La música urbana toma el mando en la edición más expansiva del Festival B

Primera jornada

BB Trickz, Rojuu y Judeline capitanean una noche triunfal de los nuevos géneros en el Parc del Fòrum

Rojuu

Rojuu, este viernes durante su actuación en el Festival B 

Gisela Jané

Si el adn del Festival B reside en el descubrimiento musical, este año ha dado un paso más abriendo la tapa por los artistas más jóvenes del panorama local donde se mezcló flamenco, emo, hyperpop y muchos otros palabros a los que dieron sentido artistas como BBTrickz, Rojuu, Judeline, Amore o Disobey. Sonidos siempre nuevos que fluyeron de la calma expectante al descontrol festivo en un cóctel cargado de energía y aliñado con muchas primeras veces, para los artistas que estrenaban anoche propuestas, pero también para los casi 10.000 asistentes de ayer.  Entre ellos se contaban muchos (y muchas) primerizos en esto de los festivales y otros tantos (y tantas) engalanados con estilismos de los que no se llevan en la oficina entre un público joven entre el que resultaba difícil encontrar a alguien mayor de 30 que no estuviera en el recinto por trabajo.

Con horario más europeo de lo habitual por estos lares -para alegría del vecindario- la música arrancó a las 17 horas con la vibrante Ouineta, que vestida de blanco, rosa y azul eléctrico ofreció desparpajo acompañada por un cuerpo de baile imaginativo, como era de esperar acompañando a la responsable de elaborar coreografías para Rigoberta Bandini o Amaia. La catalana decidió hace tiempo emprender su propio proyecto musical, y de ahí salieron con el sabor alegre y mainstream que desprenden DMs y su estribillo “tan, tan, tan…”, Otra cara -para la que invitó al escenario a Jimena Amarillo-  o Bikini Kill, patada en el culo a quienes critican su estilismo muy celebrado por los más madrugadores.

BB Trick durante su actuación de este viernes en el Festival B

BB Trick durante su actuación de este viernes en el Festival B

Gisela Jane

Más contundente fue la propuesta de Disobey, cuatro voces y un dj que descargaron drill a bombo duro con muchas sirenas y que sirvieron de enganche entre Ouineta y Amore, bedroom pop lánguido y melodías etéreas como Last María on Earth, que la teclista con formación de conservatorio interpretó sin ayuda alguna sobre el escenario.

De riguroso negro y acompañada por tres bailarinas de blanco, María Moreno no se olvidó de pedir una Palestina libre antes de interpretar Infinity en una actuación donde el público pareció quedarse con ganas de bailar un poco más, como demostró en Delirio o las castañuelas de Querió.

Greta, la tercera de las hermanas Farelo en meterse a artista, siguió la fiesta con banda tradicional (guitarra, bajo, batería y teclado) para ofrecer pop, salsa, reggae, baladas, algún tema inédito y, de regalo, una versión de Ni una sola palabra de Paulina Rubio a un ritmo más pausado y psicodélico a copia de teclados y autotune.  Emocionada y feliz, Greta tuvo que secarse una lágrima al cantar codo con codo, su primer single, antes de que Mushkaa subiera al escenario para cantar a dúo Señal de respeto y redondear la fiesta, en la que también hubo espacio para recordar la flotilla secuestrada por Israel.

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Ls energía de la pequeña BB Trickz, la más mala de España, se adueñó del festival con la llegada de la noche, acelerando el pulso desde la inicial Bambi en la primera actuación en casa de la artista del Raval. “Viva Catalunya” gritó como apertura de su provocativo show, que continuó cantando “fumo más mota que coca Lana, yo sí que soy un rey ¿quién se cree esa pava?”.

Sola sobre el escenario, descalza y contorneándose en poses sexuales mientras una decena de personas se agolpaba tras la mesa del dj, BB Trickz encadenaba palabras a tal velocidad que las tornaba incomprensibles mientras animaba al público a bailar “porque la vida solo hay una” como prefacio de Una nota, acelerada hasta el paroxismo.

Más pausada fue Leche, tema de su nuevo EP para el que el término explícito queda corto, aunque pronto volvió el frenesí con Pepa o Maldita donde afirma que “yo también sé sé una puta”. Espíritu provocativo, mucho más punk que algunos jubilados todavía en gira, Belize Kali -que sabe lo que es actuar en Coachella- acabó el concierto de forma abrupta mientras reconocía su nerviosismo. “Yo siempre quise tocar en Barcelona” sentenció.

La caldera siguió hirviendo con Rojuu, que se presentó con una banda de Doraemon atada a la frente y muchas historias de desamor que contar tirando de distorsión vocal. Roc Jou, que a sus 22 años lleva publicados 10 discos, demostró su poder de atracción con temas que van del emo al hyperpop. Totalmente desenvuelto, gritó “Viva Camela, hijos de puta” antes de versionar a la banda madrileña con K tiene K no tenga yo, y rompió la baraja acelerando el ritmo a base de bombo a negras con Umi, 22 o Twilight, coreadas y saltadas masivamente.

No faltaron temas de su nuevo álbum iNuiNuiNu (perro, perro, perro en japonés) como la rapeada Lucky donde vacila de tener 10 Nintendos y, en vez de novia, “una ex”. O el drill Quien ama mi alma de la recta final, que cantó sudado, torso al aire tras no parar de moverse durante toda la actuación, que concluyó a toda pastilla con el hyperpop de A tu lado stare convertida en prolongada fiesta techno con el público bailando alocadamente a las órdenes del músico barcelonés.

De las cenizas que dejó Rojuu a su paso surgió pasadas las 22 horas Judeline, balanceándose sobre un columpio en mitad del  escenario para iniciar el show en torno a su primer disco, Bodhiria, que la ha convertido en estrella en ciernes con su propuesta de flamenco pop y aires espirituales que acaban convertidos en historias de amor. 

En su segunda actuación en el Festival B, la artista de Los Caños de Meca contó con la presencia de un trío escénico danzando sobre el escenario, pero sobre todo se valió de su voz, que destacó desde la inicial Tánger siempre acompañada por dos músicos que manejaron teclados, bases, guitarra y batería. El resultado combinó voz aflamencada con percusiones marcadas en mangata o más aceleradas en Tu et moi, donde añade estrofas en portugués.

La tortura de Shakira y Alejandro Sanz, se coló en la velada con más suavidad que en la original, acorde con la acaramelada Heavenly, que llenó de luces el Forum. Y de voces lo llenó el público cuando coreó Joropo, de aires latinoamericanos, antes de regresar a las hechuras flamencas electrizadas mediante la nana 4 angelitos y la tabernaria Canijo.

La sorpresa llegó en el tramo final de la actuación cuando Judeline entonó los versos de su nuevo tema, com você, para dar paso a Amaia, que lo completó como previa de su actuación este sábado en el festival. Zarcillos de plata, acompañada por miles de brazos meciéndose suavemente al aire, puso el colofón a la actuación, en la que Judeline no olvidó entonar un Viva Palestina convertido en lema no oficioso del festival y de toda la ciudad.

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