'Yerma' (★★★★✩), de H. Villalobos
Intérpretes: Coro ópera de Tenerife-Intermezzo. Dir. Coro.: M. Ángel Arqued. Sinfónica de Tenerife. Dir. Mus.: L. F. Malheiro Dir. Esc.:P. Azorín. Copro.: A. De Tenerife, T. De la Zarzuela, Festival Amazonas de Ópera (Manaos) y F. De Ópera do T. da Paz (Belém, Brasil)
Lugar y fecha: Auditorio de Tenerife, 14-10-2025
Catarsis en la audiencia, impacto lírico y una estruendosa ovación de las que no se olvidan coronaron el enorme éxito que ha supuesto el estreno europeo de la ópera Yerma (1955), del compositor brasileño Heitor Villalobos (1887-1958), basado en la obra homónima de Federico Garcia-Lorca.
La inauguración de temporada no pudo ser más ambiciosa. Estreno en el s.XXI de una ópera que solo se había podido ver en su tardía premiere en la Ópera de Santa Fe en 1971.
Por cierto, en aquella ocasión, protagonizada por la soprano catalana Mirna Lacambra, quien asistió en Tenerife a esta exhumación como histórica invitada de honor. Y también en aquella ocasión, con pinturas realizadas por el eminente artista italiano Giorgio de Chirico
Nueva producción, coproduccción con el Teatro de la Zarzuela y dos teatros brasileños más, firmada por el escenógrafo, dramaturgo y director de escena Paco Azorín. Nueva edición crítica realizada por el maestro Luiz Fernando Malheiro. Construcción de una instalación en el escenario, abierto y espectacular, cubierto por más de 20.000 litros de agua. Y un reparto idóneo con una protagonista, la soprano andaluza Berna Perles, como trágica Yerma de inolvidable carisma escénico y vocal.
La soprano andaluza Berna Perles, como trágica Yerma, ejerció de protagonista con inolvidable carisma escénico y vocal
Un esfuerzo titánico que ha tenido una enorme recompensa cristalizado en una audiencia que vibró con este estreno que hace justicia a una ópera idiosincrática de enorme complejidad.
Villalobos estuvo tan abducido por la obra de Lorca que compuso la ópera sin pedir ni preocuparse por los derechos de autor ni a los herederos de García-Lorca ni a su editorial, la francesa Max Eschig, por lo que desde su estreno en México, la ópera había quedado en un limbo legal.
Ahora en esta nueva edición crítica del título de Villalobos, el compositor brasileño más influyente de su historia, se ha podido descubrir una partitura extrema, con una escritura vocal entre sprechgesang y de parlado-cantado continuo. Con un estilo temperamental y fantasioso, que luce más en la maravillosa orquestación, marca Villalobos, donde los colores, el exotismo y los timbres del compositor carioca estallan como un crisol multicolor. La escritura vocal, no luce tanto como su orquestación, pero la combinación con el texto de Lorca, adaptado casi al pie de la letra, hacen de la obra una tragedia monumental donde música y texto arrasan sobre una audiencia que queda electrificada con la obra.
Azorín firmó una 'regie' armada de elegancia monumental
Berna Perles fue una Yerma impresionante. Su lirismo con toques spinto, la expresión a flor de piel y un control admirable de sus medios convirtieron su protagonista en una Deus ex machina al nivel de un personaje lorquiano con aires de tragedia griega clásica.
Su alter-ego, el tenor Alejandro Roy como Juan, el intransigente marido, explotó su versión más verista con unos medios sonoros, donde la potencia y la severidad de su tesitura casaron perfectamente con el papel.
Meloso y controlado el barítono Javier Castañeda como el amigo y amor platónico de Yerma, de timbre cobrizo que empastó magníficamente con la carismática Yerma de Perles. La vitalidad vocal contagiosa de la mezzo Anna Gomà como María y las tablas y solemne presencia escénica de Maria José Montiel como Dolores, rubricaron a los excelsos protagonistas.
Brillantez entre los numerosos papeles secundarios, también con el coro Ópera de Tenerife-Intermezzo.
A la batuta del maestro Malheiro le costó controlar los volúmenes de una orquestación fastuosa, en detrimento de unas voces a las que el sonido orquestal de una magnífica Sinfónica de Tenerife tapó más de una vez.
Azorín, con la inestimable ayuda de Carlos Martos de la Vega como dramaturgo y autor del movimiento escénico, firmó una regie armada de elegancia monumental, con el agua y la tierra como elementos naturales ligados a la dramaturgia y un sentido estético-trágico de gran profundidad teatral.
Un éxito a todas luces al servicio del drama de Yerma, quien tiene, como cita Lorca, “las puertas cerradas a la hermosura” y “la sangre prisionera” de un deseo de procreación que jamás germinará.

