Sin duda, la leyenda dirá que Ozzy Osbourne decidió no morir antes de darse el último homenaje, tres semanas atrás de esta fecha, en su Birmingham natal. Fue el pasado 5 de julio, cuando el concierto de despedida de Black Sabbath reunió a representantes de todas las ramas del rock duro para rendir pleitesía al príncipe de las tinieblas, el padre del rock duro, el creador de la banda que abrió un reino de oscuridad musical y que este martes falleció a los 76 años, rodeado por su familia.
No han trascendido las causas de su fallecimiento, aunque desde el 2020 se sabía que sufría de Parkinson a raíz de una caída accidental. Esta enfermedad le obligó a retirarse de los escenarios en el 2022, en medio de una gira, y le obligó asimismo a permanecer sentado durante su concierto de despedida junto a los viejos compañeros de correría de Sabbath Geezer Butler, Bill Ward y Tony Iommi.

El músico y cantante Ozzy Osbourne durante su actuación en el Barcelona Rock Fest
Es difícil separar al músico del personaje en el caso de Ozzy Osbourne, un personaje tan excéntrico y genial, tan excesivo en el consumo de alcohol, drogas y derivados como capaz de reírse de su propia figura. Es por este motivo que su figura resulta tan conocida para muchas generaciones que jamás le escucharon cantar, pero siguieron el reality The Osbournes, retrato a lo familia Addams de la vida del artista ya había retirado y rehabilitado, dejando atrás los años en que esnifaba hormigas y arrancaba la cabeza de murciélagos vivos.
La comparación con los Addams no es gratuita, porque Ozzy puso desde Black Sabbath los cimientos tanto del heavy metal como del uso en el mundo de la música de una imaginería vinculada al terror que, hasta la aparición de la banda en 1968, estaba limitada a otras artes como el cine y la literatura. Satanismo, cruces invertidas, el uso del tritono en las melodías y lo oscuro en general pasaron a formar parte natural del rock, abriéndose desde allí a otros géneros que abrazaron lo oscuro, referente y símbolo al mismo tiempo de contestación frente al orden imperante, como hacía en la misma época la canción de autor o años después, el punk.
Osbourne realizó hace pocas semanas su último concierto en Birmingham
John Michael Osbourne nació en el seno de una familia trabajadora en la no menos oscura y gris Birmingham en 1948, y Ozzy fue el mote que le pusieron sus compañeros de escuela. Enamorado de Chuck Berry, Little Richard y los Beatles de la cercana Liverpool, Osbourne se unió al guitarrista Tony Iommi en la idea de hacer una banda que tomase como referente la imaginería de los filmes de terror. De ahí el nombre de Black Sabbath, prestado del filme homónimo de 1963 protagonizado por Boris Karloff.

Ozzy Osbourne durante la presentación de su libro 'I am Ozzy' en el 2009
El primer álbum de la banda, el homónimo Black Sabbath, puso en 1970 los cimientos del heavy metal, y con el lanzamiento aquel mismo año del segundo, Paranoid llegó el éxito gracias a la canción del mismo nombre así como a Iron Man, un tema que a la vez supone un alegato contra la alienación social del capitalismo industrial. Junto a la guitarra de Iommi, el hombre del dedo cortado, Osbourne se hizo famoso por sus actuaciones en directo, donde parecía completamente ido al cantar, una apariencia que encajaba perfectamente con la banda. Eso no impidió que, en 1979, los otros tres componentes decidieran expulsarle cansados de sus excesos y descontrol.

Ozzy Osbourne durante la clausura de los Juegos de la Mancomunidad del 2022, en Birmingham
Osbourne comenzó así una carrera en solitario escudado por su esposa desde 1982, Sharon Arden, hija del manager de los Sabbath y, curiosamente, quien propuso a Dio como sustituto de Osbourne en la banda. Apoyado por músicos de primer nivel como los guitarristas Randy Rhoads o Zack Wilde, Osbourne publicó 13 discos con un éxito notable durante los años 80 gracias a temas como Crazy Train, Mr Crowley, Shot in the dark o I don’t want to change the World.
Convertido en el padrino por antonomasia del heavy metal, Osbourne se embarcó en proyectos como el festival de heavy metal Ozzfest, que celebró 13 ediciones entre 1996 y el 2016, mientras continuaba actuando y publicando discos. En el penúltimo, Ordinary man aparecido en el 2020, incluía un tema compuesto junto a Elton John donde contaba que “he sido un chico malo, más grande que el cielo azul, y la verdad es que no quiero morir como un hombre ordinario”. Y ha muerto como un príncipe, deseo cumplido.