El hermano Díaz, un monje castellano que no quería ser monje llega a la Ciudad Santa para una cita con la Papisa, de la que confía obtener una buena y tranquila prebenda. Pues no: lo ponen a cargo de la misteriosa Capilla de la Santa Conveniencia, un equipo compuesto nada más y nada menos que por un caballero maldito –e inmortal–, una mujer con una amplia experiencia en casi todo, un vampiro con modales, un mago ambicioso, una mujer lobo incontrolable y una elfa con la capacidad de volverse invisible en un mundo en que su raza está considerada el mayor peligro para la humanidad. Son algunos de los protagonistas de Los diablos (Alianza), la nueva novela de Joe Abercrombie (Lancaster, 1974), el primer volumen de una nueva trilogía de novelas autoconclusivas.
A lo largo del libro se hacen continuas alusiones a “lo que sucedió en Barcelona”...
Me temo que debo guardar el secreto, aunque fue algo terrible y fascinante. Tal vez en los siguientes libros volvamos a Barcelona para otro horrible suceso. Por otra parte, ¿a quién no le gusta Barcelona? He estado aquí varias veces, de vacaciones o por eventos literarios, y muchas veces en la fantástica librería Gigamesh. Es una ciudad preciosa, con buena comida, mucha cultura y un trazado en cuadrícula que hace que sea fácil moverse por ella.
James Cameron ha comprado los derechos para llevarla al cine.
No puedo decir mucho, por contrato y porque aún estamos en una fase muy temprana. Conocí a Cameron trabajando en la última película de Terminator y sabía que leía mis libros. Es un lector voraz, y habíamos hablado de un par de proyectos, así que antes de publicar Los diablos se la mandé y le gustó mucho.
¿Aún no hay ni un calendario?
Depende mucho de su agenda y de su tiempo, y ahora está muy ocupado con la posproducción de la tercera película de Avatar. Cuando termine, el año que viene, puede que las cosas avancen mucho, pero es a largo plazo. Mi experiencia con estas cosas es que, cuando surge el impulso, todo puede avanzar muy rápido, pero a veces el impulso se pierde y todo se estanca. Un par de veces antes he tenido proyectos que no se han llevado a cabo, y no solo porque consigas una adaptación significa que sea como Juego de tronos y se vaya a convertir en un pilar de la cultura popular. Lo importante es asegurarse de que los libros funcionan por sí mismos y, con suerte, el resto vendrá después.
James Cameron
“Cuando termine la tercera ‘Avatar’ puede que avance mucho, pero es a largo plazo”
Ya tiene claro que desarrollará una trilogía.
Ese es el plan, y ya he escrito algunas que solían ser una sola historia dividida en tres libros, pero aquí la idea es que cada libro sea independiente, en el mismo mundo pero con algunos personajes en común y un tono diferente cada vez. Este libro es en gran medida una especie de búsqueda clásica, un viaje, y el siguiente será más de misterio en un solo lugar, y espero continuar con una narrativa más amplia.
Es una novela llena de acción pero con toques de humor que recuerdan a Terry Pratchett.
Con el tiempo se hace más fácil escapar de él, pero es una gran figura de la fantasía cómica, fue un escritor satírico que tenía mucho que decir sobre la vida real y sobre cómo es la gente, un enfoque que se remonta a Swift y va mucho más allá. La fantasía tiende a ser o muy seria o más satírica, y a mí me gusta encontrar un punto medio, y aunque soy más serio y violento que Pratchett estoy muy contento de continuar esa tradición.
Una de las estrellas del Celsius 232, que empieza hoy
Abercrombie estará a partir de este martes en Avilés, donde empieza el festival Celsius 232, del que no solo es habitual desde su fundación, sino que con el tiempo ha entablado amistad con sus directores hasta el punto de que constan en los agradecimientos de su nuevo libro. “Les conozco desde que organizaron el festival por primera vez, cuando me invitaron –esa primera edición del 2012 contó también, entre otros, con George R.R. Martin, Peter Berling o Laura Gallego–, y he vuelto muchos años. Es un lugar muy agradable, con un ambiente muy acogedor y muy diferente de las convenciones mucho más comerciales del Reino Unido o Estados Unidos”, asegura. El autor de Los diablos es uno de los invitados estrella de la nueva edición del festival cuyo nombre es la translación a nuestra escala del célebre Fahrenheit 451, junto a grandes nombres como Brandon Sanderson, Barbara Hambly, Adrian Tchaikovsky, Cristina Fernández-Cubas, A. F. Steadman, Mónica Ojeda, Marc Pastor o Ricard Ruiz Garzón. Difícil elegir entre 200 invitados.
Su escenario es una Europa medieval cambiada...
Solemos pensar que Europa occidental es el centro del mundo medieval, pero en la edad media era primitiva y atrasada. Por ejemplo, en 1066, Londres tenía unos 15.000 habitantes, París unos 30.000, pero en Constantinopla vivían 400.000 personas y en Bagdad, 1,5 millones. La cultura bizantina y la Iglesia ortodoxa nos resultan bastante ajenas y lejanas, así que la utilicé como punto de partida, como una Europa a través de una especie de espejo deformante, con algunas cosas cambiadas, como que Cartago triunfe sobre Roma y Troya sobre Grecia. Pero lo bueno de la fantasía es que no tienes que ser absolutamente preciso.
Sus demonios son monstruos muy humanos...
Siempre me han gustado los personajes que no son ni héroes ni villanos, sino que se encuentran en algún punto intermedio. Los elfos, por ejemplo, según la línea oficial del libro son aterradores, pero el único elfo que conocemos es uno de los personajes más atractivos de la historia. En la vida real nadie se propone ser el villano de la historia, y me interesó ver a un grupo de monstruos que también son héroes. Son odiados, despreciados y temidos, pero también tienen cosas buenas. A la vez, personas supuestamente más admirables son ambiciosas y peligrosas, así que hay que preguntarse quiénes son los verdaderos demonios.

Joe Abercrombie, fotografiado este lunes en Barcelona
Otro mundo posible
“Solemos pensar que Europa es el centro del mundo medieval, pero era primitiva y atrasada”
Se nota que lo pasa bien escribiendo batallas...
La verdad es que cuando escribo una escena, tiendo a empezar con el diálogo y luego voy añadiendo los demás elementos, que a menudo me resultan más difíciles. Parte del concepto del libro eran las grandes secuencias de acción, pero al final incluso en escenas enormes tienes que volver a lo personal y mantener cierta intimidad. Disfruto mucho del caos de una batalla, pero me gusta que transmita una experiencia personal.
No todo sale siempre bien.
La fantasía épica suele centrarse en éxitos rotundos, pero en la vida real los fracasos son igual de importantes, y me gustan las cosas que salen mal, las relaciones que se desmoronan y nunca llegan a funcionar, me parece más real.
Sus personajes están instalados en un sentimiento de pérdida...
Son un grupo bastante triste en muchos sentidos, figuras trágicas que nunca podrán formar parte de la sociedad, que están malditos de una forma u otra. Son personas aisladas y marginadas de la sociedad que solo pueden encontrar cierto nivel de pertenencia a este grupo de inadaptados y bichos raros.
La máxima representante de la iglesia occidental es una papisa de 10 años!
Una Papisa, una Salvadora, el sacerdocio femenino, era un buen punto de diferencia con la realidad, y ya se ve en la primera frase del libro, en que llegamos a un lugar familiar, pero no del todo igual, y eso introduce a muchas mujeres poderosas en la historia de forma natural. Por otra parte, que la papisa tuviera 10 años tampoco me pareció muy alejado de una posibilidad real en la edad media, y lo hacía todo menos solemne, al revés de mucha literatura fantástica, y me gusta romper convenciones. Pero, sobre todo, me divertí. Y ella crecerá, y eso tendrá su importancia en el futuro.
También se refleja la importancia de la real politik...
Los protagonistas son personas que se han convertido en armas y quedan atrapados sin control sobre la situación. Siempre me han gustado mucho los personajes que intentan desesperadamente encontrar su propio camino, pero están atrapados por quiénes son y por lo que han hecho.
¿Cómo decide cómo avanza la trama?
Por supuesto, planeo con mucha antelación, y cuando escribo siento que eso es lo que ha sucedido. A veces algún lector pregunta por qué no hice esto o aquello, y yo pienso que simplemente pasó así, porque la historia cobra vida propia.