Esta semana, los mayores especialistas en la lengua española de todo el mundo se darán cita en Arequipa (Perú) para reflexionar sobre los retos a que se enfrenta la lengua en la actualidad. Bajo el lema “Grandes desafíos de la lengua española: mestizaje e interculturalidad, lenguaje claro y accesible, culturas digitales e inteligencia artificial”, el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) arranca mañana en la ciudad peruana.
Pero no se respira el mejor ambiente, por la situación social y política del país andino, que se ha enrarecido más aún a raíz de la destitución de la presidenta el pasado jueves. Tampoco ayuda la polémica de la pasada semana a partir de las palabras que el director del Instituto Cervantes, García Montero, dirigió al de la RAE, Muñoz Machado, y que este respondió con un comunicado del pleno de la Academia. A pesar de ello, a buen seguro que se impondrá el pragmatismo y las dos instituciones colaborarán entre ellas y con la organización peruana para que el CILE de Arequipa sea un éxito.
Entre la interculturalidad del mestizaje entre todos los pueblos que tienen el español como lengua nativa, por un lado, y los retos que presenta la inteligencia artificial en el modo de trabajar y usar la lengua, el CILE intentará hallar el equilibrio necesario para fortalecer la divisa académica que reza “unidad en la diversidad”.
La Vanguardia ha hablado con dos expertas sobre los retos de la lengua. Susana Guerrero Salazar, catedrática de Lengua Española de la Universidad de Málaga, opina: “El español goza de una salud excelente y entiendo y me entienden a un lado y al otro del Atlántico. El contexto resuelve cualquier cuestión léxica sin el menor problema. Esta diversidad es de una riqueza incalculable”.
Sin embargo, Guerrero detecta el reto en la comunicación escrita, “sobre todo en ámbitos de especialidad, porque es un derecho democrático que el lenguaje jurídico-administrativo, el lenguaje de la salud, el de los medios de comunicación… sea un lenguaje claro que entienda la ciudadanía, pero también lo es que la ciudadanía se sienta representada”. Y apunta como asignatura pendiente “aunar claridad y lenguaje inclusivo”.
“Por otra parte, creo que combatir la glotofobia [odio o rechazo a una lengua] es también un reto importante, no solo para el español, también para tantas otras lenguas que la sufren. Las redes sociales han disparado el discurso de odio hacia algunas lenguas minoritarias o modalidades cuyos acentos son motivo de mofa”.
“Un reto es analizar los sesgos con los que se alimenta la IA para poder corregirlos”, señala Susana Guerrero
Sobre el reto de la inteligencia artificial, que Guerrero califica de “monstruo maravilloso”, manifiesta: “Me preocupa que la IA se alimente de todo el material que le aportamos, con sesgos incluidos. Un gran reto de futuro inmediato será analizar esos sesgos para poder corregirlos”.
Por su parte, Paz Battaner, catedrática emérita de Lengua Española de la UPF y directora del diccionario académico, que ha asistido a los dos últimos congresos, considera que “el español es una lengua cohesionada en cuanto a su autorreflexión”, en el sentido de que estos congresos “producen en la evaluación de sus asistentes tanto una visión complaciente como una visión crítica”.
“Estos congresos son netamente políticos; no por lo señalado desde Aristóteles de que toda actividad pública tiene valor político, es que en estos congresos se busca siempre, y la convocatoria lo deja claro, un mensaje político que, a la lengua española, al español, le venga bien”, continúa Battaner.
“¿A qué español de los muchos que se hablan le puede beneficiar?”, se pregunta la catedrática. “Pues al español en el que se entienden y necesitan millones de hablantes en el mundo. Sin embargo, su amplitud, tanto en hablantes, como en países, como en actividades culturales, hace que este beneficio sea muy tenue”. Por ello considera que “difícilmente las actas del CILE servirán para solventar el lema de la actual convocatoria sobre los tres desafíos”, pero sí valora que “será una llamada a la voluntad de trabajar en el futuro en algún aspecto de los muchos que anuncia”.
Para Battaner, uno de los principales problemas para la lengua es su fragmentación identitaria: “El panhispanismo fue bien, había un consenso literario general; hoy está más fragmentado por nacionalidades. Es la dichosa identidad que se exige a todos y se espera de todos. Este riesgo lo veo en el fenómeno de las exigencias cada día más rabiosas de la identidad”.
En cualquier caso, la celebración del CILE de Arequipa culmina una larga lucha por celebrar un congreso en la ciudad natal de Vargas Llosa, que el mismo escritor impulsó. Ya se tenía que celebrar allí tres años atrás, pero tuvo que aplazarse por problemas políticos en Perú, por lo que en el 2023 se pasó a Cádiz que, en principio, tenía que ser la ciudad que lo acogiera este año. Ahora sí, aunque ya haya fallecido, Vargas Llosa recibirá todos los homenajes. Asimismo, la RAE y la Asale presentarán finalmente un avance del Diccionario histórico de la lengua española, obra magna de la que se plantó la primera simiente en 1914. Y el CILE analizará, reflexionará y propondrá soluciones a los tres grandes retos señalados.
