El Borges menos contado

Un icono que revive generación tras generación

Lucas Adur publica una biografía del poeta y escritor con nuevas perspectivas sobre temas cono la religión o su juventud

Retrato del poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges en 1969

Retrato del poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges en 1969

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Escribir una biografía siempre da respeto, pero cuando se trata de relatar la vida de alguien a la que más de un estudioso ya se ha aventurado, todavía da más. Uno de los amigos de Lucas Adur no confiaba en que el doctor en Literatura fuera capaz de terminar el “imposible” y supuestamente inabarcable proyecto que se propuso: abordar Jorge Luis Borges en todas sus facetas. “Tener amigos para esto”, se ríe por teléfono, en conversación con La Vanguardia . Cinco años le ha llevado escribir este volumen, Jorge Luis Borges. Un destino literario (Cátedra), recién llegado a las librerías. El poeta y escritor argentino, no obstante, irrumpió en su día a día mucho antes, en 2006, cuando dedicó un año entero con uno de sus maestros a estudiar un cuento, La escritura del Dios . Dos años más tarde, se atrevió a empezar una tesis doctoral sobre Borges y el cristianismo.

Precisamente, la religión es uno de los aspectos más novedosos de esta biografía. “En mi tesis, había abordado esta cuestión más desde su obra que desde su vida, pues está presente de muchas formas: con referencias constantes a la Biblia a la figura de Cristo, al judaísmo… Sin embargo, se le había dado muy poco lugar a este aspecto en su vida personal, pues el propio Borges se declaraba agnóstico. Por supuesto, yo no afirmo lo contrario, pero sí que indago de dónde proviene este interés”, adelanta el experto. Sin ir más lejos, Borges recibió a un sacerdote católico, el padre Pierre Jacquet, poco antes de morir. “Aunque estaba muy débil, declaró que sintió la necesidad de asociarse a la plegaria y el sacramento de la reconciliación”, cuenta Adur. En su entierro, este mismo sacerdote presidió la ceremonia, realizada con un rito ecuménico, junto al ministro protestante Edouard de Montmollin.

Antes de morir, declaró que sintió la necesidad de asociarse a la plegaria y el sacramento de la reconciliación”

Lucas AdurBiógrafo

Su último adiós tuvo lugar en Ginebra, ciudad en la que el intelectual vivió su juventud y que, como él mismo afirmó en sus últimas semanas de vida, “corresponde a los años más felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras”. Ginebra también fue la ciudad elegida para, en el ocaso de su vida, casarse con María Kodama. “Ahora sé que existe el cielo porque me casé con María”, declaró entonces. La decisión fue muy cuestionada en su país natal, especialmente por su familia, igual que el haber decidido pasar sus últimos días en otro país, lo que le llevó al escritor a pronunciarse: “Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esa decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible”.

Varias décadas antes, también en Suiza durante su periplo familiar, descubrió el amor, o algo parecido. Escarceos a parte, era la primera vez que creía sentir algo por una mujer y parecía ser correspondido. Se llamaba Emilie y el escritor le reconocía por carta a su amigo Godel que estaba empezando a enamorarse “seriamente”. Poco se sabe de ella, más allá de que tenía cabellera rojiza y era de origen humilde. La relación se terminó cuando la familia partió hacia España, “un país en el que las mujeres le parecieron exultantes y bellísimas”.

Portrait of Argentine author Jorge Luis Borges (1899 - 1986) as he sits against a tree trunk, Buenos Aires, Argentina, 1943. (Photo by Gisele Freund/Photo Researchers History/Getty Images)

Retrato de Borgers de 1943 en Buenos Aires 

Photo Researchers / Getty

De esa misma época resulta interesante que, casi en simultáneo con su vínculo con la muchacha, se produjo su iniciación sexual. Su padre organizó un encuentro con una prostituta, algo frecuente por entonces. “El libro Borges a contraluz , que publicó Estela Canto, uno de sus grandes amores, hizo que pasara a la historia la idea de que esa iniciación fallida le marcó y traumatizó de por vida. Yo, en cambio, trato de mostrar que no es así como a todos nos hicieron creer. Es cierto que ese encuentro no fue satisfactorio, y así lo deja entrever en su cuento El otro. Pero luego él mismo fue a un prostíbulo en Mallorca, tal y como evidencian algunas cartas, y luego tuvo varios romances”.

Para Adur, el verdadero trauma llegó después, con la ruptura con Concepción Guerrero, su novia en Buenos Aires. Si bien él quería casarse, no se atrevió a desafiar a su madre, Leonor Acevedo, quien no quería para su primogénito una muchacha que era hija de inmigrantes. Se atormento durante mucho tiempo por no haber impuesto su voluntad y no inició ninguna relación seria hasta casi veinte años después”. Lo cierto es que la figura materna, siempre tan presente, pudo haber afectado las relaciones interpersonales y la seguridad en sí mismo del autor de El Aleph . Ambos vivieron juntos hasta que la madre murió, con un breve paréntesis de tres años, los que estuvo casado con Elsa Astete”. 

Por otro lado, insiste el biógrafo, “sería injusto demonizarla porque tanto ella como su marido se encargaron de mantener económicamente a su hijo hasta pasada la treintena para que pudiera dedicarse a escribir. Más tarde, cuando Borges se quedó ciego, Leonor asumió la tarea de leer y escribir para él”.

Borges se atormentó durante años por no haber impuesto su voluntad ante una boda en su juventud

Si algo pretende Adur con esta biografía, es “mostrar la parte más humana de Borges, la que se sale del relato impuesto y de la que casi todos pasaron de largo”. Para hacerlo posible, explica a este diario, se apoyó en una serie de materiales que aparecieron en los últimos años “y que no habían sido hasta la fecha considerados en un abordaje sistemático”. Se refiere al diario de Bioy Casares editado por Daniel Martino en el 2006, que “posibilita un acceso a la cotidianidad de los encuentros entre los dos amigos, además de información sobre el modo de trabajo de ambos y su relación con el ambiente literario”. También han contribuido a ampliar la biografía ya establecida las investigaciones de Daniel Balderston, así como los trabajos de Clinton Cody Hanson, Annick Louis y Sylvia Saítta sobre la oralidad de Borges en los medios.

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Estos documentos permiten “renovar el relato y conocer mejor a aquel hombre que con cinco años ya terminó su primer manuscrito. ¿Nacido para escribir o impulsado a ello? “El propio Borges reflexiona esta cuestión en su autobiografía, Autobiographical Essay (1970). Dice que, como su padre había querido ser escritor y la ceguera había frustrado ese deseo, él decidió asumir como propio ese destino. Dicho esto, es cierto que parece existir un mandato familiar, pero él parece aceptarlo gustoso y decide tomar las riendas de su propio camino, de ahí ese control. Que se convirtiera en quién llegó a ser era, como bien indico en el título, su destino literario, al que nada ni nadie se impuso, ni siquiera su ceguera, que pronto supo que heredaría, pero para la que se preparó con minuciosidad, escribiendo con una letra muy clara, para que, cuando todo se volviera oscuro, cualquiera le pudiera leer. Su público, todavía hoy, lo sigue haciendo, y no creo que lo abandone nunca”, concluye..

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