Últimas noches en el Café Central de Madrid

BLUES URBANO

Últimas noches en el Café Central de Madrid
Director adjunto

Domingo 14 de septiembre, a media tarde. Miles de personas que portan banderas palestinas invaden –la inmensa mayoría de forma pacífica– la calzada del Paseo del Prado por donde debía pasar la Vuelta a España. Familias enteras, grupos de jóvenes y parejas mayores caminan hacia Cibeles, donde también se han volcado las vallas que debían proteger la carrera. El ambiente es de euforia por el éxito del boicot al equipo israelí que participa en la prueba.

Poco después, estos miles de madrileños se pierden por las calles adyacentes. ¿Se han ido a perseguir judíos, como sugirió Isabel Díaz Ayuso cuando afirmó que esa era la imagen que se daba de Madrid? No lo parece. A muchos los encontramos, de hecho, practicando una afición muy celebrada en su día por la propia presidenta: el consumo de cañas en libertad.

El cierre del Central es una tragedia para un centro amenazado por las franquicias

Hablamos con algunos. Entre ellos, prevalece el orgullo de haber demostrado que en Madrid, como en tantas ciudades, también hay gente que denuncia lo que los expertos de la ONU ya definen como un genocidio, frente a la tibieza de las autoridades locales y regionales con la matanza del gobierno de Beniamin Netanyahu. 

Pese a los anhelos del Ayuntamiento y la Comunidad, la capital no es esa burbuja de ley y orden donde se refugian los eventos que son expulsados de otras ciudades por las sacudidas de la geopolítica. Madrid es capital política y financiera, pero también su gente y sus circunstancias.

Algunos de los manifestantes en retirada, con las banderas palestinas al hombro, se cruzan con las decenas de personas que guardan cola frente al número 10 de la plaza del Ángel, junto a la plaza de Santa Ana. Son los afortunados que tienen –tenemos– entrada para asistir a un concierto del Andrea Motis Quintet.

La jazzwoman catalana, acompañada por Ignasi Terraza, Esteve Pi, Toño Miguel y Josep Traver, participa en el maratón de conciertos de despedida del histórico Café Central, que cierra para siempre sus puertas el próximo 12 de octubre. El propietario del inmueble se ha negado, como tantos otros tenedores de las zonas céntricas, a renovar el alquiler a la sala.

Cafe Central en Madrid cierre el 12 de Octubre

El Café Central prepara la mudanza, pero abrirá hasta el 12 de octubre 

Dani Duch

Porque, en esto, Madrid es como tantas otras ciudades amenazadas por la combinación letal del turismo masivo, los fondos de inversión, los apartamentos turísticos, la carestía de los pisos y la crisis del comercio tradicional. En 2024, la comunidad perdió unas 7.000 tiendas de barrio, según datos del INE recogidos por El Confidencial .

El impacto del turismo ha llegado más tarde a Madrid que a Barcelona, pero la capital española se está poniendo al día en lo que al cierre de comercios de siempre se refiere. Eso sí, aún tiene mucho más que perder que la catalana.

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Lo sucedido esta tarde invita a una reflexión que compartimos aquí: la imagen de Madrid no se deteriora por un incidente como el boicot a la Vuelta, pero sí lo hace cuando caen locales que son parte esencial de su identidad. Lo mismo pasa en Barcelona (que perdió hace poco el club de jazz Milano) y en tantas ciudades.

Andrea Motis, durante su actuación del 14 de septiembre de 2025 en el Café Central de Madrid

Andrea Motis y su banda, durante su actuación en el Café Central 

Miquel Molina

El Café Central es uno de esos locales, uno de los mejores clubes de Europa por combinar su condición de elegante cafetería con una programación excelsa. Uno de esos lugares que justifican por sí solos la visita a Madrid. 

El cierre de su actual sede es una tragedia para el buen jazz, pero también para el paisaje de una plaza ya plagada de franquicias. “Seguro que ponen un sitio de sushi”, comenta en la cola una chica que, por su juventud, niega la manida idea de que el jazz es música para viejos. 

En el escenario, Motis, una habitual del local , lamenta que este vaya a ser su último concierto y agradece que hayan pensado en ella para protagonizar uno de los pases de despedida. Acompañada al piano por el gran Terraza, levanta una ovación tras otra.

El Central, pese a todo, está haciendo gestiones para reaparecer en otro local de Madrid. Porque el jazz siempre resurge. Su capacidad de sobrevivir al cierre de los clubes históricos es encomiable. Solo hay que ver el caso de Nueva York.

“Nunca hay un final, siempre hay sonidos nuevos que imaginar”, dijo una vez John Coltrane.

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