Santiago Auserón ★★★★✩
Lugar y fecha: El Molino (22/XI/2025)
El venerable Santiago Auserón, 71 años ya, es un icono de la música española y también filósofo y escritor que en su labor de ensayista ha publicado Arte sonora. En las fuentes del pensamiento heleno, un libro en el que indaga en los vínculos entre la música y la filosofía en la Grecia antigua. De ahí resulta lógico que los dos últimos años se los haya pasado investigando en la actual música popular del país que creó la democracia. El resultado es el disco Nerantzi junto a Theodoros Karellas, guitarrista y cantante ateniense, y Vaggelis Tzeretas, virtuoso de buzuki originario de Samos.
Los tres lo presentaron en El Molino, que agotó las entradas para los dos pases. El interés despertado se vio colmado con creces ya que Auserón, además de ejercer de cantante y anfitrión, hizo de cicerone de la música, la cultura y la historia de una Grecia que es núcleo y origen de la civilización. Combinando las maneras del erudito con un jocoso sentido del humor, ya desde la presentación del instrumental Stou Othona ta chronia, cuyo título hace alusión a Otón I de Grecia, el primer rey del país… de origen alemán. Entraron en materia con varias canciones de los dos músicos, traducidas al castellano por Auserón y cantadas con un tono algo histriónico. Pronto apareció Mikis Theodorakis con la recreación dramática y poética de su Fedra.
Entraron en materia con varias canciones de los dos músicos, traducidas al castellano por Auserón y cantadas con un tono algo histriónico
La inmersión en el doliente e intenso rebético se inició con Sinesfiasmeni kyriaki (Domingo nublado), entonada de manera bilingüe, para a continuación rescatar al gran Márkos Vamvakáris y el aire de taberna de Tus pestañas centellean, con una rotunda prestación del buzuki. La hibridación de las culturas turca y griega siguió con El barquero, en la que Auserón hizo gala de sus mejores recursos vocales.
Santiago Auserón durante la presentación del disco 'Nerantzi'
Luego se les sumó la malagueña Anni B Sweet, primero para improvisar en la melancólica y evocadora La espera y luego realzando de manera decisiva Alborada en tono menor, una balada clásica del rebético. Por no hablar de Misirlou, que antes de éxito surf rock fue una lenta, arrebatada y preciosa canción grabada hace un siglo por Tetos Demetriades. Igual de ilustrativa fue la introducción a Si recordaras mi sueño, versión de una melodía cinemática de Theodorakis que primero se convirtió, con otra letra, en el gran éxito de Gloria Lasso Luna de miel.
Para el bis se reservó la única canción propia, un Nerantzi (Naranjo amargo) que rezuma tristeza infinita y es a la vez un “fragante hechizo” que le sirvió para recordarnos que la palabra filoxenia significaba en el griego antiguo hospitalidad hacia el forastero, algo que conviene saber en tiempos de xenofobia exacerbada. Y aunque se dejaran en el tintero la drogadicta Irenita lo compensaron con la exultante Ta pediá tou Pireá (Los niños de El Pireo), en homenaje a Melina Mercouri, para completar un sentido elogio a lo griego.
