Uno de los mayores milagros en la historia política de Estados Unidos se produjo este 4 de noviembre en Nueva York, la ciudad de referencia global.
Zohran Mamdani, socialista demócrata de 34 años recién cumplidos, ganó las elecciones a la alcaldía de la Gran Manzana, el más joven en lograrlo en más de un siglo, y se convirtió en el primer musulmán que alcanza la vara de mando de la ciudad que sufrió los atentados islamistas del 11-S del 2001 y la consiguiente islamofobia.
Esta carta racista ha resurgido durante esta disputa electoral pero no ha podido ensombrecer la energía de un movimiento capitalizado por los jóvenes, hartos de una ciudad cada vez más desigual e inhabitable para la gente corriente, que han arrastrado a muchos padres y adultos hacia un territorio inexplorado en el que la reclamación de la vivienda asequible ha resonado como el motor de la campaña.
Zohran Mamdani cerró su discurso de la victoria con la salida a escena de su padres y de su esposa para festejar una victoria histórica
Además de agitar los cimientos del Partido Demócrata, desorientado y desnortado, con una vieja guardia encallecida y casposa, la victoria de Mamdani supone otro revés en una noche trágica para el presidente Donald Trump solo un año después de los comicios que le devolvieron en enero a la Casa Blanca. El líder conservador, nacido en Nueva York, ha visto una vez más lo poco querido que es en su propia casa.
Sus continuas amenazas con dejar si fondos federales a la metrópoli, el acecho continuo a los inmigrantes y su último esfuerzo al dar su apoyo a Andrew Cuomo, el exgobernador demócrata que perdió las primarias ante Mamdani y que ha competido como independiente (un apoyo en detrimento del republicano Curtis Sliwa), no sirvieron más que para reforzar el voto por el que él llama “comunista” cuando no lo es.
“Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes y ahora estará liderada por un inmigrante”, proclamó el ganador con más de un 50% del voto
Lo que salió de las urnas es todo lo contrario a los intereses de Trump con su apelación al miedo y al autoritarismo. Solo faltó que otro de los odiados, Elon Musk, también terciara a favor de Cuomo. El resultado confirma que la política desarrollada por administración Trump y las injerencias en Nueva York no han hecho más que incentivar la participación para condenarlo. Por primera vez desde 1969, el número de votantes superó los dos millones.
Recibido en un local de Brooklyn por la multitud con gritos de “Zohran, Zohran”, Mamdani ofreció la victoria a los votantes, “este poder es vuestro” y la ciudad os pertenece”, sostuvo. “Esta ciudad seguirá siendo de inmigrantes y ahora estará liderada por un inmigrante”, proclamó. “Nueva York ha respondido a las amenazas, con voz clara ha dicho que la esperanza está viva”.
En sus palabras también mostró su desafío al presidente. “Si alguien puede mostrarle a una nación traicionada por Donald Trump cómo derrotarlo, esa es la ciudad que lo vio nacer”, indicó. “Si hay alguna manera de aterrorizar a un déspota, es desmantelando las condiciones que le permitieron acumular el poder”, continúo.
“Así que Donald Trump, como sé que estás viendo esto, tengo cuatro palabras para ti: “¡Sube el volumen”, ironizó.
Una y otra vez recalcó que su elección significa entrar en una nueva época en la que se escuchará a la gente trabajadora y se resolverá, pero también hizo un toque de atención al Partido Demócrata, donde no se escucha la voz de esos trabajadores.
Las encuestas no se equivocaron. Mamdani sacó casi nueve puntos de ventaja a Cuomo, que se ha caracterizado por su tono agrio y negativo. El ganador incluso estaba por encima del 50%. Aunque en esta ciudad solo se ha de superar a los otros contendientes sin necesidad de lograr una mayoría, traspasar ese listón del 50% se entendía como un aval a sus políticas progresistas sobre vivienda, transporte público gratuito, educación y cuidado de los niños, subvención a establecimientos de barrio y una mayor atención a los que tienen menos a partir de aumentar los impuestos a los ricos. Mamdani superó el millón de votos.
Afronta un reto, desde la presión que va a haber de Washington a la capacidad de cumplir todas esas promesas, de las que varias no dependen de él, sino del Estado de Nueva York o de organismos que tienen sus propias regulaciones. Sin embargo, la aprobación de algunas resoluciones llevadas a las urnas puede facilitar las iniciativas de congelar los alquileres de los pisos de protección o de construir más viviendas.
Nacido en Nueva York, Trump ha visto una vez más lo poco querido que es en su propia casa
Nacido en Kampala (Uganda), hijo de la celebrada cineasta Mira Nair y del prestigioso profesor universitario Mahmood Mamdani, el próximo alcalde se ha caracterizado por su estilo fresco, de gran dominio de las redes sociales, con vídeos muy creativos y, pese a apelar a los jóvenes, siempre trajeado y con corbata, una seña de identidad y un claro mensaje de que ser rompedor no equivale a vulgaridad.
Empezó la carrera con tan solo un 1% en las encuestas y ha ido creciendo haciendo mucha calle, tocando muchos timbres y mostrando optimismo. A su favor ha jugado un cambio demográfico en la ciudad, más de 100.000 personas se registraron como votantes en los últimos meses, mientras que su defensa de Palestina y su rechazo al gobierno israelí de Benjamin Netanhayu tampoco le ha condenado.
Manipulando los términos y acusándolo de antisemita, que se ha hartado de negarlo como en su discurso de la victoria, esas acusaciones no le han pasado factura en buena medida por el hartazgo que provoca, sobre todo en los jóvenes, la sumisión al lobby judío. A medida que el ejército israelí iban matando palestinos y cerraba las vías para que llegaran alimentos a Gaza, cada vez se extendía más el descontento entre los demócratas por la incapacidad de enfrentarse a Netanyahu.
Cuomo, que por lo general cae mal, ha fallado en todas sus cartas, desde cortejar a Trump a despreciar a Mamdani por su fe, su juventud y su supuesta inexperiencia. El exgobernador ha cargado mucho en este aspecto, despreciando incluso al rival, miembro de la asamblea del Estado, diciendo que nunca había trabajado.
Esto se le ha girado a la contra y sus críticos no han dejado de recordar que Cuomo salió por la puerta trasera de Albany, con varias acusaciones por acoso sexual, y con un balance de logros más que cuestionable. Mamdani llegó a burlarse en uno de los debates sugiriendo que con esa experiencia, mejor no tener ninguna. Al exgobernador tampoco le ha ayudado el abrazo con el actual alcalde, Eric Adams, totalmente desprestigiado por su gestión y las acusaciones de corrupción de las que solo le salvó Trump.
Después de más de hora y media de que se confirma su derrota, Cuomo compareció para conceder la victoria. “Felicitaciones a Zohran Mamdani”, dejó caer poco antes de acabar su intervención desde un establecimiento del medio Manhattan. “No, no, no, esto no es correcto, no es lo que somos nosotros”, replicó al escuchar el abucheo que suscitó al citar el nombre de su oponente.
“Hoy es su noche y empezará la transición hacia su gobierno y vamos a ayudar porque necesitamos que el gobierno de nuestra Nueva York funcione”, insistió.
Previamente apeló a la unidad con un discurso divisivo y provocador, tras una campaña divisiva y empañada por las acusaciones de islamofobia. “No toleraremos ninguna conducta que encienda las llamas del antisemitismo”, reiteró tras haberse hartado de acusar a Mamdani de antisemita,
En su rabieta y desde la impotencia, Cuomo prosiguió con su confrontación, amparándose en que el 42% de los neoyorquinos le votaron. “Esta campaña es una lucha justa que había que librar y estoy orgulloso de lo que hemos hecho y logrado. Esta campaña tenía como objetivo cuestionar las filosofías que están dando forma al Partido Demócrata, al futuro de esta ciudad y de este país”, recalcó. Y aún añadió que debían “agitar la bandera porque vamos por un camino peligroso”.
No hizo referencia alguna a Trump, que si estuvo presente en el otro bando. “No vamos a ser intimidados y vamos a luchar por las familias trabajadoras, a defender los inmigrantes, la diversidad y que los vecinos no se vean desplazados de esta ciudad”, señaló la legisladora Alexandría Ocasio-Cortez en la fiesta de la victoria.
“Trump nació en Nueva York y sabe que si te metes con Nueva York, te metes con todo el país. Esta no es una ciudad que se quede de brazos cruzados”, sostuvo Ocasio frente las amenazas de la Casa Blanca.
Mamdani, antes de despedirse con su gesto habitual de la mano al corazón, y de que su esposa, Rama Duwaji, y sus padres salieran a escena, el alcalde electo certificó quien es él.
“Soy joven, a pesar de mis mejores esfuerzos por hacerme mayor, soy musulmán, soy un socialista demócrata y, lo más grave de todo, me niego a disculparme por nada de esto”. Empieza otra época en Nueva York.

