Un dibujo de Elon Musk haciendo el saludo nazi. O algo que lo recuerda mucho, pues él asegura no haber hecho jamás tal cosa. En todo caso, la imagen que ilustra la nueva novela gráfica de Darryl Cunningham recuerda el polémico gesto que a principios de 2025 hizo el dueño de SpaceX y Tesla después de que Donald Trump anunciara sus planes de enviar el hombre a Marte. Por supuesto, la elección no es baladí y, según el artista, es el mejor avance para que el lector sepa lo que hallará en Elon Musk. Retrato de un oligarca (Planeta Cómic). “Todos nos hemos interesado más en figuras como él a medida que su influencia en nuestras vidas ha aumentado”, reflexiona a La Vanguardia.
Si uno va a la librería, es muy posible que junto al volumen encuentre otro que Cunningham publicó con Astiberri en 2022: La Rusia de Putin. El ascenso de un dictador. Esta vez, es el líder ruso cogiendo con las manos el planeta Tierra el que ocupa la portada. Para sorpresa de nadie, junto a estos dos ejemplares, en al menos cuatro librerías de Barcelona, reposa lo último de Keum Suk Gendry-Kim, que, por el título, no es difícil imaginar la ilustración de la tapa: Mi amigo Kim Jong-Un (Reservoir Books). En efecto, la cara del dictador norcoreano es protagonista esta vez, algo que, según su autora, “me ha traído muchos problemas y mensajes de odio en Corea del Sur, lo que demuestra que todavía no está preparada para esta conversación.
Elon Musk y su motosierra
Por si alguien se lo preguntaba, sí, también Donald Trump tiene sus propias viñetas en la editorial Fandogamia, firmadas por Pablo Ríos en dos tomos: Más presidente Trump y Dios perdone a América; y, años antes, en 2019, hizo un retrato de Santiago Abascal en El evangelio según Abascal (Sapristi), coincidiendo con el inicio del auge de la extrema derecha. “Quién sabe si me embarco más adelante en uno de Milei o puede que de Meloni”.
La misma editorial cuenta con Ser fascista está mal, un cuaderno de actividades creado por Don Julio y que ya va por su tercera edición que surge como complemento de su exitosa serie Deshechos históricos. En la portada no es difícil imaginar que esta vez es Hitler la estrella. “Siempre habíamos dado por sobreentendido que el fascismo era algo que estaba mal, y no entraba en mi cabeza que hubiera gente en el siglo XXI que no entendiera eso”, confiesa el artista, que vio en esta dualidad el motor para lanzar su proyecto.
Donald Trump, protagonista de las novelas gráficas de Pablo Ríos
Para Richard Overy, el gran historiador europeo de las guerras mundiales, que estos libros coincidan en espacio-tiempo no es una casualidad, y recuerda que la revolución no es únicamente comiquera, sino literaria en general, pues son muchos los volúmenes –desde ensayos hasta ficción, pasando por tomos filosóficos y hasta con toques de humor– que retratan en esta y la anterior rentrée literaria algunos perfiles autoritarios de pasado y presente para advertir lo que nos viene encima. Conversa sobre ello por videollamada con este diario y, paralelamente, expone en su nuevo ensayo, ¿Por qué la guerra? (Tusquets) las causas que se ocultan tras uno de los fenómenos presentes en todos los tiempos y en todas las sociedades humanas: las batallas bélicas, y lo que se desprenden de ellas antes y después de que sucedan.
En Auge y caída del conejo Bam (Anagrama), Andrés Barba tira por la fábula, como hizo en su día George Orwell en Rebelión en la granja (1945), para exponer nuestras más peligrosas inclinaciones contemporáneas, como el populismo, la posverdad o la manipulación social. El narrador de la novela es Copito, fiel compañero de Bam, que repasa los hechos que dieron pie a la leyenda del conejo más importante de la Gran Madriguera, quien se esfuerza por separar el mito de la realidad. La novela se complementa bien con otra que acaba de publicar el mismo sello, Manía, en la que Lionel Shriver apunta su mirada satírica al pensamiento gregario y la vigilancia ideológica en un mundo ficticio que proclama la igualdad intelectual absoluta.
Viñeta de 'La Rusia de Putin'
En La era de la crueldad (Siglo XXI), Fernando Pittaro y Martín Szulman arman un discurso político contra la política con el objetivo de desmitificar lo que muchos califican de sentido común. “Es un diagnóstico de las narrativas políticas actuales, atravesadas por la crueldad, una palabra que en Argentina tenemos presente desde hace años y ahora más con Milei. El libro nació ante la evidencia de que estamos ante un nuevo tablero de juego político que conviene analizar”, apunta Szulman.
En la misma línea está Giuliano da Empoli, quien en La hora de los depredadores (Seix Barral) advierte que la aparente estabilidad de las últimas décadas ha quedado atrás y abre paso a un mundo en el que se han desdibujado todas las reglas, donde se vuelven a imponer decisiones de manera despiadada y la IA campa sus anchas. “Cuando se produce un cambio de paradigma, todos aquellos que crecieron en la era anterior tienen dificultades para adaptarse a la nueva. Por esta razón, hoy en día vemos tanto al demócrata como a Trump, o al europeo, que intentan contrarrestar a Trump y otros líderes similares con métodos antiguos, tratando de llevarlos de vuelta a categorías que ellos mismos comprenden, reduciendo su ofensiva, lo cual, en mi opinión, favorece un verdadero régimen”, analiza por teléfono.
El periodista Francesc-Marc Álvaro también cuenta con un título que sirve de advertencia basándose en el pasado: El franquisme en temps de Trump (Pòrtic). El ensayo, que llega a las librerías 50 años después de la muerte de Franco, se centra en cómo los neofranquistas presentan el pasado más oscuro como una sociedad ideal que conviene recuperar.
Kim Jong-Un, una biografía en cómic
Del periodismo al humor: poner freno a los extremos
El periodismo siempre está atento a lo que ocurre en el mundo y lo hace con especial énfasis si los tiempos son convulsos. La reportera Patricia Simón, especializada en conflictos, lo sabe bien y muestra en Narrar el abismo (Debate) cómo el lenguaje, la indiferencia y la impunidad están moldeando un presente en el que el periodismo debe elegir: ser altavoz del poder o herramienta de memoria, justicia y paz. “Los medios servimos de correa de transmisión de los líderes ultra sin darnos cuenta. Por eso me parecía importante ahondar en cómo ponemos palabras a los hechos”. Una advertencia que ya hizo la periodista y Nobel de la Paz Maria Ressa en Cómo luchar contra un dictador (Península).
Por contrario que parezca, desde el terreno del humor también se lucha por navegar en esa misma dirección. Un ejemplo de ello se encuentra en Stewart Reynolds, más conocido en redes como Brittlestar, que se une a esta rentrée con una guía mordaz y felina contra el autoritarismo en Gatos contra el fascismo (Plaza & Janés). “A través de la comedia se puede hablar de forma no combativa de temas que suelen resultar incómodas. Los gatos son unos cretinos y pensé que sería gracioso ver cómo se las arreglarían con los fascistas”, explica en su Instagram.

