Fallece Bob Wilson, gran maestro de la vanguardia teatral, a los 83 años

Un genio de la escena

El Watermill Center ha anunciado el fallecimiento tras una enfermedad “breve pero grave”

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Bob Wilson acude a la galeria Senda a inaugurar una exposición de sus dibujos en Barcelona en marzo del año pasado 

Joan Mateu Parra / Shooting

Robert Wilson, uno de los grandes artistas y directores de escena teatral y operística del último medio siglo, ha fallecido a los 83 años, después de “una breve pero grave enfermedad”. Un cáncer que no le impidió trabajar hasta el final. Nacido en Waco (Texas) en 1941, el anuncio de su muerte lo dio en las redes sociales The Watermill Center, del que Wilson fue fundador, un gran centro interdisciplinar para las artes y las humanidades situado en Long Island, en Nueva York. Wilson era también un arquitecto, artista visual y diseñador de luces reconocido mundialmente.

En el comunicado, The Watermill Center informó de que el artista de la luz que fue Wilson, capaz de esculpir sus revolucionarias puestas en escena con ella, había muerto en paz. Lo hizo durante la noche, mientras dormía. No despertó. “Enfrentándose a su diagnóstico con determinación y lucidez, aún se sintió obligado a continuar trabajando y creando para el escenario hasta el final”, añadía la nota del gran centro artístico.

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Robert Wilson.

El año pasado estuvo en Barcelona, donde ofreció en el Gran Teatre del Liceu un viaje espiritual con la producción que había diseñado para el oratorio El Mesías, de Händel, que se representó durante ocho funciones. El coliseo de la Rambla dedicó la función de ayer del West Side story de Bernstein a su memoria.

En lo que fue su última visita a Barcelona, el polifacético artista también expuso una serie de sus dibujos en la galería Senda.

Robert Wilson, Bob para los que le rodeaban, seguía izando a sus 82 años la bandera de la modernidad escénica que le hizo famoso cuando en los años setenta sacudía Nueva York con rarezas como Einstein on the beach, la ópera de Philip Glass que él mismo diseñó y estrenó en Aviñón, y que se vería en el Liceu olímpico.

Con más de 200 producciones de teatro y ópera en su haber (Pelléas et Mélisande fue su última incursión liceísta en el 2012), la leyenda viva de la recreación escénica regresaba a la Rambla –“la primera casa de ópera que vi, cuando con 18 años recorrí Europa con 250 dólares en el bolsillo”, recordaba– para mostrar su idea estética, abstracta y estática de El Mesías de Händel, que estrenó en el 2020 en Salzburgo, en la versión de Mozart.

Convertido ya en una leyenda gracias a su presencia en los más emblemáticos escenarios de todo el mundo, también visitó el TNC en el 2017 con un Mijail Baríshnikov convertido en Nijinski en Letter to a man. Y el Teatro Real de Madrid había programado en diversas ocasiones su magnética versión de la ópera de Puccini Turandot.

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