De las bodas y bautizos a Tik Tok, 100 años de cine doméstico en CaixaForum

Exposición

Una exposición reivindica un género que constituye un archivo visual de nuestra memoria colectiva

Una visitant a l'exposició sobre el cinema domèstic al CaixaForum

Imagen de '[REC]ords. La vida a través del cine doméstico' 

Sara Soteras / ACN

La boda de los primos, una mañana de Reyes en casa de los abuelos, las primeras vacaciones en Benidorm o una excursión a la nieve... Quien más quien menos conserva en su casa –o semienterradas en un trastero– películas familiares grabadas en Super 8 o VHS, a las que damos un valor sentimental por lo que tienen de fragmentos de nuestra propia memoria, pero en las que nunca pensaríamos en términos cinematográficos. Menos aún hoy en día, cuando el uso masivo de los móviles ha hecho posible que cualquiera pueda convertirse en videógrafo.

“Pero aunque realizados de una manera personal o no profesional, su acumulación nos da una información sobre prácticas y hábitos sociales que de otra manera no tendríamos, porque no existen registros”, señala la investigadora Núria F. Rius, que junto al catedrático de la Universidad de Navarra Efrén Cuevas es comisaria de [REC]ords. La vida a través del cine doméstico , una exposición impulsada por CaixaForum que llega a Barcelona tras su presentación en Zaragoza y Valencia.

En la actualidad, el objetivo ya no es preservar un recuerdo, sino compartirlo en redes

Para Cuevas, no hay duda de que, como ocurre con otros cines etiquetados bajo el paraguas de “no profesional”, esto es, aquellos que se realizan al margen de la industria (el amateur, el militante o el educativo), el cine doméstico tiene un enorme valor patrimonial, no solo por lo que tiene de archivo visual, sino sobre todo porque son “registros diferentes, complementarios y a veces mucho más interesantes que los profesionales porque van a contracorriente del cine dominante”.

Imagen de recurso de la exposición

Imagen de recurso de la exposición “Recuerdos. La vida a través del cine doméstico” 

No disponible

La muestra analiza desde la evolución de la tecnología –los primeros tomavistas, pequeños y de fácil manejo, aparecieron en 1922– hasta las razones por las que nos filmamos, y en cada ciudad donde se presenta se proyectan imágenes específicas de cada territorio para lograr una mayor conexión emocional con el público. 

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En torno a una sala central en cuya pantalla panorámica se suceden escenas protagonizadas por familias anónimas con las que todos podemos identificarnos, Rius y Cuevas revisan los temas más frecuentes (celebraciones familiares, viajes, vacaciones...), las actitudes detrás y delante la cámaras, los errores (el desenfocado, la cámara que se queda prendida y continúa grabando sin objetivo o cae en manos de un niño). “Son errores si lo comparamos con el cine profesional, pero son los rangos propios del cine doméstico”, precisa Cuevas, para quien lo que lo distingue del resto de cines es que es el único en el que “quien los filma, o sea, el autor, los protagonistas o filmados, y la audiencia coinciden”.

Una de las secciones de la exposición

Una de las secciones de la exposición 

Fundación La Caixa

Los comisarios dejan también constancia de un fenómeno más o menos reciente, la reutilización del cine doméstico por parte de cineastas contemporáneos y exploran en qué se ha convertido hoy tras la irrupción de los teléfonos inteligentes. Los temas, concluyen, vienen a ser los mismos pero el objetivo ya no es preservar un recuerdo sino compartirlo a través de Instagram o Tik Tok.

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