Unos días antes de que empiece el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en la ciudad peruana de Arequipa, el director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), Santiago Muñoz Machado, atendió por teléfono las preguntas de La Vanguardia sobre los retos del español.
En cuanto a la polémica con el director del Instituto Cervantes –que afirmó que “la RAE está en manos de un experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias”–, remite al comunicado del pleno de la RAE, que expresó “su absoluta repulsa por las incomprensibles manifestaciones del señor García Montero, por completo desafortunadas e inoportunas”.
El CILE finalmente se celebra en Arequipa, la ciudad de Vargas Llosa.
La ciudad peruana es una propuesta de valor, aunque, lamentablemente, el escritor no va a poder estar. De todos modos, lo vamos a recordar con homenajes y referencias a lo que ha supuesto para la literatura en español y para la defensa de nuestra lengua.
En un mundo cada vez más globalizado, ¿cuáles son hoy los retos de la lengua española?
En el CILE, trabajaremos sobre todo tres: el mestizaje, la inteligencia artificial y el lenguaje claro.
El reto del mestizaje es un argumento tan extenso e importante, que nos queda mucho por hablar
El mestizaje ya se ha trabajado en congresos anteriores.
Exacto. Y en Arequipa mantenemos el reto, porque es un argumento tan importante y extenso, que nos queda mucho por hablar, en este congreso y en los que vendrán. Es fundamental en materia de relaciones interculturales.
A veces afloran algunas tensiones entre los países hispanohablantes. ¿Existe hoy un buen consenso?
Disensiones entre las academias de la Asale no ha habido nunca. Todas trabajan cohesionadas y comparten la elaboración de los principales textos normativos. Tenemos una política académica que consiste en defender la unidad de la lengua, sin perjuicio de la diversidad. Respetamos y estimulamos las variantes léxicas o fonéticas. Otra cosa son los políticos americanos y las cosas que dicen de vez en cuando sobre España. Pero las academias trabajamos de un modo muy cooperativo y las decisiones las tomamos consensuadas. Si el mestizaje ha sido conveniente o inconveniente, es un tema recurrente en algunos grupos intelectuales y políticos americanos, y es muy rico intelectualmente hablando.
Las academias trabajan cohesionadas, son los políticos los que en ocasiones discrepan
El segundo reto es la inteligencia artificial, un eje central para usted.
La inteligencia artificial es un gran tema tecnológico imparable. No tenemos ninguna opción distinta de asumir su importancia y trabajar con ella. Lo hacemos en un doble sentido. La IA maneja la lengua y nuestro objetivo es conseguir que la use correctamente, según la normativa académica. Y por otro lado, es una herramienta extraordinaria para la gestión de nuestros intereses, como agilizar la preparación de nuestras obras y también para prestar un mejor servicio a la ciudadanía.
Y antes del CILE, se celebrará en Lima la segunda convención de lenguaje claro.
El lenguaje claro supone el tercer objetivo del CILE. Hay muchas entidades que se han sumado a la Red Panhispánica de Lenguaje Claro y Accesible. Son 150 instituciones de todos los países hispanoamericanos que se han comprometido a hacer lo posible para aclarar los términos de sus comunicaciones a la ciudadanía, sobre todo cuando son de obligatorio cumplimiento. Por ello se elaboran libros de estilo y guías. Vamos a dar un paso adelante, porque el lenguaje claro no es simplemente una obsesión estilística o una cuestión de cortesía, sino que realmente estamos ante un derecho de los ciudadanos a comprender el lenguaje del poder.
¿Habrá alguna novedad académica en este CILE?
Pues sí. El avance de la edición impresa del Diccionario histórico de la lengua española (DHLE), el repertorio llamado a recuperar el patrimonio léxico de nuestro idioma. Serán 10 tomos y más de 20.000 páginas, que reúnen el trabajo de las academias de la lengua en la historia de nuestras palabras. Es un proyecto que la Real Academia empezó en 1914 cuando su director era Antonio Maura, y en él han trabajado más de 150 personas.
