“Ni en nuestro tiempo de emancipación atribuiría ese cuadro a una mujer”: Michaelina Wautier, la gran pintora barroca borrada de la historia por el machismo y una cadena de errores

Arte

El Kunsthistorisches de Viena dedica una gran muestra a la maestra del XVII desaparecida por más de un siglo por los prejuicios, los traslados de las obras y la ortografía

Michaelina Wautier

El triunfo de Baco , de Michaelina Wautier

Kunsthistorisches

Es un puzle. Un misterio que aún se está resolviendo. Una pintora barroca que vuelve a la vida cuatro siglos después. Las pistas estaban colgadas en la pared. Pero, como en una caso policial gafado, los errores se fueron amontonando. Algunos, simplemente descuidos y errores ortográficos: su nombre y su apellido, en los Países Bajos españoles de la época, bilingües y con gobernador austriaco -el archiduque y gran coleccionista Leopoldo Gullermo-, acabaron escritos de mil maneras: Michaelina, Michelle, Michielle y hasta Magdalena –su hermana–, y Wautier, Wauthier, Wouteers, Wauther o Votier, lo que llevó a confundirla con otros pintores. 

Otros errores vinieron de la ajetreada vida de las pinturas de la autora que acabaron en la colección imperial austriaca, que fueron cambiando de ciudad –de Bruselas a Viena, Praga y de nuevo a Viena– y de tamaño y forma en los palacios. Por ejemplo, de cuadrado a óvalo, como su San Joaquín, perdiendo así la firma trasera. Tras él, perderían la firma otras dos obras de la colección reunida por el archiduque Leopoldo Guillermo al trasladarlas de las Galería Imperiales al Belvedere en 1776. Allí llegarían ya atribuidas a Frans Wouters y el nombre de la autora desaparecería desde ese momento para siempre por más de un siglo.

'La educación de la Virgen', de Michaelina Wautier

'La educación de la Virgen', de Michaelina Wautier 

Kunsthistorisches

Pero sobre todo, los prejuicios jugaron un papel fundamental: simplemente, era imposible que obras maestras como el cuarto cuadro de la colección,El triunfo de Baco, las hubiera pintado en el siglo XVII una mujer. Era enorme. Mitológica... y retrataba a hombres desnudos. “Incluso en nuestro tiempo de emancipación uno no adscribiría este cuadro, que muestra una vigorosa, incluso ruda concepción, a la mano de una mujer”, aseguraba en 1903 Gustav Glück, el primer historiador al frente del Kunsthistorisches de Viena. Por lo tanto, tras una larga carrera de nombres que supuestamente lo habrían pintado –Cornelius Wautier, escuela de Rubens, copia de Rubens, Luca Giordano, Cornelius Schut–, lo colgó como “autor flamenco desconocido”.

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La reina Matilde de Bélgica en la inauguración de la muestra de junto al seguro autorretrato de Michaelina Wautier 

Photonews / Getty

Incluso después de descubrirse en 1967 la autoría verdadera del monumental cuadro, y de los datos y las obras de la autora que han sido redescubiertas en los últimos años, la última directora del Kunsthistorisches, Sabine Haag, que dejó el cargo a inicios de este año, no vio prioritaria una muestra.

Nadie podía creer que una pintora del XVII creara ‘El triunfo de Baco’, que fue atribuido a sucesivos hombres

Ayer, con nuevo director en el Kunsthistorisches, Jonathan Fine, las tornas cambiaron y la gran pinacoteca imperial austriaca recibió a la reina Matilde de Bélgica y al presidente de Austria para inaugurar la muestra Michaelina Wautier, que así escribía la pintora nacida en Mons -la parte francófona de los Países Bajos españoles, la actual Bélgica- su nombre. Una muestra bque recalará en la Royal Academy de Londres y que reúne, junto a obras de otros maestros que la influyeron, como Van Dyck, 31 de los 35 cuadros que se le atribuyen.

El 'Olor' de la serie ?los cinco sentidos' de Michaelina Wautier

El 'Olor' de la serie ?los cinco sentidos' de Michaelina Wautier 

Kunsthistorisches

Y que van en aumento. Desde la muestra de Amberes en 2018 han encontrado los seis que buscaban y han aparecido cuatro más. Entre los seis, la serie de Los cinco sentidos , con mucho humor: el olor lo representa un niño que se tapa la nariz con un huevo podrido abierto entre los dedos. Fue, de hecho, una excepcional pintora de niños, como los dos que cierran evocadoramente la gran sala de la muestra: Niños soplando burbujas de jabón . Dos pillastres que en realidad son parte de una vanitas, de uno de los cuadros de la época que recordaba la fugacidad de la vida, con una vela casi gastada y un reloj de arena con el tiempo agotado tras ellos. Unas burbujas que acabarían reflejando el devenir de la fama de la propia autora.

'Niños  haciendo pompas', de Michaelina Wautier

'Niños haciendo pompas', de Michaelina Wautier

Nathaniel Willson

Nació en la francófona Mons hacia 1614, diez años después de lo que se creía: la reconstrucción de su vida no cesa, y en 1604 habría nacido su hermana Magdalena, a cuyo nombre se atribuyó tempranamente un cuadro en uno de los múltiples errores que llevarían a Michaelina a desaparecer, aclaró ayer Katlijne Van der Stighelen, comisaria de la muestra de Amberes y colaboradora de la de Viena. Y dijo que Michaelina Wautier fue una mujer osada. 

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'Ds niñas como las santas Inés y Dorotea', de Michaelina Wautier 

Rik Klein Gotink / Terceros

En una familia sin precedentes artísticos pero conectada con la corte, su hermano Charles y ella se convertirían en pintores. No se casaron nunca y vivieron juntos toda su vida en Bruselas. Probablemente ella pudo adquirir la maestría en el desnudo masculino viendo los modelos que posaban para su hermano. Las pintoras no podían realizar esas sesiones. “Su pintura –dice Van der Stighelen– muestra el más elevado nivel de experiencia, un tratamiento brillante del color y despliega una iconografía única. La confianza con la que dibujaba el desnudo masculino no tiene precedentes”. 

'Retrato de Martino Martini', el jesuita que fue misionero en China. En la firma figura 'Michaelina Wautier fecit'

'Retrato de Martino Martini', el jesuita que fue misionero en China. En la firma figura 'Michaelina Wautier fecit'

Cultivó sin miedo todos los estilos, flores, retratos, pintura religiosa, mitología. E innovó: algunos de los que se creía que la inspiraron, ahora, por fechas, se sabe que la miraron a ella. Su autorretrato, en el que se dibuja pintando pero mirando segura al frente, un autorretrato de un tamaño desacostumbrado, era toda una autoafirmación. Mostraba su ambición. También pintarse como bacante en El triunfo de Baco, la mujer a la derecha con un pecho al descubierto junto a un sátiro. Por suerte, el inventario de obras que el archiduque Guillermo Leopoldo hizo al llevarse los cuadros de Bruselas a Viena acabaría empezando a devolver su nombre a finales del siglo XIX, al permitir reatribuir  a “Michaelina o Magdalena Woutiers o Wouters” dos de los tres cuadros de santos de la autora que tiene el Kunsthistorisches. Además del inventario, también ayudarían a su recuperación firmas muy seguras en algunos de sus cuadros: Michaelina invenit et fecit . Michaelina lo ideó y lo ejecutó.

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