Coincidiendo con la Setmana del Llibro en Català, la emisora iCat ha estrenado el programa La pila , que presentan Andrea Genovart y Marc Cerrudo. Desde el primer minuto dejan claro que la apuesta quiere renovar un género despreciado por unos medios públicos que, más que potenciar la lectura, se han conformado con tolerarla, siempre con criterios precarios que los espectadores y oyentes hemos aceptado –desde el Literal de Raimon, al Alexandria de Màrius Serra, el Mil paraules de Emili Teixidor, L’hora del lector de Emili Manzano, el Tot el temps del món de Anna Guitart, el Página Dos de Óscar López, el Ciutat maragda de David Guzmán hasta las secciones de unos cuantos programas generalistas– con una fidelidad de coleccionista.
Ambiente en La Setmana del Llibre en Català
La pila hace referencia al atasco de libros que acumulamos a la espera de ser leídos y que, dependiendo de su altura, convertimos en objetivo motivador o en amenaza. Apilados, los libros acaban teniendo una estructura de obra de arte mutante que, en función de los que añadimos o quitamos, modifica su equilibrio. También puede analizarse con mirada polisémica y describir la carga energética de la pila, que, en el caso de los libros, casi siempre es un estímulo, aunque a veces provoque apagones irreparables.
Apilados, los libros acaban teniendo una estructura de obra de arte mutante
La pila combina entrevistas, recomendaciones y alguna colaboración, como, el primer día, la de Irene Jaume, comunicadora, cooperativista y activista de la librería (Riera dels Escuders, 38, barrio de Sants) La Ciutat Invisible, de visita obligada. Jaume expresó su admiración por Italo Calvino, un amor intemporal y transgeneracional. La manera de presentarlo sí ha cambiado en relación con la ortodoxia prescriptora. Al comentar la infancia de Calvino, Jaume habló de daddy issues, un concepto pronunciado con una impecable dicción anglo-balear. Como boomer que tiende a la sordera, no lo entendí y, acomplejado, recuperé la grabación en la web de 3cat para averiguar qué había dicho. Resulta que daddy issues es el anglicismo que se utiliza para definir los conflictos de infancia con una figura paterna dramáticamente ausente o catastróficamente presente. La naturalidad coloquial, incluso cuando se aplica a un ámbito como la divulgación, siempre ha funcionado como cebo de identificación.
Pero lo que más me gustó fue como Jaume resumió su pasión por Calvino. Habría podido hacerlo con una veneración sumisa o la elocuencia afectada de los que contemplan el mundo –y la cultura– desde un pedestal. Jaume, en cambio, manifestó su (compartida) debilidad por Calvino con una frase que, enriquecida por su acento balear, sonaba como una consigna: “Es un autor que me flipa”. Una consigna digna de ilustrar una de estas fajas compresivas que encorsetan los libros con un esfuerzo de marketing y unas frases –perdón, unos blurbs – tan grandilocuentes que, según cómo, pueden ser contraproducentes.

