Smerz ★★★
Lugar y fecha: Razzmatazz 2 (4/XI/2025)
El dúo noruego integrado por Catharina Stoltenberg y Henriette Motzfeldt vino a presentar su segundo álbum Big city life, un delicado y a la vez aventurero trabajo que mezcla art pop, R&B alternativo y sonidos electrónicos. Su talento no nos extrañaría que fuese premiado apareciendo en las listas que se avecinan con lo mejor del año. Pero una cosa es el disco y otra distinta fue su directo, y eso que se presentaron reforzadas por una sección de ritmo, con batería y un bajista que también se turnaba a la guitarra rítmica.
Había expectación ya que las entradas hacía días que se habían agotado. No es nada extraño porque las dos cantantes, compositoras e instrumentistas han logrado una mágica pócima pop en estudio, mezclando sencillos fraseos de piano, cuerdas pregrabadas, sintetizadores y audios manipulados, en una música poco orgánica cuya mejor baza son las melodías y sus voces, siempre supeditadas a un halo de misterio e imaginación.
En cambio, en directo, ya desde la inicial But I do, se les notaban las costuras a sus preciosistas canciones. Y aunque en Imagine this potenciasen el latido funk del tema con una poderosa línea de bajo, el espectral acento hip-pop de la grabación se perdía convirtiéndola en algo más pedestre. El groove del tema titular quedó algo más preservado, sin renunciar al candor de las voces y su pianístico signo distintivo. Otro logro fue Feisty cuyo indolente estribillo, que va repitiendo “one, two, three, four, five, six, fix”, se pega cosa mala.
En la lánguida y nocturna Close se evaporó la marcialidad orquestal del disco para convertirse en algo lounge más mundano. Y a la deliciosa y etérea balada A thousand lies no le hacían ninguna falta los platillos de la batería. Llegados a Easy la contundente percusión deslució de nuevo al acento trip-pop del original. Alternando momentos de recogimiento, casi recitando a lo Laurie Anderson en Street style, con borbotones rítmicos en Roll the dice, llegamos al desenlace con Dreams, y su acento R&B autotuneado, y el gran éxito You got time and I got money, con violín incluido y lleno de deseo. Final feliz para un concierto que no llegaría a los cincuenta minutos y en el que no rescataron ni un tema de su primer disco, el también notable Believer, aunque quizás fuese mejor así si tenemos en cuenta que el actual directo contribuye a disipar su prestigio.

