Urtasun habla de “perdón” ante el embajador de México en el Museo Arqueológico Nacional

Ministerio de Cultura

El ministro inaugura la cuarta exposición del proyecto 'La mitad del mundo. La mujer en el México indígena'

El ministro de Cultura, Ernert Urtasun, durante una rueda de prensa tras su reunión en el Palacio de los Condes de Luna, a 26 de noviembre de 2025, en León, Castilla y León (España). El Teatro Emperador lleva casi dos décadas cerrado y degradado, convirtiéndose en un símbolo de abandono en pleno centro de León. Urtasun propone un plan de rescate en el que el Gobierno asume íntegramente la rehabilitación mediante fondos del 2% cultural para reabrirlo como gran espacio cultural de la ciudad.

El ministro de Cultura, Ernert Urtasun, en una imagen reciente 

Fernando Otero / Europa Press

“No hay que tener miedo a las palabras que nos unen”, ha afirmado el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en presencia del embajador de México, Quirino Ordaz Coppel, en la inauguración de la muestra La mitad del mundo. La mujer en el México indígena, en el Museo Arqueológico Nacional. 

Y por si había alguna duda sobre qué quería decir con ello en un momento en el que las autoridades mexicanas demandan de las españolas una petición formal de perdón a los pueblos indígenas por las atrocidades de la conquista iniciada en 1492, Urtasun ha añadido esta palabra, “perdón”, a las de “encuentro”, “fraternidad” y “diálogo”, un “campo semántico cultural”, ha señalado el político de Sumar, que se muestra especialmente “fértil” para los cambios y las transformaciones en marcha. 

No en vano la exposición que se inaugura hoy en el Museo Arqueológico Nacional se suma a las que se pueden ver desde el pasado 31 de octubre en otras tres instituciones culturales de la capital de España como son el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, la Casa de México y el Instituto Cervantes. Todas ellas bajo los auspicios del año de la Mujer Indígena declarado este 2025 por la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. 

Tanto Urtasun como el embajador mexicano en Madrid han celebrado la colaboración entre sus respectivos países en este “proyecto común”, que, en el caso del Arqueológico, ha permitido exhibir casi 250 piezas procedentes de varios museos de México, algunas de ellas nunca vistas fuera de América.

“La diplomacia cultural es un sustrato que permite reforzar también los vínculos políticos entre países”, ha afirmado el ministro, que ha recordado su condición de diplomático de carrera para reivindicar que durante su gestión se hayan situado los derechos culturales como eje, razón por la cual el Ministerio de Cultura ya ha emprendido la descolonización del Museo de América y el Museo Nacional de Antropología.  

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“Esta exposición sitúa en el centro de la conversación dos aspectos de singular trascendencia: las culturas originarias y el papel de las mujeres en las comunidades indígenas de México”, ha señalado Urtasun en su discurso. “No nos extrañará que en sistemas políticos y sociales basados en relaciones de poder hayan sido, precisamente, las mujeres frente a los hombres y las comunidades indígenas frente a otras culturas dominantes o hegemónicas quienes hayan visto su voz opacada, desoída o incluso silenciada durante siglos”, ha reflexionado.

Una muestra sobre el ámbito humano

En este sentido, la exposición del Museo Arqueológico Nacional, según ha descrito la doctora Adriana Velázquez, asesora académica de la muestra que ha ejercido de guía debido a la ausencia por enfermedad de la comisaria, Karina Romero, reúne un conjunto de piezas procedentes de una decena de culturas prehispánicas de México que permiten un acercamiento a dos ámbitos con destacada presencia femenina en las civilizaciones originarias de América, la vida doméstica y el linaje y el poder.

La exposición se abre con una escultura de la diosa madre representada como Citlalicue o “señora de la falda de estrellas” y acaba con un huipil (enredo o falda) atribuido a la Malinche (de forma espuria, porque data del siglo XVIII), la mujer que contribuyó a la victoria de Hernán Cortés en Tenochtitlán, una “indígena excepcional” que, tras haber sido denostada como traidora durante un largo tiempo por la historia popular, en la actualidad se la reclama como “símbolo de resistencia”.  

Además de estas piezas, el visitante podrá ver una larga muestra de esculturas, objetos domésticos o materiales textiles y ornamentales que representan la doble vertiente de la mujer indígena mexicana, que, además de la vida en el hogar, también desempeñó funciones de poder: “Son ellas las guardianas de las costumbres y los rituales, de las memorias, los saberes y las permanencias. Centinelas de lo que existe, al mismo tiempo son las posibilitadoras de lo mágico que convierten en algo concreto. Por eso son el terreno fecundo donde lo divino se hace real y perceptible”, se lee en uno de los paneles que abren el recorrido. 

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