Los trabajadores del Louvre irán a la huelga a partir del 15 de diciembre. Un día después de saberse que a finales de noviembre el mal estado de unas cañerías dañara por inundación cientos de libros antiguos, los trabajadores del museo francés han dicho basta y han anunciado una huelga para ese día –y prorrogable– para protestar por sus condiciones de trabajo, la seguridad del centro y el aumento de precio a los visitantes de fuera de la UE.
En una carta remitida a la ministra de Cultura, Rachida Dati, los sindicatos CFDT, la CGT y Sud le advierten de que tienen “la sensación de ser el último bastión antes del colapso”, tras las deficiencias detectadas las últimas semanas. Los sindicatos alegan que “el robo del 19 de octubre ha puesto de manifiesto las carencias en las prioridades que hacía tiempo que se habían notificado”, y exigen que se modifiquen “los proyectos de la dirección para dar prioridad a los futuros trabajos concentrando recursos humanos y financieros en las emergencias”. El personal del museo recuerda que muchos espacios del museo se cierran “por la falta de personal como por problemas técnicos y el deterioro observado en el edificio”, de modo que “el público tiene un acceso limitado a las obras y se obstaculiza la circulación”, convirtiendo la visita al museo “en una auténtica carrera de obstáculos”.
Los sindicatos exigen “con carácter de urgencia la creación de puestos de trabajo de recepción y vigilancia”, que el representante de la CGT, Christian Galani, cifró en 200 puestos, que son los que se han perdido desde el 2014. Además, los sindicatos denuncian un “deterioro del diálogo social”, y por eso quieren que sus reivindicaciones sean examinadas directamente por la ministra de Cultura y no por el museo que dirige Laurence des Cars. Tras el preaviso de huelga, decidida “por unanimidad” este mismo lunes en una asamblea general que ha reunido a unos 200 trabajadores, el ministerio tiene cinco días para recibir a los sindicatos.
El anuncio de la convocatoria llega un día después de que se supiera que el pasado 27 de noviembre resultaron dañados varios cientos de libros antiguos por una inundación causada por la avería de unas tuberías sobre las que se conocía su estado vetusto en la biblioteca de antigüedades. El 17 de noviembre, el museo cerró un espacio de oficinas y, por precaución, una galería de antigüedades griegas que se encuentra debajo, tras haber detectado problemas de fragilidad en algunas de las vigas de esa zona del complejo.
Pero lo que ha causado más polémica en las últimas semanas es el espectacular robo del que fue víctima el 19 de octubre, en el que un grupo de ladrones que accedieron con un montacargas móvil a la galería de Apolo en pleno día se llevaron joyas de la corona de Francia. Los cuatro miembros del comando han sido detenidos, pero las joyas no han podido ser recuperadas. El próximo miércoles en el Senado se presentarán las conclusiones de la investigación administrativa que se puso en marcha para aclarar lo ocurrido y los posibles fallos en la seguridad.


