Nick Harkaway: “No temo las comparaciones con mi padre, John Le Carré, pero me hartan”

Entrevista

El primogénito del maestro británico de las novelas de espías continúa la saga del agente George Smiley con la novela 'La decisión de Karla'

John le Carré junto a su hijo Nick

El escritor John Le Carré junto a su hijo Nick Harkaway, quien ahora retoma sus novelas de Smiley 

Cedida por el autor

Cuando David John Moore Cornwell, más conocido mundialmente como John Le Carré, falleció en 2020, el mundo literario se convenció de que la novela de espías se quedaba huérfana. No por falta de escritores, que los hay y de mucho renombre, sino porque los lectores perdían al que estaba considerado el maestro británico del género. Le Carré no era solo un autor que se adentraba en este tipo de historias; era el espía convertido en novelista, cuyas narrativas elegantes e intrincadas definieron el thriller de espionaje de la guerra fría. ¿Qué pasaría con el agente George Smiley, su icónico personaje, tras la marcha de su autor? ¿Se acabarían sus aventuras por siempre? 

A finales de 2024, su hijo, Nick Harkaway (Cornualles, 1972), dejó claro que había horizonte para rato y que, a partir de ese momento, tomaba él el mando del legado de su padre con la publicación de un nuevo libro, que acaba de llegar ahora en castellano a las librerías bajo el título de La decisión de Karla (Planeta). Ambientada en la primavera de 1963, la novela sigue a un Smiley que ha abandonado el Circus, el servicio secreto, pero para el que todavía queda pendiente al menos una misión más.

Debatimos si debíamos o no continuar con sus libros y concluimos que sí”

¿En qué momento decide tomar las riendas de este gran proyecto que es Smiley y que inició su padre?

Nos dejó una carta de deseos que pedía que cuidáramos de sus nietos, que viviéramos una buena vida y que nos aseguráramos de que, pese a su marcha, seguiría siendo el escritor más famoso de la historia. Eso nos llevó a debatir si debíamos o no continuar con sus libros y concluimos que sí.

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¿Pero, en qué momento el dedo recayó sobre usted?

Elaboré una lista con los escritores que creía que podían funcionar. Estaba muy orgulloso de ese recopilatorio. Cuando lo expuse a mi familia, me dijeron que les parecía fantástico, pero que sería mejor que me encargara yo.

Y lo hizo.

Dudé muchísimo, me parecía una locura. Al final, me alejé dos semanas e intenté ponerme con ello, para comprobar que no podía y decirles que era imposible. Pero, para mi sorpresa, empezaron a surgir ideas.

Nick Harkaway, hijo de John Le Carré. continúa sus novelas de Smiley

Nick Harkaway, hijo de John Le Carré. continúa sus novelas de Smiley 

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¿Y qué hay de las odiosas comparaciones? Encima con su padre…

No las temo, pero me hartan. Me cansé de ellas incluso antes de empezar a escribir, porque las imaginaba. Hace años, cuando empecé a escribir mis historias, también me pasaba, pero había llegado un punto de mi carrera en que habían cesado. Y ahora va y escribo un libro sobre el universo de mi padre. Por suerte, por lo que voy leyendo, parece que está gustando. Leo muchas reseñas tipo: “Estaba preparado para odiarlo, pero no lo hago” o “me sorprende que lo esté disfrutando”. Esperaba cuchillos, ¡pero no tantos!

¿Ha tenido acceso a notas y materiales inéditos para documentarse y hallar tanto el tono como nuevas ideas?

He podido acceder a su archivo completo, que está en la Biblioteca Bodleiana de Oxford. El material inédito, en el caso de recopilar algo sustancioso, se acabará publicando a su nombre, como ocurrió con Proyecto Silverview . A mí no me sirve para mi trabajo. Al final, lo que más útil me han resultado son los recuerdos. Conozco el fundamento de sus historias, no a través de lo que pueda haber dicho en sus apariciones públicas, sino desde la esfera privada.

Infancia entre espías

“Recuerdo a mi padre leer en voz alta a mi madre lo que escribía sobre Smiley”

¿Qué recuerda?

A mi padre leyendo en voz alta a mi madre lo que escribía sobre Smiley. También por aquella época me quedó marcada una cosa: la importancia de no dejarse influenciar. Cuando el actor Alec Guinness se convirtió en el genial Smiley de la BBC , complicó mucho la vida a mi padre, por lo bien que lo hacía. Tanto, que se le metió en la cabeza y le costó reconectar con el verdadero Smiley, el que él había creado y sobre el que tenía potestad para crear nuevas historias. Al final, lo logró poniéndolo a hacer cosas cotidianas: Smiley yendo de compras, o conociendo a un alguien que no es espía… reencontrarse con su esencia.

La novela está situada temporalmente entre las obras más emblemáticas de Smiley: El espía que surgió del frío y El topo. Una elección que no debe ser casual.

Hay un vacío entre esas dos novelas, un lapso de diez años en los que no sabemos qué pasa con Smiley y ahí encontré un lugar. Por un lado, en la cronología de Smiley, en El espía que surgió del frío , Karla, el gran enemigo del protagonista, todavía no existe. Y eso me daba pie a mí para introducirlo. Por otro, en los 60 suceden un montón de cosas: el apogeo de la Guerra Fría, la crisis de los misiles en Cuba, la primavera de Praga...

John le Carré, fotografiado en Hamburgo en el año 2017

John le Carré, fotografiado en Hamburgo en el año 2017 

Getty Images

En ese momento, la guerra nuclear entre las superpotencias empezó a verse posible. No sé si encuentra algún paralelismo con el presente.

Crecí con esa idea. Nunca me ha parecido imposible, pero lo que es evidente es que, hasta ahora, la gente siempre ha sido suficientemente consciente de cómo de absurdo es empezar una guerra nuclear. ¿Sigue siendo esa verdad fiable para el mundo de demagogos en el que vivimos? No. En general, estamos en manos de gente que no tiene ninguna conexión con la realidad y que dicen cosas sin sentido solo para que les aplaudan. A mí me aterra.

¿Qué de todo?

Que la Guerra Fría quedó atrás y, sin embargo, el mapa estratégico sigue siendo el mismo. En la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas soviéticas se abastecían desde Irán a través del Caspio, cruzando el Mar Negro hasta el frente. Ahora Rusia compra drones a Irán y los transporta a través del Caspio, por el Mar Negro hasta el frente. El mundo no cambia.

Estoy escribiendo un segundo libro de Smiley”

¿Por eso Smiley dice que se quiere retirar?

En los primeros capítulos llega a abandonar el Circus pero, como soy cruel, le di la paz para quitársela, aunque es normal que quiera dejar todo atrás: vivir con el concepto de vigilancia como lo hace un espía debe ser una presión retorcida en el alma.

¿Logrará su propósito o seguiremos sabiendo de él?

Solo puedo decir que estoy escribiendo un segundo libro de Smiley.

¿Volverán las mujeres a cobrar un protagonismo especial, como ocurre en esta última novela?

¿Lo dice por Susanna? Ella es una emigrante húngara y empleada de un hombre que ha desaparecido y cobra mucha fuerza en esta trama y quién sabe si en el futuro. Entiendo las críticas a mi padre en este sentido, de no darles la voz que merecen en sus libros. Pero, su relación con las mujeres no fue fácil. No lo justifico, pero hay que entender el contexto. Su madre lo abandonó cuando tenía cinco años y creció pensando que ellas se irían en un momento u otro de su vida. El tiempo le demostró que no necesariamente es así.

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