Charlotte Rampling protagoniza 'L'ancre', un film que aborda la psicosis huyendo del thriller

Festival L'Alternativa

La reconocida actriz asume el único papel de una película, dirigida por la cineasta Jen Debauche, que expone el testimonio y la lucha de tres pacientes para superar esta enfermedad mental

El largometraje se proyecta este viernes por la tarde en el CCCB en el marco del festival L'Alternativa

Charlotte Rampling, en su papel de psicoterapeuta

Charlotte Rampling, en su papel de psicoterapeuta

L'ancre

La psicosis es una suerte de tormenta por la cual no hay más remedio que navegar hasta que se calmen las aguas. Es algo más que un mero apuro. Es un viaje sin destino fijo con desagradables paradas obligatorias de las que se sale si hay una debida atención. Y explicarlo luego forma parte de la terapia. Esta es la premisa de L'ancre (El ancla), un film experimental dirigido por Jen Debauche, en el que se da forma y cuenta de los testimonios de tres personas que la padecieron. La película tiene una particularidad: es de los pocos ejercicios cinematográficos que aborda la psicosis huyendo de los géneros del thriller o del terror. Y lo hace con un único papel reservado. Lo asumió una estrella internacional, un lujo: Charlotte Rampling (Essex, Inglaterra, 1946). 

L'ancre se ha proyectado este jueves en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), y repetirá pase este viernes por la tarde en el marco del festival de cine L'Alternativa. Está rodada por la propia Debauche en blanco y negro, en formato cuadrado y en película de 16 mm. En el film aparece una sola cara: la de una psicoterapeuta (Charlotte Rampling) que, abordo de barco Antigua y mientras viaja por el Círculo Ártico, recupera unas cintas de casete de tres pacientes que padecieron trastornos psicóticos: Aylin, Gilles y Bruno. 

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La directora de 'L'ancre', Jen Debauche

Nacho Vera / Propias

Habrá un cuarto testimonio sobre esta enfermedad: el de la propia psicoanalizadora. “Todos estamos predispuestos a sufrir psicosis, depresiones o a algo muy difícil de soportar”, subraya Rampling en encuentro con periodistas en el hotel Reding de Barcelona.

“Me gusta el riesgo”, asegura la actriz cuando se le pregunta qué la empujó a aceptar el papel. No es para menos. Vivió años atormentada por el suicidio de su hermana. “El film era algo que me intrigaba mucho. Así que quería saber más y más. Y ahí estaba ella [Debauche], enviándome cosas... Estuve leyendo, siguiendo su viaje, hasta que me dije que quizás podíamos  empezar a hacer algo juntos”, admite Rampling, para luego asegurar que se guía por sus deseos, su curiosidad y por todo aquello del cual pueda extraer un aprendizaje. “Tal vez no sea una gran aventurera, pero sí me gusta aventurarme en la creación”, remata.

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Se arriesgó y le salió bien, porque en su estreno oficial, en la edición del año pasado del Doclisboa, L'ancre se llevó ex aequo el premio Competición Internacional y el premio Revelación. A Rampling, pese a su dilatada carrera con películas como El portero de noche, La piscina, 45 años o  Bajo la arena, le faltaba asumir un papel tan distinto como el de la psicoterapeuta, en una película tan inclasificable como la de Debauche.

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Rampling, durante el encuentro con los periodistas en Barcelona. 

Nacho Vera / Propias

Tal vez no sea una gran aventurera, pero sí me gusta aventurarme en la creación”

Charlotte RamplingActriz

Las historias parten de testimonios y situaciones reales que se mezclan con algo de ficción para abordar con profundidad la psicosis. Debauche explica que trata sobre esta enfermedad huyendo del género del terror y del thriller. Tampoco es, dice, una película sobre psicópatas o sobre el encierro que viven los tres testimonios. “Lo que hoy en día llamamos psicópata no es un enfermo mental, sino alguien peligroso”, aclara Debauche. “Las personas que realmente han sufrido psicosis no son necesariamente psicópatas. Para mí era muy importante poner las cosas en su sitio, evitar que se estigmatice”, añade.

¿Todo esto hace de L'ancre un documental? “Es una película que no encaja muy bien en ningún molde. Es, ante todo, una película que convierte en ficción unos archivos documentales”, matiza la directora.

Acaban de componer los 60 minutos de film una sucesión de planos que rozan lo estático de hielo, de imágenes bajo el agua, del barco por todos sus costados, de montañas a lo lejos... De sitios inhóspitos.  Una sucesión, de hecho, de fobias de la propia directora. “El frío y el agua. Esas son mis dos mayores miedos”, confiesa Debauche. Todo trabajado y editado con un sonido ambiente algo inquietante, fruto de la creatividad de la directora y su colaborador de confianza Sebastien Demeffe.

Todas esas voces son también un poco mi voz; me gustó lo que decía [Bruno] y pienso como él”

Jen DebaucheDirectora de cine

La película también le sirve a la directora para dar otras pinceladas. Por ejemplo, una crítica al modo de vivir en Occidente. La refleja a través de Bruno, que en los dos meses que estuvo en la India, se dio cuenta de que allí todo sucedía en la calle, a la vista de todo el mundo. Incluso la muerte. Mientras que el modo de vida occidental es de puertas adentro. Debauche fue quien seleccionó los fragmentos de las tres grabaciones de los tres testimonio. Y este ejercicio lleva implícito que asume algunos de sus pensamientos: “Todas esas voces son también un poco mi voz; me gustó lo que decía [Bruno] y pienso como él”.

Es el segundo largometraje de Debauche. Debutó en esta categoría en el 2015 con L’œil du cyclope. En ese film, la directora evocó el cine de sombras chinescas siguiendo a un único personaje a través de varios escenarios naturales. En L'ancre el viaje es mental y más complicado. Es un viaje abordo de un barco metáfora del trayecto bajo tormenta que emprende cualquiera que padece episodios psicóticos, y que Debauche invita a no permitir que se hunda.  

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