El arte catalán acaba de perder no a uno sino a tres de sus más queridos y admirados representantes. Porque el artista que comenzó como Albert Porta (Barcelona, 1946), se transformó luego en Zush (Barcelona, 1968) tras su paso por un hospital frenopático y décadas después mudó en Evru (Barcelona, 2001), ha fallecido a los 79 años, según ha confirmado su galerista Carlos Duran, de Senda. “Era un gigante, un Dios. Siento dolor por la pérdida y un enorme agradecimiento”, señala el galerista desde un hotel de París.
A Zush le llamó así un paciente de una institución psiquiátrica en la que fue internado cuando tenía 21 años y a la salida decidió adoptarlo como nombre artístico. Le habían encarcelado por llevar marihuana y luego lo internaron por inadaptado social. “Decepcionado creé mi propio Estado, Evrugo Mental State, con su alfabeto, idioma, himno, bandera, moneda..., y me convertí en otro, una manera de ser y de estar”, según relataba a Imma Sanchis en una entrevista para La Contra. Marchó a Ibiza y a partir de ese momento su obra adoptó una estética psicodélica y surrealista creada con pigmentos fosforescentes. Pero “era muy excesivo y quise encontrar a un ser más pausado; y también mi libertad, porque cuando te conviertes en una persona conocida acabas siendo víctima de ti mismo, incluso se te exige un estilo de pintar y de ser”, contaba.
Fue entonces cuando se reinventó en Evru, un nuevo artista, científico y místico (se definía a si mismo como ArtCienMist), interesado en las nuevas tecnologías y los lenguajes digitales. La transformación, a la vista de todos, tuvo lugar en el marco de una exposición, La campanada, en el Macba. Cuando se le preguntaban si volvería a cambiar de nombre decía que no, que su nombre era Evru, pero que quería que en su tumba inscribieran dos letras: “Go” (“irse” o “vete” en inglés), el final de la palabra Evrugo.

El artista en una imagen tomada en 2020 junto a algunas de sus obras
En los últimos años no había tenido una vida fácil a causa de la insuficiencia cardiaca que padecía, pero la muerte le ha sorprendido en paz y rodeado de su familia. Había dejado dicho que no quería funeral, pero la próxima semana se celebrará un homenaje de despedida en la Fundació Suñol, que atesora tal vez la más importante colección de su obra. Tras doce años de silencio, muchos de ellos sin pintar, regresó en 2020 como Evru/Zush con una exposición en la galería Senda que en cierto modo él consideraba su “resurrección”.
“No querías coleccionar un Evru/Zusch, querías acariciar el gigantesco mundo que creó en su Evrugo Mental State”, señala Carlos Duran
“Probablemente es una de las exposiciones más especiales que hayamos hecho jamás. Impresionante ver el cariño que le tenía un público que no conocía de edades ni de orígenes, era totalmente transversal”, recuerda Duran. “Había un deseo compartido de apoyarle, de que siguiera pintando y creando. Se vendieron obras suyas a artistas, a montadores, a transportistas, y por supuesto a particulares. El respeto del sector fue algo mágico. Consiguió el reconocimiento de todo aquel que en el arte busca verdad y no un valor de cambio. Sus seguidores solían tener más de una obra. No querías coleccionar un Evru/Zush, querías de alguna forma acariciar el gigantesco mundo que creó en su Evrugo Mental Strate”.
En esa última etapa, Evru/Zush sólo utilizaba el lápiz (junto a una goma de borrar y un sacapuntas) y siempre dibujaba el mismo tipo de figuras y sobre el mismo tipo de papel. “Los dibujos -decía- reflejan mi estado de ánimo, si estoy triste puede aparecer una figura que llora, otras aparecen con cara feliz o enfadada. Dibujo en mi taller de Sarrià, en soledad y en silencio. De momento sigo con esta serie y al fin y al cabo el dibujo es la esencia, el perfume del arte. Ahora mismo no tengo energía para otra cosa, ni para utilizar el color, pero no sé lo que vendrá”.
Creó un estado mental, del que era ciudadano único, con su propio alfabeto, su idioma, su himno, su bandera, su moneda...
Asociado en sus inicios con el arte pop -en realidad, confesaría más tarde, fue una estrategia que utilizó para que el galerista René Metras expusiera su obra-, su trabajo tiene también resonancias en el surrealismo y el dadá, pero cualquier intento de clasificación está condenado al fracaso. Porta/Zush/Evru fue muchos artistas en uno. Creador de una mitología personal poblada de figuras más o menos antropomórficas entre la psicodelia y el cómic (los habitantes de Evrugo), fue también pionero en la integración de arte, ciencia e investigación. Llegó incluso a diseñar el programa informático Tecura, que inspira a los usuarios para que aflore su creatividad individual. Buena parte de su obra la desarrolló en colaboración con el Massachussets Institute of Technology (MIT).
Su obra, que forma parte de colecciones de grandes museos (del MoMA al Reina Sofía, pasando por el Guggenheim de Nueva York o el Macba), ha sido expuesta en importantes manifestaciones internacionales gracias al impulso de su amigo y mentor, el galerista Fernando Vijande, como la Bienal de São Paulo de 1967 y 1979, la Documenta VII de Kassel de 1977 o el Pompidou en 1989, donde formó parte de la mítica exposición Magiciens de la Terre. Fue allí donde le descubrió el músico Peter Gabriel, con el que hizo un CD, un videoclip y el diseño de la portada del disco Eve, de 1996.
Entre otros, recibió el Premio Nacional de Grabado en 1997, el Premio Laus en 1999, el Premi Ciutat de Barcelona en el 2000 o el Premi ACCA de la Crítica d’Art el 2003.