Es 1944 y los nazis pierden terreno día a día. Hitler, vestido de jardinero junto a Goebbels, contempla cómo al árbol de la Europa nacionalsocialista, que ha ido podando para que sus ramas tomaran la forma de una esvástica, se le caen todas las hojas, todo el imperio. Esta es una de las más de 2.000 viñetas o cartoons que un hasta hoy desconocido catalán Mario Armengol (Sant Joan de les Abadesses, 1909 - Nottingham, 1995) dibujó para la propaganda del gobierno de Winston Churchill entre 1941 y 1945. El Museu Nacional d'Art Contemporani (MNAC) pone a disposición del público cerca de 170 de ellas -todas originales- hasta el 11 de enero del año que viene.
La obra de Armengol ha permanecido encerrada en un cajón durante más de 80 años y solo ha salido del olvido tras ponerla a disposición sus familiares al periodista de La Vanguardia Plàcid Garcia-Planas.
Exposición “Tina contra Hitler”, con caricaturas de Mario Armengol.
Armengol es un descubrimiento para la práctica totalidad de personas que visiten la muestra. Republicano y de ideología de izquierda moderada, el artista se fue de Catalunya en 1937 desencantado. Nunca más volvió a su tierra. Se alistó en la legión francesa en noviembre de 1938 y fue enviado al Sáhara. Pero con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, luchó en los fiordos noruegos de Narvik contra las tropas de Hitler. En 1940 se estableció en el Reino Unido. Allí empieza su historia con las caricaturas bajo las necesidades propagandísticas del gobierno británico. También con el objetivo de levantar la moral de la ciudadanía. La publicación posterior en diarios tanto británicos como de otros países hizo el resto.
Nunca antes había desarrollado está faceta como grafista cuando residía en Terrassa. Allí se imbuyó del trabajo de otros historietistas, como el neozelandés David Low o el eslovaco Stefen Roth. Terminada la guerra, nunca más volvió a ejercer como caricaturista, a excepción de una breve incursión en 1980 en la prensa inglesa para criticar al gobierno conservador de Margaret Thatcher.
Viñetas de Armengol en el MNAC.
Anteriormente la exposición estuvo presente en València, con unas 20 láminas menos. En el MNAC, “Tinta contra Hitler”, además de ampliarse, comparte programa con “Espurnes de la Guerra”, sobre caricaturas de otros artistas, pero de la Primera Guerra Mundial.
“Tinta contra Hitler” está comisariada por Plàcid Garcia-Planas y el historiador Arnau Gonzàlez i Vilalta. Tener sus obras ahora expuestas “es un milagro, un autentico milagro”, según el periodista, que reclama que se considere a Armengol como un “artista que hace caricaturas”, no como un “caricaturista”.
Para Garcia-Planas, quien visite la muestra será partícipe del “descubrimiento de un gran cómico inédito de la Segunda Guerra Mundial”. “Es el único artista catalán y español que trabajo masivamente con los aliados; es el ninotaire que mayor difusión mundial ha tenido jamás”, añade.
Exposición “Tina contra Hitler”, con caricaturas de Mario Armengol,
Es un humor atrevido y sin filtros, algo raro incluso para la sensibilidad y moralidad británica de la época (por ejemplo, Armengol dibuja a los japoneses como simios). Pero no todo son caricaturas con finalidad humorística. Las hay también serias, con el único objetivo de “hacer reflexionar”.
Gonzàlez i Vilalta, por su parte, deja bien claro un aspecto: “Es una exposición de arte, y no de arte menor”. Para el historiador, Armengol forma parte de la lista de los mejores dibujantes de humor gráfico. Pero resalta la idoneidad que sus obras se conozcan hoy en día, y no hace unos veinte años, porque “vivimos en el 2025 una realidad en el que no hay una idea unívoca sobre las condiciones que llevaron a Hitler al poder...”. “La exposición pretende despertar una cierto espíritu crítico” con respecto la situación política global de hoy en día.
Gonzàlez i Vilalta (c) y Gacria-Planas durante la presentación de “Tinta contra Hitler”
“Los dibujos se ven en versión original, en grandes dimensiones, pero estaban impresos [en los periódicos] con el tamaño máximo de un teléfono móvil”, aclara Gonzàlez i Vilalta para valorar que hoy el público pueda contemplar los mismos dibujos originales y en unas medidas cercanas al din A3 .
Hay un dibujo final que nos lleva a hoy: “Una paz desarmada armada es débil”, afirma el historiador, que, con algunos matices, considera que actualmente vivimos en un escenario semejante al anterior a la Segunda Guerra Mundial.
Garcia-Planas prefiere fabular. Le gustaría que la obra de Armengol también pudiera exhibirse en el Reino Unido, donde tampoco es conoicido. Pero todavía más que se expusiera en otro sitio, uno muy concreto: “Hitler amaba Munich, pero odiaba Viena, porque era una ciudad multicultural, y porque le suspendió en arte... Sería la venganza”. Hoy la obra de Armengol está en Barcelona, 80 años después.
