Pensadores como Jeremy Rifkin aseguran que hemos dejado atrás ya la era del progreso para entrar en la de la resiliencia, y la jornada de la Mondiacult ayer en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona pareció darles la razón. Los vientos soplan recios y en la conferencia de políticas culturales y desarrollo sostenible de la Unesco hay ambición de construir pero en medio de un ambiente de resiliencia que comienza en la propia escenografía de la cumbre, que ha llenado la entrada y el gran vestíbulo del edificio –que estos días parece una pequeña ONU– de enormes telas y redes usadas para proteger los monumentos en peligro.
Unos monumentos, un patrimonio amenazados, que ayer fueron objeto de una sorprendente y por momentos emocionante charla a cargo de responsables de Cultura de las comunidades autónomas afectadas por la dana y los incendios. Hubo hasta lágrimas y, sumadas todas las intervenciones, quedó un panorama inesperado.
Lejos de la bronca de Madrid, el encuentro mostró la colaboración entre el Gobierno y las comunidades
Por un lado, esperanza. Porque el acto, titulado Patrimonio en riesgo: la nueva normalidad climática , presentado por el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, de Sumar, pero en el que eran mayoría los consejeros del PP, fue un continuo de agradecimientos y parabienes, a años luz de la bronca de Madrid. Permitió comprobar la gran colaboración entre Ministerio y Comunidades, fuera en el incendio de la mezquita de Córdoba o en los archivos anegados por la dana en Valencia. Pero con tantos desastres en poco tiempo, el acto dejó un sabor inquietante.
Por suerte, con las instituciones poniéndose las pilas. Si el patrimonio está amenazado, toca buscar soluciones, especialmente tras la dana valenciana y los megaincendios de sexta generación casi imposibles de apagar. La consejera de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes de Extremadura, Victoria Bazaga, explicó que acaban de dar por apagado el incendio de La Jarilla tras 47 días ardiendo y que culturalmente su daño “sobre todo ha sido en el patrimonio etnológico y etnográfico, estamos cargados de yacimientos, de pequeñas ermitas, arrasados por la necesidad de acabar con el fuego. Acabamos con nuestras paredes de piedra seca, nuestros hornos, nuestros chozos históricos, y lo más duro es que cambiamos el paisaje cultural de una tierra. Y perderlo es el gran fracaso de la sociedad”, aseguró.
Por lo que, agradeciendo a los bomberos su trabajo, apuntó a cambiar, de forma realista y técnica, “el modelo que tenemos de atajar los incendios”. En ese sentido, la consejera de Cultura de Asturias, Ana Vanesa Gutiérrez, recordó que unos graves fuegos quedaron hace dos años a metros de sus tesoros prerománicos. Reaccionaron con más medios, cartografías de 5.000 bienes patrimoniales para que queden claros, asesores en los incendios o un plan de prevención que en los fuegos de este agosto hizo que esos espacios se identificaran rápidamente y se perimetraran como si fueran un núcleo de población.
La viceconsejera de Cultura y Deportes castellano-manchega, Carmen Teresa Olmedo, se emocionó al recordar el trabajo de los técnicos del ministerio en Letur tras la dana, donde murieron seis personas y se salvó el casco histórico pero la fisonomía del municipio cambió. Y la consejera de Cultura de Castilla-León celebró que se hubiera salvado en los incendios “el corazón de las médulas”.
Prevención, planes de contingencia, protocolos de emergencia ensayados y coordinación institucional fueron las palabras clave. “Parece que la era geológica en la que estamos ya no es el antropoceno, sino el colapsoceno”, aseguró el secretario de Estado de Cultura, que reflexionó que en la misma reunión hace 25 años solo hubieran podido convocar a una o ninguna comunidad que tuviera una catástrofe natural el último año. Y que en un mundo en llamas, “quizá la humanidad se esté empezando a dar cuenta de que había una caja de herramientas poco explorada para dar respuesta a todos esos retos: la de la cultura”.
Un gemelo digital para la catedral de Santiago
Entre las experiencias para los nuevos tiempos, el consejero de Cultura, José López Campos, explicó el gemelo digital, la réplica digital de la catedral de Santiago creada tras detectar que sufría un cambio importante después de 800 años de historia, provocado por un incremento del grado de humedad y temperaturas no habituales en Galicia. El gemelo les ha permitido estudiar y controlar la circulación de aire. La consejera canaria, Migdalia María Machín, que recordó que han tenido casi una semana de calima, subrayó que les afecta al patrimonio la subida del nivel del mar, los incendios y que se están haciendo convenios con territorios similares, como la Macaronesia de la que forman parte con Azores, Cabo Verde y, Madeira, o con las universidades del también volcánico Japón, buscando, dijo, soluciones globales a retos locales.
