Eran finales de los 90 y Luis Rosales Fouz -hijo del poeta granadino Luis Rosales- encontró dos obras jamás publicadas de su padre y el poeta Alfonso Moreno. “Naturalmente me sorprendió. Hablé con los hijos de Moreno y ellos me dijeron que no habían leído la obra. Su padre les había comentado que era muy mala”, dice a La Vanguardia. Los escritos no le generaron curiosidad, nunca escuchó a su padre hablar de estas obras, por lo que no dudó en entregar ambos mecanuscritos –una comedia y un drama– al Archivo Histórico Nacional. Veinticinco años después, y de forma azarosa, la investigadora de la Universitat de Barcelona Noemí Montetes-Mairal halló los textos. Uno de ellos escondía una lucha interna con la que el poeta Rosales convivió toda su vida: la culpa por no poder salvar de la muerte a su gran amigo Federico García Lorca.
¿Por qué? se titula el drama coescrito por Rosales y Moreno en 1946, y que la académica de la UB reveló recientemente en la Revista de Occidente. La obra transcurre en un “país imaginario” que por motivos territoriales termina enfrascado en un conflicto con su país vecino, las Repúblicas Unidas. Sin embargo, la revelación ocurre en la escena III del primer acto, cuando un personaje llamado Luis confiesa lo siguiente: “En los días de la revolución... Yo delaté a un hombre, al General Krodar, que se encontraba refugiado en mi casa. Le costó la vida. Yo creí que era una obligación de justicia revolucionaria, pero desde entonces su recuerdo ha perturbado mi conciencia. Me repetía continuamente la palabra infamante: ¡Eres un delator! ¡Eres un delator!”.

Fragmento de '¿Por qué?' de Luis Rosales y Alfonso Moreno
Parece inevitable, asegura Montetes-Marial, que este fragmento remita a la figura de Federico García Lorca, no sólo por que él se ocultó en casa de los Rosales hasta que fue detenido en agosto de 1936, sino también por la coincidencia de vocales y dos consonantes que tiene su nombre con el delatado General Krodar. Sin embargo, la profesora es categórica al señalar que este pasaje está lejos de ser una confesión. “Este texto es como una especie de exorcismo. Cualquiera podría creer que Rosales se está culpando por la muerte de Lorca, pero en realidad refleja la culpa de sentir que no pudo hacer lo suficiente”, explica. De hecho, añade, las evidencias históricas indican que Rosales no tuvo responsabilidad alguna en la muerte del poeta y es evidente que él mismo puso en riesgo su vida al esconderlo.
Un antecedente no menor para la investigadora es la férrea defensa que realizaron tres de los cinco hermanos varones de los Rosales a Lorca: Luis, Miguel y José. Aunque este último era el falangista más importante de la familia, se atrevió incluso a encañonar al comandante José Valdés -quien dio la orden de detención del poeta- exigiéndole una explicación. El atrevimiento le costó una amenaza: “Ahora vamos a ocuparnos de tu hermanito Luis”, le dijo Valdés. Lo cierto es que Luis Rosales fue foco de un proceso judicial del que salió indemne gracias a que su padre abonó el dinero de una abultada multa.

Luis Rosales en el primer Congreso de la Poesía en Segovia en los años 50
Aunque está claro, dice Montetes-Marial, que Rosales no fue culpable de delatar a su amigo, la muerte del autor de Bodas de sangre es algo que le pesó toda la vida. Lo sabe su propio hijo. “Esto es una obra de ficción, pero efectivamente refleja ese dolor. El dolor de la pérdida de su referente, de su maestro”, afirma Rosales Fouz. Según explica la profesora en su artículo, está documentado que el voto de Luis Rosales en el consejo de familia fue decisivo en la determinación de ocultar a Lorca en casa de sus padres. Otra opción que se barajó fue la de que se refugiara en el hogar del compositor Manuel de Falla.
¿Por qué el texto permaneció oculto por tantas décadas?. Para la investigadora era difícil que la obra fuera publicada en 1946, pese a que se anticipa en sus argumentos a novelas como 1984, de George Orwell. “Este drama es de una valentía brutal, porque -en los años 40- una crítica tan feroz contra el Gobierno, contra el ejército, contra la política, contra la dictadura, contra el silencio, era impensable”, explica.
Los motivos entre bambalinas de por qué no se publicó el mecanuscrito también son interesantes. Luis Rosales Fouz recuerda que su padre quiso que sus colegas de la revista Escorial leyeran lo que había escrito junto a Moreno. Fueron los únicos que, hasta ahora, tuvieron acceso al texto. El recibimiento fue de todo menos positivo: “Luis, dedícate a la poesía. Olvídate del teatro”, le pidieron. “Todas las personas que estaban allí le dijeron que la obra era muy deficiente”, recuerda su hijo. Un trabajo que además de adelantarse a su época, revela el sentimiento más íntimo de perder a su gran amigo y que marcó para siempre la vida de Rosales.