Fallece Germán Gullón, estudioso de la novela española

Obituario

El crítico literario fuepresidente de la Asociación Internacional de galdosistas y galdosiano de honor (2009), y participó como jurado del Premio Nadal entre el 2000 y el 2016

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Germán Gullón. 

Marta Perez / EFE

El pasado 28 de junio falleció, de modo precipitado cerca de Amsterdam, el profesor, crítico literario y escritor Germán Gullón. Había nacido en Santander en la primavera de 1945 y heredó de su padre, Ricardo Gullón, su pasión por la historia literaria y su buen tino de teórico y crítico, amparados en su oceánica curiosidad lectora. Se formó como universitario en Salamanca, donde terminó (1969) la licenciatura en Filología Románica a la sombra del magisterio de Fernando Lázaro Carreter. Los estudios de doctorado los cursó en la Universidad de Texas (Austin), y ya en 1973 era assistant profesor en la Universidad de Pensilvania, donde compartió docencia e investigación con los catedráticos Gonzalo Sobejano y Russell P. Sebold. Los tres dotaron de la máxima calidad al Departamento de Español de Penn y a la prestigiosa revista Hispanic Review. En 1988 pasó a la Universidad de California (Davis) y finalmente, en los últimos y fecundos años de su carrera, ejerció como catedrático de Literatura Española en la Universidad de Amsterdam, dirigiendo durante un bienio (1997-1998) el Instituto Cervantes de Utrecht. Finalizando el siglo XX fue dando rienda suelta a su vocación de creador, publicando dos libros de cuentos y tres novelas, al tiempo que participaba como jurado del Premio Nadal, entre los años 2000 y 2016.

El mapa de la literatura española (siempre compuesto desde una perspectiva comparatista) según Gullón se extiende por los siglos XIX y XX, sin desentenderse de las primeras décadas del XXI. La capital de ese mapa es, sin discusión, Benito Pérez Galdós. El que fuera presidente de la Asociación Internacional de galdosistas, galdosiano de honor (2009) y Premio de la Ciudad de Santander (2020), sintetizó todos sus saberes galdosianos en el libro Galdós, maestro de las letras modernas. Biografía (2020), que reseñé en este periódico en el otoño del 2020, reseña de la que extraigo estas líneas: “La biografía de Galdós que ha escrito con sabiduría, agilidad y un incuestionable ademán seductor demuestra puntual y sucesivamente que el arte de la novela galdosiana es imagen de la vida y de la verdad humana”. Los prolegómenos a este libro excepcional vienen dados por muchos años de querencias galdosianas, materializadas en un sinfín de ediciones de sus novelas (Doña Perfecta, La desheredada, o Miau entre otras, con la impagable colaboración de su mujer, Heilette van Ree) y por un amplio número de estudios parciales, que nutren libros de referencia, desde El narrador en la novela del siglo XIX (1976) hasta La novela de Galdós. El presente como materia literaria (2014).

Gullón se ha ocupado de Valera, Pereda, Clarín, Pardo Bazán, y también de los novelistas modernistas: Unamuno, Ganivet, Valle-Inclán, Baroja y Azorín

Los alrededores galdosianos conforman otra de sus grandes tareas como estudioso de la novela española. Gullón se ha ocupado de Valera, Pereda, Clarín, Pardo Bazán, y también de los novelistas modernistas: Unamuno, Ganivet, Valle-Inclán, Baroja y Azorín. Su libro Emilia Pardo Bazán o el tiempo de la mujer (2021) es su última gran aportación a los estudios de la literatura moderna española. Fuera de esta órbita ha prestado atención a la novela contemporánea y también a temas de rigurosa actualidad cultural (las industrias, los críticos, los medios de comunicación) e incluso de coetaneidad política. Creo que su mejor perfil intelectual puede descubrirlo con certeza el lector en su libro La modernidad silenciada. La cultura española en torno a 1900 (2006).

Germán Gullón siempre ha estado vinculado a la Universitat de Barcelona: ha sido miembro de los tribunales de al menos media docena de tesis doctorales y de otras tantas comisiones de diferentes oposiciones, además de participar en todos los congresos que, junto a mi maestro Antonio Vilanova, organicé en la etapa 1995-2005. Debo añadir que Germán era mi mejor amigo de la cofradía universitaria, que como es sabido es muy sinuosa. Hemos compartido cursos, seminarios y congresos en Europa y por toda España durante más de 30 años, y según mis recuerdos nuestros mejores días han sido isleños: Menorca, Mallorca y, sobre todo cada tres años, Las Palmas de Gran Canaria. En la última ocasión que compartimos esas ocupaciones –el Congreso sobre Juan Valera en Cabra (Córdoba), otoño de 2024– Germán seguía creyendo en la vida, en la amistad y en el buen humor. Gracias, Germán.

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