla se abre a la moda y la danza en su 15.º aniversario con un nuevo escenario

Festivales de verano

El festival se presenta como el más vinculado con Barcelona, reflejo de la parte más creativa de la ciudad

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Concierto de The Smahing Pumpkins en la pasada edición del festival Cruïlla

Marti Gelabert / Propias

Con más arte, más propuestas variopintas y más música, en definitiva, con más Cruïlla es como el festival piensa celebrar su 15.º aniversario, ahondando en los conceptos extramusicales característicos del festival que se presenta como el más identificado con la ciudad de Barcelona. Así lo definía su director, Jordi Herreruela, en la presentación este miércoles en El Molino de los últimos flecos del festival que se celebrará en el Parc del Fòrum del 9 al 12 de julio, y que contará por primera vez con muestras de moda y una dedicación especial a la danza.

Esta oferta poliédrica circunda los conciertos, grandes protagonistas del evento con la presencia este año de Alanis Morrissette, 30 Seconds to Mars y Sex Pistols como cabezas de un cartel que incluye una doble actuación de Love of Lesbian, con el segundo concierto convertido en una fiesta con numerosos amigos, cuyos nombres fueron desvelados este miércoles. Se trata de Maria Hein, Alizzz, José Madero, Figa Flawas, Marc Gili de Dorian, las Maruja Limon, Maika Makovski, David Ruiz de La Moda, Valeria Castro, Viva Suecia y Cala Vento.

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Lo que no habrá este año es jornada latina (tampoco la hubo en la pasada edición), una tradición desaparecida por los cambios que la organización ha detectado en la demanda. “En su momento vimos la oportunidad de recuperar las grandes orquestas y poner en valor el baile colectivo”, ha razonado Herreruela, “pero este año, en fechas próximas al festival actúan en el Palau Sant Jordi Juan Luis Guerra, Jennifer López, Rauw Alejandro o Fito Páez”. 

Esta oferta abundante ha empujado al Cruïlla a mirar hacia otros lugares, “creemos que vuelve el rock, el jazz, música más elaborada y comprometida en las letras”, previsión que ha aprovechado para lanzar un dardo contra los artistas que quieren “llenar 10 estadios”, tendencia que no es solo idea de los programadores. “Nos estamos volviendo locos con las cantidades, pero de alguna manera debemos poner en valor la calidad”.

Casi 700.000 personas han pasado por el Cruïlla en las 14 ediciones pasadas, “personas concretas, con nombre y apellido”, destacó Herreruela, que tras recordar la oferta musical y de comedia presentó la propuesta artística, protagonizada por diversas muestras de arte urbano coordinadas por Claudia Costa, de la asociación Poblenou Urban District. Pinturas murales de la mano del festival Gargar, instalaciones luminosas o las construcciones fantasiosas de Antigua y Barbuda regresarán al festival, que este año recuperará la presencia de collas castelleras, como ya hizo en sus primeras ediciones. 

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Novedad será la pasarela de moda que se celebrará el miércoles 9, así como la presencia del escenario Cruïlla Dansa en una nueva localización cercana al mar. Este espacio acogerá batallas de baile, sesiones de djs, concursos de swing así como actuaciones de grupos como Brodas Bros –comisarios del espacio- The Ruggeds o The Concept Cuba.

“Queremos hacer un festival que refleje la Barcelona creativa” destacó Herreruela, que también puso en valor la limitación voluntaria del aforo a 25.000 personas, el cierre anticipado de las jornadas del miércoles y el jueves para no molestar a los vecinos (a las 23.30 h y 00.00 h, respectivamente), así como las medidas para reducir la huella ecológica como el uso de un 90% de envases de gastronomía reutilizables o la eliminación por tercer año de los grupos electrógenos alimentados con combustibles fósiles. Este año se abrirá un espacio tranquilo para las personas con hipersensibilidad que requieran momentos de tranquilidad durante el festival.

El alcalde Collboni, presente en el acto, se deshizo en elogios hacia un festival que “forma parte de la identidad de la ciudad” y que definió como “cruce de culturas, influencias, diversidades” además de destacar su amabilidad. “Es el festival más local, punto de encuentro de los barceloneses”, afirmó en el escenario de El Molino, equipamiento propiedad del consistorio gestionado por Cruïlla, tal y como recordó el primer edil englobándolo dentro de sus proyectos para revitalizar el tejido cultural de la zona.

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