Juarma: “Sobrevivir siempre ha sido complicado y jodido, pero pasan los años y todo empeora”

Novedad editorial

El escritor granadino publica 'Poética de la Autodestrucción', la tercera novela que narra las desventuras de los habitantes de Villa de la Fuente a principios de los 2000

Juarma

Juarma, en su visita a Barcelona para presentar su nueva novela, 'Poética de la Autodestrucción' 

Àlex Garcia

Es más probable que Juan Manuel López (Deifontes, 1981) se gire antes por la calle si le llaman por su diminutivo, Juarma, que por su propio nombre. Firma así sus novelas y en plena rentrée y con una novedad recién salida del horno, Poética de la Autodestrucción (Blackie Books), son muchos los lectores que se le acercan. No es para menos, pues cientos de ellos llevan enganchados desde 2021 —incluso antes, pues todo empezó en un Facebook —a las desventuras que suceden en el pueblo de Villa de la Fuente y que, además de en este último volumen, se narran también en Al final siempre ganan los monstruos y Punki. “Y, lo que ocurre allí, da para más. En mi cabeza tengo en mente seis libros, aunque todo dependerá de los lectores”, confiesa el autor por teléfono a La Vanguardia, poco antes de su visita a Barcelona. “Me encantaría alargarlo todo lo que pueda. Me lo paso de maravilla”.

Convertido en universo gracias a esta por ahora trilogía, Villa de la Fuente es un pueblo ficticio emplazado en la Granada rural de principios de los 2000 que se inspira en el municipio natal del autor, Deifontes, en los Montes Orientales. “Me sirve como escenario, aunque bebe también de otros pueblos. Al final, uno escribe de lo que conoce. Eso sí, los personajes en sí y lo que les sucede es totalmente inventado”. Y sobre este punto, el escritor incide, pues, como se avanzaba antes, muchas de las cosas que les suceden son desventuras, “aunque todas dentro de una cotidianidad que a muchos nos puede sonar y que no se quedaron a principios de siglo, ya que están más presentes que nunca”.

Las drogas destrozaban vidas en los 2000 y también ahora, pese a que se tenga más información”

En Poética de la Autodestrucción, el lector acompañará en el verano de 2002 a Miguel quien, a sus 21 años, no pierde la esperanza de encontrar a alguien con quien charlar de poesía. Una tarea complicada si se tiene en cuenta que no se atreve a hacer pública su gran pasión. El miedo a que su entorno le juzgue y se ría de él parece ser más grande que sus inquietudes. Tanto, que termina quemando muchos de sus versos por vergüenza, algo que también hizo el Juarma del pasado, pese a que ahora logre vivir de sus escritos y, también, de sus viñetas, que lo convirtieron hace años en un referente del cómic underground español.

Juarma, en su visita a Barcelona para presentar su nueva novela, 'Poética de la Autodestrucción'

Juarma, en su visita a Barcelona para presentar su nueva novela, 'Poética de la Autodestrucción' 

Àlex Garcia

Ante semejante escenario, y con un padre de por medio que no lo trata bien, además de múltiples desamores, el protagonista no duda en aceptar un trabajo en la construcción que le ofrece su amigo Rober, pues cree que es la única forma de ahorrar y de marchar de ese pueblo, en el que no halla más futuro que el de ser temporero. Novecientos euros en nómina y las horas extra en mano, un sueldo que, teniendo en cuenta que han pasado ya más de dos décadas, no dista tanto del presente. 

Como escritor, estoy a favor de abordar el suicidio. No sirve de nada mirar hacia otro lado”

“Sobrevivir siempre ha sido complicado y jodido, pero pasan los años y parece que todo empeora”, lamenta Juarma, mientras habla de problemáticas como la crisis de la vivienda o que los jóvenes lo tienen “más jodido” que sus padres, en muchos aspectos. A todo ello, le suma la droga. Y es que adicciones de todo tipo están muy presentes en su trama. “Hay gente que dice que exagero, pero me encantaría que se dedicaran a leer los titulares de algunos medios locales. Las sustancias destrozaban vidas en los 2000 y también ahora, pese a que se tenga más información. El ser humano no aprende o, mejor dicho, no quiere aprender”, reflexiona.

Junto a Miguel, deambularán por estos capítulos otros personajes, como su hermana gemela Cristina y su novio 'el Potas'; Álex, que terminó la cárcel; o Lupe, que está descubriendo su sexualidad; además de Dolores y Eva con quienes se carteará e iniciará una relación. A todos se les verá quemar discotecas en un verano que parece eterno y que también dejará lugar a la preocupación, pues son varios los intentos de suicidio de Miguel por culpa de un mundo que siente que se le escapa.

“Como escritor, estoy a favor de abordar el suicidio. No sirve de nada mirar hacia otro lado, es mejor explicar que esto sucede. Miguel es evidente que necesita ayuda médica y de su entorno también, y, aunque a su manera, la busca, pero no la encuentra. Es como estamparse contra una pared una y otra vez. La escritura parece que le da algo de ese sosiego que tanto busca. Por eso, como muchos hemos hecho, se agarra tan fuerte a las palabras y a ese mundo que él se inventa”, concluye el autor.

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