Laurie Anderson ★★★★★
Lugar y fecha: L’Auditori (sala 1) (10/XI/2025)
Laurie Anderson presentó en el Festival de Jazz de Barcelona X², una suerte de ceremonia-espectáculo donde canciones, spoken word, discurso de frecuente sesgo éticopolítico (con una esperanzada mención al nuevo alcalde de Nueva York incluida) y vídeo confirmaron un paisaje de puro arte grande. A sus espléndidos 78 años, nuestra protagonista (voz, violín, teclado) ofició arropada por Sexmob, septeto surgido del templo de la vanguardia neoyorquina, la Knitting Factory.
Más que un concierto al uso, desplegó una suite donde los diferentes elementos y estrategias se encadenaban en un todo único. También con pequeños homenajes a figuras como John Cage, William S. Burroughs, Gertrude Stein, Pema Chödrön, Allen Ginsberg y otros dioses mayores como Hal Willner, a quien dedicó el recital. En el único bis, y con la banda de fondo, realizó con el público una pequeña sesión de tai-chi. Broche simpático para una propuesta en la que hubo lugar asimismo para versiones de un buen puñado de referentes (Arthur Russell, Bob Dylan y, claro, un par de quien fuera su marido, Lou Reed), siempre en coordenada deconstruida. En este capítulo, y por citar solo dos, excelieron su relectura del A hard rain’s a-gonna fall dylaniano inspirada en el Kronos Quartet, y una espiritual, profunda Junior dad, jugando con la voz pregrabada de Reed, que en su día publicó este tema con Metallica.
Laurie Anderson y SexMob en L'Auditori por el Festival de Jazz de Barcelona
Muy al principio, e inmediatamente después de Big science, puntuó alto con la construcción de Language is a virus, que arrancó vía recitados con fondo catedralicio para, una vez elevado el tema, discurrir por brisas funkoides. Del crescendo sereno de Coolsville y el abismal episodio de Volcanoes on Mars, pasamos al sofisticado slow-reggae de Bodies in motion. La tribal Drum suite donde manejó una singular chaqueta percusiva, o el aparentemente extraño hillbilly con picante antillano de It’s not the bullet that kills you, it’s the hole, reforzaron entre otras muestras el subyugante marchamo de una comparecencia que recordaremos largo tiempo con la mejor sonrisa.


