El fascinante 'Afanador' de Marcos Morau y el Ballet Nacional de España triunfa en los Max

Los grandes premios de las artes escénicas

El montaje se lleva cinco galardones, entre ellos el de mejor director de escena, que nunca había ido a un espectáculo de danza, mientras 'Casting Lear' vence como mejor montaje teatral del año

El fascinante 'Afanador' de Marcos Morau y el Ballet Nacional de España triunfa en los Max
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'Afanador' de Marcos Morau y el Ballet Nacional de España

Un reconocimiento a dos décadas prodigiosas. Y a un montaje fascinante. Los premios Max, los grandes premios de las artes escénicas españolas encumbraron anoche en el teatro Gayarre de Pamplona al coreógrafo Marcos Morau (Ontinyent, 1982), cuyo montaje Afanador con el Ballet Nacional de España se llevó nada menos que cinco estatuillas. Entre ellas, no solo la de mejor espectáculo de danza del año sino también música, iluminación, vestuario, y por primera vez en 28 ediciones de los premios Max, la de mejor dirección de escena, reservada habitualmente a montajes teatrales. Un reconocimiento a la fascinación que ejerce Afanador, que estará de gira por todo el mundo hasta 2027, y a las dos décadas prodigiosas de Morau desde que fundó en el 2005 en Barcelona la compañía de danza La Veronal.

Parte del equipo de 'Afanador' anoche en los Max

Parte del equipo de 'Afanador' anoche en los Max

Cristina Núñez/Funación SGAE

Desde entonces su ascensión ha sido imparable: fue en 2013 el Premio Nacional de Danza más joven de la historia española y en los últimos años ha vivido su explosión global, dirigiendo espectáculos con las grandes compañías de danza y ballets de Europa, Asia y Norteamérica. Dado el escueto apoyo de las administraciones locales, estaba cantado que Morau acabaría fuera y ahora es artista residente del Staatsballett de Berlín y artista asociado de la Trienal de Milán. 

'Afanador', de Marcos Morau y el Ballet Nacional de España (REDACCIÓN / Otras Fuentes)

'Afanador', de Marcos Morau y el Ballet Nacional de España (REDACCIÓN / Otras Fuentes)

Por suerte, el año pasado también dirigió al Ballet Nacional de España de Rubén Olmo en Afanador, que una la danza de española, la estética con un toque surrealista de las fotografías del mundo flamenco andaluz realizadas por el colombiano Ruvén Afanador y la coreografía de Marcos Morau en un montaje elegante, cinematográfico y arrollador. Y en septiembre Morau abrirá la temporada del Teatre Nacional de Catalunya con una versión coreográfica de la novela La mort i la primavera de Mercè Rodoreda con música de Maria Arnal.

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La creadora de 'Casting Lear' Andrea Jiménez, con el Max a Mejor Espectáculo de Teatro del año anoche en Pamplona 

Villar Lopez / EFE

El triunfo de Morau, que no acudió anoche a Pamplona por estar ensayando –también cayó del acto la propia presidente navarra, María Chivite, en medio de los casos de corrupción del PSOE, pero sí acudió la ministra navarra Elma Saiz, de Seguridad Social– se produjo en una noche que abrió a ritmo de Tahúres zurdos con Mañana y en la que el mejor montaje teatral y la mejor adaptación fueron para Casting Lear, la pieza en la que Andrea Jiménez convierte cada noche a un actor diferente en el Rey Lear y en su propio padre para hablar de paternidad, amor, escucha y perdón.

Un Casting Lear que derrotó anoche como mejor espectáculo teatral a El día del Watusi, la adaptación de la novela de Francisco Casavella sobre la Barcelona de las tres últimas décadas que dirigió Iván Morales en el Teatre Lliure y que, sin embargo, no se fue de vacío.

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Enric Auquer y Àgata Roca celebran sus premios a las mejores interpretaciones teatrales del año 

Gemma Sánchez Bonel / ACN

Y es que fue una noche más que catalana en los Max: entre muchos otros galardones, los mejores actores de teatro del año fueron Àgata Roca por L’imperatiu categòric, de Victoria Szpunberg, y un emocionado Enric Auquer por El día del Watusi. que ni pudo leer el texto que había escrito en una servilleta arrugada pero sí lamentó “la maldita transición en la que no se nos explicó nada y dejó mucha gente en los márgenes”. 

La mejor escenografía fue para el lloretense Víctor Peralta por Thauma. Y la mejor coreografía del año fue para Natural order of things, de la compañía, con sede en Barcelona, de Guy Nader y María Campos, que se alzó con tres estatuillas y fue la segunda obra más premiada de los Max al sumar los galardones a los intérpretes de danza masculino (Alfonso Aguilar) y femenino (María Campos). 

El '1936' de Andrés Lima sorprendentemente solo tuvo dos nominaciones a los Max y acabó yéndose de vacío de la ceremonia

Además el mejor espectáculo de calle fue Fugit, de Kamchàtka, estrenado en la Fira de Tàrrega. Y la barcelonesa Ester Guntín se llevó la mejor autoría revelación por el montaje de danza Quiso negro. Para que nada faltara, Dagoll Dagom obtuvo el premio Max Aplauso del público por el musical L’alegria que passa. Su directora Anna Rosa Cisquella, emocionada, señaló que la gala ponía de manifiesto “la diversidad de nuestro país” y recordó que para ellos “el público ha sido siempre lo fundamental, durante 50 años, y ya cerramos, siempre hemos trabajado para atraer el público, en 1974 había una escasez enorme. Ha aumentado, pero aún hay que atraer mucho más”.

El mejor espectáculo musical fue el infantil Farra, de la Cia. Lucas Escobedo en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, una celebración de la fiesta con textos del Siglo de Oro. La compañía reivindicó “el fin del genocidio en Gaza” en una noche en la que los miembros de Afanador anunciaron una función benéfica del espectáculo el 9 de julio en el Teatro de la Zarzuela para recaudar fondos para los refugiados palestinos. Después, habrá funciones comerciales del día 10 al 20.

Más prmeios. El mejor espectáculo familiar de los Max fue Cuento de Navidad (encapsulando a Dickens) de Société Mouffette y Coma14, pero otro espectáculo infantil consiguió la proeza de llevarse la mejor autoría teatral del año: Pepito, una historia de vida para niños y abuelos, de Itziar Pascual, que derrotó a L’imperatiu categòric de Victoria Szpunberg y al 1936 de Andrés Lima, Juan Cavestany, Juan Mayorga y Albert Boronat, que sorprendentemente solo tuvo dos nominaciones a los Max y acabó yéndose de vacío de la ceremonia.

Vertical

La actriz Petra Martínez tras recibir los Max de Honor, para ella y para su pareja Juan Margallo, que falleció en marzo 

Villar Lopez / EFE

Los momentos más emotivos de la gala llegaron al final. Primero, el Max de Honor a los actores Petra Martínez y Juan Margallo, quien falleció el pasado marzo.  Martínez subió fuerte y enfadada para recordar que estaban contentos cuando les comunicaron el premio. Luego, todo cambió. “Este es un premio que nos dan por 60 años de trabajo, nosotros teníamos la sensación de que un día iban a decirnos ya está bien de tonterías, a trabajar”, bromeó. Y recordó que colectivos como el grupo Tábano, el Gayo Vallecano y Uroc Teatro, “nos hicieron vivir”. 

“Cuando comenzamos con Tábano te lo prohibían todo. Estrenamos Castañuela 70, 14 funciones a la semana en el Teatro de la Comedia, un mes de éxito. Y llegaron unos censores y se acabó. Y tuvimos la suerte de ir a Europa, donde estaba la emigración, los que levantaban España con el dinero que enviaban. En Holanda, Alemania, Bélgica. Luego, América Latina. Fue una suerte la prohibición del franquismo porque nos dio a conocer lo que era España en la época de Franco. No éramos muy conscientes”. 

Y la actriz se enfureció emocionada al recordar a su compañero de vida: “Juan y yo hemos sido felices en esta profesión. Hemos conocido a gente maravillosa. Hemos sido felices y se me ha muerto. No te dice nadie nada de que te vas a morir y se te muere. Te da rabia. Y te cagas en todo lo cagable. Es una putada morirse. Pero peor es quedarse viva cuando se te muere alguien tan querido. Muchísimas gracias. Y que viva Palestina libre”, lanzó entre un enorme aplauso.

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La actriz Alma García tras recibir el premio a Mejor Espectáculo Revelación por la obra ´Contra Ana´ 

Villar Lopez / EFE

Y apenas unos momentos después recogió el premio al mejor espectáculo revelación Alma García por Contra Ana, una obra sobre la anorexia que ella misma vivió, la enfermedad mental y el suicidio. Y puso la piel de gallina a la sala al denunciar cómo el triángulo entre sociedad de consumo, obsesión por el cuerpo y redes sociales alimentan la anorexia y el suicidio, “una sociedad enferma que nos hace enfermar”, y reclamó “por qué no se habla de suicidio” y pidió “a los autores dejar de lado el ego y escribir historias urgentes e importantes”. “Desde que enfermé a los 14 años me he preguntado muchas veces por qué luchar y hoy le puedo decir a esa niña pequeña que ha valido la pena. Hemos de intentar crear un mundo que nos duela un poquito menos”.

La próxima edición de los Max, anunció el presidente de la SGAE Antonio Onetti tras denunciar el uso pirata de creaciones artísticas para entrenar la IA, se celebrará en el teatro romano de Mérida.

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